Crónicas atlánticas
La nueva reconversión
La transición ecológica en la que estamos metidos ahora va a traer una Galicia mucho mejor que la que dejamos atrás
A finales de los 80 abrió en el barrio de Caranza, en Ferrol, el bar 'A Reconversión'. Al frente un antiguo obrero del naval que se había quedado sin trabajo, y como clientes sus antiguos compañeros, que se habían prejubilado con cincuenta y tantos años ... y que pasaban el día entre paseos, ribeiros y partidos de fútbol sala.
Así se hizo la reconversión. Dinero para los afectados, promesas de reindustrialización e hijos y nietos emigrando.
«Felipe, Guerra, Astano non se cerra», gritaban los sindicalistas en el 83. Cuarenta años después el astillero fabrica soportes para la eólica marina y la ciudad de Ferrol ha perdido más de 30.000 habitantes.
¿Hubo reconversión? Sí, pero tan lenta que dejó en la estacada a toda una generación e hipotecó las posibilidades de empleo de las siguientes.
Esta semana hemos visto muy cerca de allí, en As Pontes, barricadas de neumáticos, tráfico cortado y trabajadores preocupados porque no saben qué va a ser de sus vidas. La transición ecológica en la que estamos metidos ahora va a traer una Galicia mucho mejor que la que dejamos atrás. Con menos emisiones y una industria acorde a los tiempos, pero el modo en el que se hagan los ajustes va a ser fundamental, y o cambian las cosas o se puede repetir la experiencia de Ferrol. Los proyectos nuevos que den el relevo a las fábricas contaminantes no llegan a tiempo para acoger a los trabajadores que se quedan en el paro. No hay transición, hay un cierre y a esperar lo que venga después.
Las cosas de palacio van despacio y si es cierto que hay proyectos muy interesantes sobre la mesa (factoría de neumáticos, hidrógeno verde…) entre tramitaciones, autorizaciones y financiación un par de años no se los quita nadie. Además, el Gobierno remolonea con los fondos europeos y así pasan los meses.
La transición justa no está siendo ni transición ni justa y los paganinis van a ser los de siempre. En As Pontes estamos a tiempo de hacer las cosas mejor. La experiencia ya la tenemos, esta vez no nos puede coger por sorpresa.