Fallece el abogado Gaspar Ariño Ortiz: un hombre entre dos mundos
Catedrático de Derecho Administrativo, abogado, diputado las Cortes Generales, articulista y conferenciante

El 5 de diciembre de 2023 falleció en Madrid el profesor Gaspar Ariño Ortiz, la víspera de su octogésimo séptimo cumpleaños. La vida de Gaspar Ariño es polifacética e imposible de resumir aquí. Estudió Derecho en la Universidad de Valencia entre 1953 y 1958. Fue catedrático de Derecho Administrativo en varias universidades (en los últimos años, en la Universidad Autónoma de Madrid). Abogado durante largas décadas. Diputado en las Cortes Generales por el Partido Popular (1989-1993). Miembro del Consejo Consultivo de Privatizaciones (1996). Articulista y conferenciante. Fundador de la Asociación Iberoamericana de Estudios de Regulación (Asier) y presidente de Honor de la Asociación española de Derecho de la Energía (Aeden). Su abundante obra científica es de una relevancia difícilmente ponderable. Ariño trabajó hasta el último día, tanto que pocas semanas antes de fallecer publicó su último libro, titulado 'La batalla de los precios y la reforma de los mercados eléctricos', un libro admirable que nos ha legado, el último de una larga lista de publicaciones suyas sobre el sector eléctrico, al que dedicó casi cincuenta de estudio, desde todas las perspectivas posibles.
He escogido como título para esta nota uno que recuerda al libro sobre Emanuel Swedenborg, 'El habitante de dos mundos' (2000), no sólo porque Gaspar compartía la condición de polímata con el científico sueco del siglo XVIII, sino porque fue protagonista tanto del mundo característico del Derecho Administrativo cristalizado en España a partir de los años cincuenta del siglo XX, como del mundo de la Regulación, que irrumpió en Occidente en las últimas décadas del mismo siglo y que hoy subsiste, en constante transformación.
Ariño lideró una revolución científica en el ámbito del Derecho público en un sentido verdaderamente kuhniano. Ejerció de palanca para el cambio de un paradigma a otro, pues construyó un nuevo sistema de relaciones entre el poder público y la economía. Pudo llevar a cabo esa revolución porque había hecho auténticamente suyo el acervo doctrinal compartido por la comunidad científica durante los tres primeros cuartos del siglo XX. Piénsese en sus trabajos señeros sobre el contrato, la administración institucional, el dominio público, etc. Esas publicaciones le hacían brillar entre los administrativistas tradicionales y desde ahí pudo liderar el proceso hacia la construcción de un nuevo Derecho administrativo, donde la regulación ocupa un lugar preeminente. Esta pertenencia a dos mundos (el antiguo y el nuevo), le colocó en condiciones óptimas para hacer avanzar la ciencia del modo en que lo consiguió, hasta ofrecernos una visión completa del nuevo modelo.
Su muerte aconteció la víspera de su cumpleaños, que ha celebrado así junto con su mujer, María Gutiérrez Noguera, con quien constituyó una maravillosa familia de cinco hijos y muchos nietos.
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