División entre cristianos por el rezo en Ferraz en pleno 9J: «Usan el nombre de Dios en vano»
El PSOE pide al TSJM que suspenda la concentración porque tiene un «carácter político» y dirigido contra el Gobierno
La agrupación religiosa del PSOE ve «malos deseos» para quienes no piensan igual a los convocantes de la quedada
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Una concentración ante la sede central del PSOE
Ferraz se ha convertido en un lugar de peregrinación para todo tipo de grupos, políticos y apolíticos, laicos y religiosos, en protesta casi continua desde noviembre del pasado año, cuando el líder socialista, Pedro Sánchez, fue investido como presidente del Gobierno. La concentración acabó entonces rosario en mano, con decenas de manifestantes cristianos rezando a pocos metros de la sede del PSOE; continuó meses después a cuenta de la amnistía y concluye, al menos por ahora, con un último acto de fe frente a la parroquia del Inmaculado Corazón de María, muy cerca del número 70 de la calle de Ferraz, en plena jornada de reflexión de las elecciones europeas, y el propio domingo, día de los comicios.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) avaló el miércoles la convocatoria para rezar el rosario a las puertas de la iglesia, que hace esquina con las calles Marqués de Urquijo y de Ferraz, a poco más de 50 metros de la sede socialista. La concentración fue prohibida días antes por la Delegación del Gobierno en Madrid al tratarse de jornada de reflexión y jornada electoral, «trasladando así una resolución de prohibición de la Junta Electoral Provincial», señaló el departamento que dirige Francisco Martín. El promotor, José Andrés Calderón, trasladó la cuestión al TSJM, que finalmente permitió los rezos argumentando que la movilización no tiene como fin último captar votos.
Una decisión judicial que ha provocado malestar en el PSOE. En un escrito remitido este viernes al TSJM, al que ha tenido acceso ABC, la formación ha planteado un incidente de nulidad a la sentencia para que se suspenda la convocatoria junto a su sede central. Los socialistas entienden que se ha vulnerado su derecho a la tutela judicial efectiva al no haber sido llamados como parte en el procedimiento. «Por las circunstancias concurrentes que nos afectaban directamente, deberíamos haber sido parte en el proceso», han señalado en su solicitud de suspensión de la ejecución de la sentencia, como medida cautelar y de manera inmediata.
Según han expuesto, las concentraciones que, a menudo, se producen en Ferraz «tienen un carácter político y dirigido contra el PSOE y el Gobierno»; algo que creen «notorio y público», dadas las publicaciones difundidas en redes sociales, que los socialistas ajuntan como ejemplo en el escrito. «Resulta palmario que las concentraciones solicitadas, al margen de constituir una expresión religiosa absolutamente respetable, es una expresión de una manifestación política», reza el documento.
Horas antes, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, dijo acatar la sentencia del TSJM, pero atacó la «instrumentalización» que a su juicio hacen sus adversarios políticos de los órganos judiciales y avanzó que comprobar cómo los «fanáticos» se movilizan en torno a la sede del PSOE «ayudará a reflexionar a los ciudadanos sensatos». Preguntado por este posible rédito electoral, en una entrevista en Onda Cero, el titular de Justicia afirmó que «el fanatismo, los insultos, las falsedades y los bulos» vienen bien al Partido Socialista. La secretaria del PP, Cuca Gamarra, por su parte, reprochó al Ejecutivo de Pedro Sánchez que «haya decidido ser el alumno aventajado de Trump cuestionando todas las resoluciones judiciales».
Pero a las habituales riñas políticas se ha sumado ahora una división de las organizaciones religiosas. La quedada para rezar el rosario ha provocado un cisma, con dos formas de ver la Iglesia y los actos cristianos. En un comunicado, el grupo federal de Cristianos Socialistas lamenta que se utilice la fe cristiana «como arma política arrojadiza». «Rechazamos este enésimo intento de amedrentar a nuestros militantes y simpatizantes utilizando para ello el rezo, un acto íntimo de todo cristiano para reflexionar unidos ante un ser trascendente cuyas enseñanzas fueron las del amor al prójimo«, traslada el grupo religioso del PSOE.
«Malos deseos» en la quedada
En su escrito, la agrupación socialista ve «malos deseos» para quienes no piensan igual a los convocantes de la quedada, liderada por Andrés Calderón, que lleva convocando la concentración ininterrumpidamente desde el 12 de noviembre y asegura que «no busca hacer ninguna campaña política«, como también lo ratificó el TSJM en su fallo: «Debemos concluir que la Administración (la Delegación del Gobierno en Madrid) no ha acreditado la existencia de razones fundadas que justifiquen que la concentración [...] pudiera incidir o perturbar en forma alguna la neutralidad política propia de la denominada jornada de reflexión. Ni tampoco el día 9 de junio, día de las votaciones, pues no se ha acreditado en qué medida puede afectar a la constitución de las mesas electorales de los colegios electorales ni mucho menos en qué medida pueden los concurrentes a la concentración [...] influir o entorpecer el acceso de los votantes a las mesas».
En su cuenta en la red social X (antes Twitter), el promotor explica que no reza en las escaleras del Santuario del Inmaculado Corazón de María (próximo a la sede del PSOE) por motivos políticos ni «para echar a Sánchez», sino que persigue «un motivo mucho más ambicioso que echar a ningún presidente del Gobierno»: que «Cristo vuelva a estar en el corazón del pueblo», expone Calderón. «Rezamos por la conversión de España y del mundo. Para que la gente vuelva a creer en Cristo», continúa.
Sin embargo, Cristianos Socialistas no secunda estas explicaciones y responde: «La inquina, la ira o la fobia nunca serán los sentimientos que nos muevan porque no responden a la enseñanza y a la práctica del humanismo cristiano». En su comunicado, el grupo considera que la democracia «está en juego» cuando, señalan, «quienes aspiran a gobernar recurren a las malas artes, al insulto y al desprecio del prójimo por pensar diferente». Por eso, propugna por un fe que tienda puentes y no los derriba «empeñándose en generar el odio hacía el diferente usando el nombre de Dios en vano».
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