Archivan la muerte de Déborah Fernández al no encontrar pruebas contra su expareja
La viguesa murió hace 22 años. La familia denuncia negligencias en la instrucción, por la que han pasado tres fiscales y hasta siete jueces
![El exnovio de la fallecida, a su llegada a los juzgados](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/14/deborah-RHs2Ed49GOdzyK2fJuzPfzK-1200x840@diario_abc.jpg)
Veintidós años después de que el cadáver de la viguesa Déborah Fernández apareciese en una cuneta, la magistrada del juzgado de instrucción número 2 de Tui (Pontevedra) acordó el sobreseimiento y archivo provisional del procedimiento. No encuentra, asegura el auto dado a conocer este viernes, indicios suficientes contra el único investigado en la causa, el exnovio de la fallecida y única persona señalada por el crimen en dos décadas, Pablo P.S.L. Justificando su decisión, en el auto notificado a las partes la jueza expone que el acervo probatorio recabado contra el investigado «no es suficiente para hacer una imputación verosímil de un hecho delictivo concreto», a los efectos de incoar el procedimiento ante el Tribunal del Jurado, y concluye que «no constan indicios plurales y contundentes» para dicha imputación.
Según expone en su resolución el juzgado, «ni los testimonios recabados, ni la práctica de la exhumación del cuerpo de la víctima, ni la inspección de un arcón congelador propiedad en su día del investigado», arrojaron «ningún resultado positivo para la investigación», como tampoco lo hizo el análisis del móvil utilizado por la víctima que fue encontrado en dependencias policiales —apareció casualmente con motivo de unas obras en una comisaría madrileña, 16 años después de haber sido entregado por la familia y sin tarjeta SIM—.
El análisis de ADN también confirmó que los restos de semen hallados en la vagina de la chica, así como en un pañuelo y un preservativo depositados al lado de su cuerpo, y un pelo que fue recogido en el levantamiento del cadáver, no se corresponden con la muestra recogida a Pablo P.P.S.L. Los resultados no sorprenden a la luz de que la hipótesis defendida por la acusación habla de que Déborah apareció en una escena planificada para despistar a los investigadores. Con el cuerpo lavado y cubierto estratégicamente por unas hojas, la familia tiene claro que alguien introdujo el semen para desviar la atención. Pero para la jueza, «no bastan meras afirmaciones de sospecha», por lo que no muestras dudas al sostener que «ningún indicio hay de que el investigado y la víctima se vieran esa noche, ni del lugar de la muerte, ni aparece vestigio alguno del investigado en el cuerpo de la víctima o en el lugar donde este se encuentra».
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En contra de la tesis defendida por la familia, que sostiene que hay versiones contradictorias sobre lo que el exnovio hizo la tarde-noche de la desaparición de la joven, la magistrada resalta que el investigado «explicó qué hizo esa noche y no se ha logrado evidenciar que fuera falso», y añade que «sus contradicciones y rectificaciones afectan a aspectos accesorios de su testimonio, pero no permiten afirmar, ni tan siquiera indiciariamente, que él estuvo con la víctima la noche de la desaparición y que además la mató, dejando su cuerpo en una cuneta». Con una investigación «negligente» por la que han pasado más de medio centenar de agentes, tres fiscales y hasta siete jueces, la acusación siempre ha reprochado el «tiempo perdido» en las pesquisas por la muerte. Su presión logró que el cuerpo fuese exhumado en 2021, momento en el que se hallaron restos de ADN bajo las uñas que habían pasado desapercibidos en la autopsia inicial. La familia insiste en que no tirarán la toalla.
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