la garita de herbeira
Emprendedores jóvenes
LA cosa está mal. En La Coruña los cierres de locales, comercios y actividades van dejando sus feas cicatrices en la geografía de la ciudad, incluso en el centro urbano de mayor tradición comercial y de servicios. También ocurre en otras ciudades gallegas. Claro que aquí a esta escabechina sin fin contribuyen políticas municipales desafortunadas de carácter disuasorio como el carril bus o los estrechamientos artificiales de las calzadas que bloquean el tráfico rodado cuando tiene que parar una ambulancia o cualquier otro transporte. Modas propias de la actual dictadura de los arquitectos del «que haga progre y bonito», acaso otra forma del «aquí no hay criterio sino imitación y moda».
Actuaciones que dificultan la vida cotidiana a los vecinos y que parecen dirigidas más que a satisfacer las verdaderas necesidades sociales a facilitar las maniobras especulativas cuyo negocio es recalificar y construir centros comerciales "el máis grande que haiga". Así se han juntado más de una docena en el ámbito inmediato de la ciudad. Un negocio que está más en la construcción de los edificios que en prestar servicios finales a la gente, porque, al cabo, no hay bastante población, y menos dinero para mantenerlos. Todo un hito de mala asignación de recursos que define una forma de entender la política municipal y urbanística que ojalá fuera hipoteca solo del pasado que Carlos Negreira consiga rectificar.
Por eso, en este presente desorden de cosas y horizonte de decadencia y fracaso exógeno o inducido, conviene saludar ciertas iniciativas de jóvenes emprendedores como Juan Barcala, que tiene la valentía de abrir una galería de arte, y en el centro de La Coruña, junto al emblemático mercado de San Agustín, una joya racionalista de Rey Pedreira y Tenreiro, bella superviviente arquitectónica de los años treinta y gran muestra del Movimiento Moderno de la Escuela de Madrid, inspirada en el mercado de Las Halles centrales de Reims.
981 Style es una sala donde exponen artistas jóvenes que buscan nuevas oportunidades, hoy más raras con la crisis, de poder dar a conocer su obra, así como otros ya consagrados. Un local con cierta vocación cosmopolita propia de la mejor tradición coruñesa que pretende contribuir a conservar el entramado de relaciones materiales y espirituales, bienes o servicios propios de la concepción tradicional de la ciudad. Concebida como centro de cultura y civilización que acaso se nos va muriendo sin enterarnos.
Estos días se encuentra abierta una exposición de tres artistas. Exponen el escultor Enrique Tenreiro, nieto del ya citado arquitecto; el fotógrafo Eduardo Martínez; y Santiago Aguado, pintor madrileño que ya ha ido mostrando su obra de fuerte contenido místico con visiones del universo primigenio, en muchas salas del mundo, sin excluir Miami o Nueva York. Una mirada de colores preternaturales y un viaje al Fiat lux. Ignoro si Juan Barcala lo sabía o sólo lo intuye, pero nos parece que Kandisnki tenía mucha razón cuando consideraba que ya era el momento de renovar la sociedad europea comenzando una nueva época espiritual cuya fuerza motriz fuese el Arte. Así sea.
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