España exhibe en Eslovaquia su mayor despliegue frente a Rusia

El compromiso lo adquirió hace justo un año el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la cumbre de la OTAN que se celebró en Lituania y el despliegue desde España empezó ya en el mes de enero. Durante estos seis meses las Fuerzas Armadas han estado inmersas en un exigente trabajo de preparación que les permitiera asumir el mando y han ido llegando de forma gradual los militares españoles a la base eslovaca de Lest hasta alcanzar los 784 efectivos que componen el contingente actual, aunque está previsto que el número fluctúe algo en los próximos meses, según fuentes del Estado Mayor de la Defensa (Emad).

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El despliegue se completa con una exhibición de medios materiales entre los que destacan vehículos de reconocimiento y combate Centauro. Se trata de un veterano del Ejército de Tierra, punta de lanza de la Caballería española durante dos décadas, que sin embargo es la primera vez que es desplegado en una misión en el exterior. También están ya en suelo eslovaco vehículos Vamtac con diferentes sistemas de armas, vehículos de reconocimiento, obuses de artillería de campaña 105 milímetros, un puesto de tiro de misil Mistral, un vehículo de desminado, vehículos de apoyo logístico, otros con sistemas de mando y control y también medios antidrones. Todo un despliegue sustentado por el Ejército de Tierra hasta superar los 300 vehículos. El Ministerio de Defensa también anunció que la misión contaría con una unidad de helicópteros de ataque compuesta por tres Tigre y dos NH-90.

España no aportará en este caso medios acorazados como los carros de combate Leopardo, que ya tiene sobre el terreno Portugal. El despliegue está al mando del coronel Andrés González Alvarado, jefe del Regimiento Isabel la Católica 29, perteneciente e la Brigada Galicia VII (Brilat), la misma unidad que aporta el grueso del contingente aunque también participan en él miembros de la brigada logística, de los regimientos de transmisiones, de guerra electrónica, de inteligencia, del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad y de la Brigada Paracaidista (Bripac).

Se trata del mayor despliegue internacional de las Fuerzas Armadas hasta la fecha, aunque no pasará por el filtro del Congreso de los Diputados pese a que la ley de Defensa Nacional, en su artículo 17, exige la autorización de la Cámara para las operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa de España o del interés nacional.

El Ministerio de Defensa explica que la misión de Eslovaquia se encuadra dentro de la 'Enhaced Forward Presence', la operación de la OTAN en el flanco este que ya ampara la presencia en Letonia y, por ello, argumenta que no se trata de una nueva operación sino de una extensión de una ya existente. Aunque el Gobierno tendría el apoyo parlamentario prácticamente garantizado –PP y Vox suelen avalar estas operaciones–, el PSOE evita así un choque con Sumar y sus socios de investidura, tradicionalmente críticos en asuntos de Defensa.

En cualquier caso España lleva ya años, desde 2017, en la frontera rusa y ha aumentado su presencia desde el inicio de la guerra de Ucrania. La misión que más había aumentado hasta ahora era precisamente la de Letonia, que ha duplicado sus efectivos desde que Putin inició su ofensiva militar. Actualmente hay en Letonia más de 617 efectivos con vehículos acorazados, blindados y una unidad de drones, a los que se sumó un sistema antimisiles Nasams. Es el mismo sistema de defensa aérea que desplegarán las Fuerzas Armadas en Estonia a partir del próximo mes de agosto, según anunció el Rey en su reciente gira por los países bálticos.

Además, España mantiene su participación en la misión de policía aérea y actualmente hay ocho cazas de combate F18, con 190 efectivos, en la base lituana de Siauliai. Durante una parte de la operación han tenido además el apoyo del gran avión de transporte A400M.

Por su parte, en Rumanía, las Fuerzas Armadas mantienen desde hace más de un año y medio un radar antiaéreo acompañado de unos 40 efectivos. Pero a partir del próximo mes de octubre la presencia española en el país se multiplicará con la adhesión de las Fuerzas Armadas a otra misión de disuasión de la OTAN en suelo rumano. Con un primer contingente formado por miembros de la Infantería de Marina, participarán en esta operación unos 205 efectivos acompañados por vehículos Piranha, Vamtac, armas contracarro Spike y sistemas de drones.

Junto a ellos hay que tener en cuenta los más de 1.700 efectivos embarcados en el grupo de combate naval Dédalo, encabezado por el buque insignia de la Armada española, el portaaeronaves Juan Carlos I, al que acompañan dos fragatas y un buque de asalto anfibio. Embarcados viajan cazas de combate Harrier y helicópteros AB 212. Aunque ésta es una misión nacional y empezó su recorrido en el mar Mediterráneo, se ha sumado a numerosas misiones bajo bandera de la OTAN y actualmente navega por aguas del Báltico. De hecho, pudo ser visitado por Felipe VI en el puerto estonio de Tallin. En Estonia fue precisamente donde el Rey verbalizó el mensaje que España ya traslada desde hace años con los despliegues de las Fuerzas Armadas: «Se puede contar con España como amigo, socio de la UE y aliado de la OTAN». Un apoyo y defensa mutua a los que obliga el Tratado de la Alianza en su artículo 5 en caso de agresión a uno de los países miembros.

Estos mensajes llegan además a tan solo dos semanas de la celebración de la Cumbre de la OTAN en Washington, que formalizará el nombramiento del holandés Mark Rutte como su próximo secretario general pero, además, sellará su compromiso con la defensa de Ucrania frente a la agresión rusa, todos con la vista puesta en las próximas elecciones de Estados y los efectos que pudiera tener la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.

Pero además, la Alianza Atlántica publicó hace pocos días la previsión de inversión en defensa de todos los países aliados para 2024 y España aparece en el último puesto con un 1,28% del Producto Interior Bruto (PIB), muy por debajo del 2% comprometido hace más de diez años.