Rechazada la moción de censura de Tamames con la abstención del PP y los síes de Vox y un ex de CS
El candidato no consigue la confianza del Congreso y, como estaba previsto, Sánchez mantiene el Gobierno
El profesor Tamames abronca al Gobierno por inclinar el país hacia «las dos Españas del 36»
Sánchez acusa a Tamames de no haber «respetado al Parlamento» durante la moción de censura
La moción de censura de Vox con el economista Ramón Tamames como candidato ha sido rechazada, sin sorpresas en la votación. El Congreso de los Diputados ha tumbado la investidura del histórico dirigente del Partido Comunista de España (PCE), tras dos días de debate en los que las posiciones han permanecido enquistadas. Al sí de la formación derechista solo se ha unido el ex de Ciudadanos (CS) Pablo Cambronero, ahora en el Grupo Mixto, y a la abstención del PP, los expulsados de UPN Carlos García Adanero y Sergio Sayas y el diputado de Foro Isidro Martínez Oblanca. El resultado: 53 síes, 201 noes y 91 abstenciones.
La sexta moción de censura debatida en la vigente democracia es ya la quinta que revoca el Parlamento. Solo la que impulsó Pedro Sánchez en 2018 contra Mariano Rajoy concluyó en éxito y, por tanto, con un cambio de inquilino en La Moncloa. Este miércoles ha sido el segundo día de debate, con las intervenciones del PP y del PSOE, la respuesta de Tamames a los grupos parlamentarios y la réplica de estos, y un cierre con un último intercambio de pareceres entre el presidente y el ahora ya candidato fallido.
Por segunda vez en la legislatura, el pleno del Congreso ha discutido una moción de censura, ambas impulsadas por Vox, aunque en esta ocasión, por primera vez, el candidato era independiente, Ramón Tamames, y no de la disciplina del partido que la registraba. Respecto a la anterior, de octubre del 2020, ha cambiado la posición del PP, que ha pasado a la abstención arrastrando a ella a Foro Asturias y a los ex de UPN, y de Cambronero, que se ha unido al apoyo brindado por los 52 diputados de Vox a Tamames.
Pese al consumado descalabro de la iniciativa, que se ha quedado en 53 respaldos y necesitaba la mayoría absoluta de la Cámara Baja para prosperar (176 votos), los 52 diputados de Vox se han hecho una fotografía de familia con Tamames en el centro del hemiciclo, alrededor de la tribuna de oradores, y han coronado la ocasión con vivas a España, al Rey, a la moción de censura y a «don Ramón».
Un ambiente distendido alejado de la España rota en dos mitades que Tamames ha dibujado en su réplica a los grupos, consternado por la conversión del Parlamento en una «sesión mitinera» de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Si el martes Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz aprovecharon el reglamento para extenderse en la presentación de sus medidas frente a una alternativa «sin programa de gobierno», este miércoles todas las miradas se posaban en la secretaria general del PP, Cuca Gamarra.
Ella ha sido la primera en intervenir, con un discurso en el que ha evitado la controversia con Tamames, pero en el que ha afirmado que «la alternativa» al Gobierno no pasa por él, sino por el ausente Alberto Núñez Feijóo. Después, el socialista Patxi López, a quien el catedrático le ha reprochado que «se excita demasiado», ha criticado la abstención de los populares y la ha ligado a que su futuro, según él, «depende de Vox».
Más allá del reproche de Tamames al Gobierno, al que ha acusado de azuzar «la separación y la división» entre buenos y malos españoles, así como al grueso de diputados que han intervenido en el debate, la sesión de este miércoles avanzaba ya como una prórroga de la del martes, en la que ya se vio que unos y otros aprovechaban el foco mediático para lucir argumentario.
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a tomar la palabra, aunque en esta ocasión en una intervención mucho más corta que la del día anterior, que ni siquiera ha llegado a los quince minutos. En ella, ha acusado a Tamames de haber «faltado al respeto al Parlamento», una actitud que le ha afeado al exdirigente del PCE en contraposición a la de su propio Ejecutivo, dado que, le ha espetado a Tamames, ellos sí han «respetado en todo momento su estatus de candidato». De fondo latía el sonado reproche de Tamames en la sesión del día anterior por la extensión de un discurso que llegó a calificar coloquialmente de «tocho».
Al inicio de su discurso, Sánchez ha agradecido a sus socios y al resto de partidos minoritarios que con su voto han «impedido que prospere la moción». A su juicio, todas estas formaciones, entre ellas sus principales aliados como ERC, el PNV o Bildu, «ejercen su crítica responsable al Gobierno, pero comparten en su mayoría los avances sociales y también el proceso de modernización que estamos liderando en el país». «Y que también comparten con nosotros y nosotras la negativa tajante a que España dé la vuelta a diez años, veinte años o cincuenta años atrás», ha apostillado. Toda una carga de profundidad en defensa de la llamada, también por Tamames en el primer día del debate de la moción de censura, «mayoría Frankenstein».
Tamames se marcha del Congreso, esa casa en la que fue diputado ya en otra época, agradecido, pero contrariado por el clima de crispación. Él esperaba, ha dicho, un acercamiento al consenso de la Transición y se ha encontrado con un retorno «a las rutinas de la España del 36». Un diagnóstico tan pesimista como preocupante, que deja esta moción de censura como su histórica vivencia para emitir un ensayo sobre la situación nacional a sus 89 años.
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