entrevista

El fiscal Ignacio Stampa: «Lo que me hizo Dolores Delgado fue desviación de poder»

Cuatro años después, publica un libro que denuncia «el complot» que le dejó sin plaza en pleno caso Tándem

El fiscal que investigó a Villarejo: «Mi compañero me dijo que lo peor iba a ser el fuego amigo, y se cumplió»

El fiscal Ignacio Stampa, en la redacción de ABC Isabel Permuy

Sentado en el plató de ABC donde no hace tanto comparecía a una entrevista el comisario José Manuel Villarejo, Ignacio Stampa anuncia que grabará la conversación. El fiscal que desde Anticorrupción puso en pie la macrocausa contra el controvertido policía viene a ... hablar de su libro. Y lo hace con pies de plomo, frases cortas, lenguaje medido.

Lo ha titulado 'El Complot' (edita La Esfera de los Libros) por la «tormenta perfecta» que le dejó sin plaza en la Fiscalía Especial y que aún le tiene de pleitos, sobre todo, para acceder a la documentación de las decisiones que se tomaron sobre él, como las órdenes que desembocaron en que aspirase a una plaza estando bajo sospecha cuando ya se había esclarecido que no reveló secreto alguno de la causa a Podemos, tampoco su compañero Miguel Serrano.

Al frente de la Fiscalía General del Estado se encontraba Dolores Delgado y su mano derecha tiene hoy el mando, Álvaro García Ortiz. La prensa aireaba unos chats que insinuaban una relación íntima —negadísima ya— con la letrada del partido. Han pasado cuatro años y escribe su historia, dice, con cierto «rubor» por lo de autobiográfico que tiene, pero con una intención: «Que no le pase a nadie más y no quede oculto».

-¿Por qué grabar la entrevista?

-Por garantía de defensa de cualquier mala interpretación que se pueda hacer por parte de cualquier persona que me quiera hacer daño. Y como estoy acostumbrado a eso, hemos decidido quienes me asesoran y yo que las entrevistas que sean 'de papel', grabarlas como elemento de defensa.

-Quien prepara una defensa espera un ataque.

-Llevo teniendo ataques tres años. Son esperables con los antecedentes que hay a partir de ahora y evidentemente, cualquier error que yo pueda cometer o apariencia de error, lo van a querer utilizar.

- En el libro explica que «sin la manipulación informativa» sobre usted, la historia habría sido diferente. ¿Ese fue el punto de partida?

- Totalmente.

- Recuerda a las maniobras que pueblan el caso Villarejo.

- De intoxicación informativa, sí.

-¿Es usted un daño colateral de un proyecto de Villarejo?

-Soy un daño directo. El objetivo es dañar el procedimiento judicial y yo soy el afectado más directamente, pero el objetivo no soy yo. Era separarnos, paralizar el procedimiento y complicarle a Anticorrupción el asunto.

-¿Se orquestó una estrategia o se produjo una tormenta perfecta?

-La tormenta la organiza Villarejo, estoy absolutamente convencido, porque tiene a un señor que va soltando una información y él es experto en manipular para que parezca otra cosa. Y si tiene algún componente sórdido mejor, porque va a enganchar más a la gente (...) Esa tormenta perfecta la crea Villarejo con el que le da los chats, con periodistas que se prestan, con empresarios que lo financian y luego, muchos se benefician.

-¿Cuál podía ser el interés de Delgado en que usted no obtuviera la plaza?

-He pensado si era profesional. Ella salió involucrada en unos audios en que sale con Villarejo y había algún documento que se refería a ella, pero cuando lo investigamos incluso pensamos que era un señuelo, que él utilizaba su nombre para fingir unas relaciones porque no estaba acreditado que ella hubiera intervenido. Pero ya personalmente estaba afectada porque sale en los audios. Y tiene una relación cercana con él.

También tiene una relación cercana con (otro investigado, el comisario) Enrique García Castaño, que es cliente en el procedimiento de Baltasar Garzón. Respecto de él hay documentos que apuntaban que podía estar involucrado en los negocios de Villarejo con sus clientes. En eso tampoco llegamos a ninguna conclusión. Concernidos estaban. El interés que podían tener sin conocerme a mi sólo podía ser personal.

-Usted en el ensayo señala conductas de desviación de poder. ¿En qué sentido?

-La desviación de poder o el abuso de poder que nosotros defendemos en el libro y en los procedimientos es de Dolores Delgado, que se sirve de quien era su mano derecha, García Ortiz. Van a indicar de forma eufemística pero al final es una orden encubierta, que solo se me investigue a mi (Serrano también estaba denunciado). En segundo lugar, se va a impedir que un 5 de octubre se cierre la investigación cuando los dos fiscales competentes dicen que no solo no hemos hecho nada sino que nuestro trabajo es ejemplar y van a alargar la investigación y pedirles diligencias (...) y después, el 23 de octubre los fiscales lo vuelven a cerrar y se lo vuelven a impedir y a decir lo mismo.

Mientras todo este trámite ilegal, Dolores Delgado está perfectamente enterada de cada paso que se va dando, y va dando instrucciones que se articulan a través de sugerencias de Álvaro García Ortiz que, por serlo, impiden a los fiscales articular los mecanismos estatutarios para oponerse a las mismas, pero que solamente se pueden cumplir porque las da Dolores Delgado. Es una forma de ejercer poder y autoridad sin asumir responsabilidades porque son órdenes verbales. Todo esto aderezado con ocultación de información al Consejo Fiscal (...)

Ese es el resumen de las ilegalidades que hicieron, hasta el punto de que la normativa que regula las investigaciones de la Fiscalía la han cambiado para que todo lo que me hicieron a mí ahora sea válido o para intentar justificarlo retroactivamente, probablemente, porque estoy litigando y diciendo que todo lo que me hicieron fue un fraude y una desviación de poder.

El Supremo ha condenado a un Fiscal General del Estado por actuar con desviación de poder (García Ortiz por el ascenso de Delgado). Es muy grave y se ha dicho por un acto con ella en un tráfico de favores. Es el ejemplo perfecto de todo lo que hicieron conmigo entre los dos. Se ayudaron.

- «El público en general me conoció como un corrupto. Los profesionales del Derecho y los fiscales en particular, como un corrupto y un traidor», dice el ensayo. ¿Se ha limpiado ya su nombre?

-Supongo que sí. Más sucio de lo que estaba no está, pero la gente todavía no sabe lo que pasó. Los fiscales cuando lean lo que me hicieron no sé si se sorprenderán, pero dirán: 'se portaron muy mal con él'.

-Deja claro en el libro lo que cree que hicieron mal los demás. ¿Algo pudo hacer usted mejor?

-Seguro que hicimos alguna cosa mal pero todavía no lo he descubierto, ni nadie me lo ha dicho. Nadie me ha explicado todavía qué hice yo mal para merecerme todo lo que me pasó.

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