Acotaciones de un oyente
El día de los duetos increíbles
Hemos de decir que algunas duplas prometen especialmente. Por ejemplo, las formadas por Bolaños-Cayetana y por Puente-Muñoz
Tenemos que hablar de Armengol
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La sesión del miércoles ha servido para dos cosas: la primera para hacer contrición de nuestros pecados. Reconozco que me arrepiento de haber pedido —con efusividad, incluso— que volvieran las sesiones de control, ausentes desde mayo. No sabía lo que decía, me entrego a la autolisis, pido disculpas ... . No volverá a ocurrir. La segunda para entender cómo queda definitivamente la alineación del PP en el Congreso. Si el martes vimos en acción a Feijóo, hoy vemos a Gamarra, que se enfrenta a Calviño y, previsiblemente, a quien la suceda en la vicepresidencia primera. Tellado hará lo propio con Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda. Noelia Núñez se encargará de Sira Rego, Ministra de Juventud e Infancia, ausente de la sesión. Juan Bravo se empareja con María Jesús Montero en Hacienda, Cayetana Álvarez de Toledo con Bolaños, González Pons con Marlaska, Ester Muñoz con Óscar Puente y Ana Isabel Alós con Ana Redondo.
Intervinieron también Javier de Andrés y Francisco José Conde pero sus preguntas tenían como objetivo calentar las elecciones vascas y gallegas respectivamente. Así que no los consideramos. Veremos si las parejas se consolidan y, en cualquier caso, permanecemos atentos para ver quienes serán los interlocutores del resto del gabinete. De momento hemos de decir que algunas duplas prometen especialmente. Por ejemplo, las formadas por Bolaños-Cayetana y por Puente-Muñoz. La primera parece el duelo estrella de la legislatura. Pero es un dueto desnivelado.
Aunque ambos son oradores agresivos, hoscos e intensitos, hay que decir que Bolaños juega en otra liga. El superministro es un 'clase mundial' de la descalificación, el navajazo y la utilización de cualquier oportunidad para tildar de 'ultra' a su interlocutora, que —según él— pertenece a la misma familia que Abascal, Orban y Bolsonaro por haber estado físicamente presente en la investidura de Milei. «También fue el Rey», respondió Álvarez de Toledo. Aunque reconozco que me habría encantado que le dijera que, con idéntica lógica, la familia política de Bolaños incluye a terroristas, golpistas, ultraderechistas, xenófobos, comunistas e islamistas radicales. Tiempo habrá.
En realidad, catalogar a Cayetana de 'ultra' muestra un profundo desconocimiento de lo que es Cayetana. Y de lo que es un ultra. En España la derecha confunde el fondo del mensaje con su forma y por eso cree que Cayetana o Ayuso son muy de derechas y Rajoy o Gallardón moderados. Ok, allá la derecha con sus sesgos. Pero reconozco que jamás pensé que la izquierda pensara lo mismo e identificara agresividad verbal con radicalidad. La realidad es que Cayetana representa la derecha más moderada que hay en el PP. Solo que no lo parece. Cayetana es puro centro, liberal, desideologización máxima en la práctica y, sin duda, más progresista que conservadora en todos los aspectos. Quizá por eso a Bolaños se le notó especialmente beligerante y sobreactuó. Y como se sabe intelectualmente inferior, tiró por derroteros más cercanos al populismo y la vergüenza ajena. Y no porque Cayetana hiciera algo previamente sino por un factor humano e imponderable como es el miedo a quien reconoces superior. Esos puñetazos al aire y esa pasivo-agresividad anticipa grandes tardes. Si los enamorados huelen la tristeza y los perros el miedo, las pirañas y los diputados huelen la sangre. Promete.
En cuanto al tándem Puente-Muñoz, parece bien elegido. Frente a un hombre maduro, una mujer joven. Frente a un vallisoletano, una leonesa. Y frente a un macarra, una que no se calla porque lo conoce. Es cierto que cuando Puente habla se hace un silencio especial, una especie de coro de respiraciones contenidas como cuando un mediocentro uruguayo va a por el último delantero. Hay una expectación especial que se resume en socialistas mirando para otro lado para no ver la entrada a la rodilla mientras fingen la tranquilidad que no tienen y rezan para que no meta la pata, mientras que los populares se relamen. Si yo fuera del PP le preguntaría cada día. Es un seguro de vida. En esta ocasión nos dijo que Bildu era un partido progresista. Como suena. Esto en Castilla y León va a caer fenomenal, los votantes socialistas de Astorga, de Toro y de Sepúlveda están, sin duda, deseando que gobiernen los herederos de ETA y que se libere a golpistas catalanes. Minipunto para Ester Muñoz que logró, de postre, que Puente dijera (sic) que «lo mío es caer de pie, aunque algunos dirán que ha sido incluso una entrada triunfal». Ojipláticos.
Hubo otro tándem interesante, el formado por Pons y Marlaska. Sin duda, el de guante más blanco y, formalmente, el más pulcro. Pero solo formalmente: Marlaska no fue capaz de decir públicamente que los jueces prevarican, como firma el PSOE, ni tampoco de apoyar delante de todos el sometimiento del poder judicial al legislativo que propone el gobierno a sus socios ultraderechistas.
Pero el mejor dueto fue el del propio Marlaska con Rufián. «¿Qué le parece el fascismo?», preguntaba, a su manera, el de Esquerra. «Me parece mal», contesta -más o menos- Marlaska. «¿Cuánto de mal?», insiste. «Ciertamente mal», apostilla. «Oh, cielos, qué malo es el fascismo». «Y que lo diga, señoría, más malo que la carne de pescuezo». Y así un rato, generando contenido para redes y haciéndonos, de paso, perder el tiempo. Las sesiones de control cada vez se parecen más a sesiones de grabación de 'influencers' adolescentes. Y nosotros a padres viendo cómo pasan las pantallas de modo compulsivo. Ojalá un apagón. Y un jurado en el programa de duetos.
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