Hazte premium Hazte premium

CULTURA

El color recobrado: antes y después de la restauración del Pórtico de la Gloria

Las más avanzadas técnicas han permitido recuperar la policromía de la obra magna del Maestro Mateo, a pesar del deterioro de los siglos y de las sucesivas capas de pintura de las imágenes

Figura del Apóstol Santiago, en el parteluz del Pórtico MIGUEL MUÑIZ

J. L. JIMÉNEZ/L. CANO

La restauración del Pórtico de la Gloria , presentada este jueves a los medios de comunicación y cuya apertura al público se espera para julio, no es solo un logro artístico sino también la culminación de un largo y proceloso trabajo de investigación aplicado a la piedra esculpida por el Maestro Mateo, que ha permitido superar las innumerables dificultades para devolverle a esta obra cumbre del Románico español su color original. Gracias a la financiación de la Fundación Barrié, y en colaboración con la Fundación Catedral y el Instituto de Patrimonio Cultural, Compostela recupera la que está considerada como la «capilla sixtina del románico».

Esa investigación, cuyos resultados se hicieron públicos en el verano de 2016 , permitió saber que las esculturas del Pórtico tenían cuatro capas de color, entre ellas la original que el Maestro Mateo dio a las imágenes cuando concibió el conjunto. Entre los materiales «de extrema calidad» que empleó, lapislázuli o lámina de oro, según explicaron en su momento los restauradores.

Ante esta disyuntiva de qué policromía mantener como definitiva, los investigadores decidieron que el resultado final que se contemple sea una mezcla de los tonos mejor conservados. En zonas como el Pantocrátor o el Apóstol del parteluz se llegan a acumular quince capas. El hecho de que el Pórtico estuviera durante varios siglos expuesto a la intemperie, sin la protección que desde el s. XVIII le otorga la fachada del Obradoiro de Fernando Casas Novoa, hacía que los elementos castigaran su policromía, lo que obligaría cada cierto tiempo a recuperar la pigmentación.

No todas las partes del conjunto escultórico se han restaurado empleando las mismas técnicas, un desafío al que también han tenido que enfrentarse los especialistas del Instituto de Patrimonio Cultural que han participado en este largo proceso. La obra del Maestro Mateo se convirtió en «un gran puzzle» sobre el que se han probado «todas las técnicas posibles: mecánicas, con láser o con productos químicos» en función de daños tan variados como la suciedad —que un aspirador puede solventar— o las colonias de microalgas.

El cemento y el agua

Uno y otro han sido un constante quebradero de cabeza para los restauradores. Las juntas transpirables del conjunto artístico fueron sustituidas por otras de cemento a mediados del siglo pasado. Su carácter impermeable obligó al agua que se filtraba por las cubiertas a salir a través de la piedra, agrediendo de manera irreversible la policromía. «Se ha producido más deterioro en los últimos ocho o nueve años que en los noventa anteriores» , apuntaba a este periódico el director de la Fundación Barrié, Javier López, en 2015 .

De hecho, los trabajos de restauración del Pórtico tuvieron que aminorar su ritmo tan pronto se detectó que se producían filtraciones de agua procedentes de las cubiertas y las torres, que amenazaban con llevarse por delante todo lo hecho hasta el momento. Así, hasta que no se garantizó la impermeabilización completa de estas zonas, no se pudo seguir avanzando. «Había tanta humedad que no podíamos aplicar los tratamientos», confesaba a ABC la jefa del equipo de restauradores, Ana Laborde en 2016.

En un ejercicio de innovación constante y que se convertirá en referencia para acciones futuras, se ha trabajado con láser y con geles que no se disuelven en la piedra. Lo que vale para una talla, no hace el mismo efecto en otra. De forma paralela, se efectuaban pruebas en laboratorios y en «zonas de control» en el Pórtico. Para garantizar la conservación del conjunto escultórico con el que el Santiago del Medievo se reivindicó ante el mundo, será necesario un mantenimiento permanente. «Espero que este proyecto no acabe nunca . Es un antes y un después en el campo de la restauración de obras de arte», señalaba Laborde en ABC.

Dentro de la ambiciosa investigación que ha rodeado la recuperación del conjunto, los expertos quisieron saber de qué manera afectaba a la conservación de la policromía el ambiente de la propia catedral, desde la temperatura o la humedad hasta el humo del botafumeiro, pasando por la presencia e interacción con los peregrinos que, desde tiempo inmemorial, no dudaban en tocar físicamente las figuras ubicadas en la base del Pórtico. De hecho, todavía está por decidir qué régimen de visitas se autoriza a esta zona de la basílica compostelana para que el monumento no se vea agredido.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación