Ayusofobia
En el fondo están nerviosos, porque si la izquierda pincha el 28M, tras el primer globo pinchado vendrán todos los demás
Ayuso, en ABC: «Creo en Feijóo, va a ser un excelente presidente que enderezará España»
Ayuso no solo ha hecho una campaña de primera en las elecciones sino que además ha dejado un rastro de hallazgos e inventos oportunísimos para futuras campañas. Lo importante es que ha mantenido el foco gracias a los hermosos segundones de la izquierda, que hacen ... de su odio político un mal negocio. Ayuso fue valiente y tuvo la visión de dejar que sus enemigos se suicidasen. La pérdida de los papeles, el tifus o ayusofobia de la izquierda es bastante lamentable y eso ya no hay elecciones que lo arreglen. Cuando la conversación nacional deriva hacia la ofensa gratuita y el señalamiento, lo que pasa en el fondo es que no se quiere entrar en materia sino reducir la materia a chascarrillo, y el nivel es deprimente. ¿Conocemos los puntos de sus programas, alguna propuesta?
En el fondo están nerviosos, porque si la izquierda pincha el 28M, tras el primer globo pinchado vendrán todos los demás. Suenan los violines de fin de ciclo político, la marcha fúnebre del sanchismo. Yo creo que debería limitarse la emisión de mensajes de odio en campaña electoral, de mensajes que no tienen intención clara y tampoco belleza literaria. Y ya que ha entrado la norma que no permite a los ciudadanos circular por Madrid Central, opino que contra la contaminación política hay que hacer lo mismo. Pero sobre todo, hay que multar a los políticos que produzcan emisiones de ideologías contaminantes y de tipo pesado, como el socialismo.
Lo que llama la atención y nos deja perplejos esta primavera, es que todos los candidatos de la oposición, incluido el presidente del Gobierno, tienen que debatirse con Madrid, siempre Madrid. En su entrevista en ABC con Juan Fernández-Miranda, la presidenta también ha denunciado el señalamiento desde la izquierda a periodistas, políticos y empresarios. Hay costumbres bárbaras en casi toda España, pero nunca se había llegado a este nivel de acoso. La semana pasada vimos a la señora Belarra luciendo en el Congreso una camiseta del hermano de Ayuso, quizás porque ya no tienen más fondo ideológico que su fondo de armario.
A mí me fascina la persecución de los Ayuso (montería en la que participan desde los periodistas hasta los políticos de la oposición sin descanso), porque, literaria como una es, ve ya en la presidenta un personaje de novela. También han jugado a politizar la gestión de la sanidad o la educación, sacando a la izquierda a tomar la Castellana, tocando el tambor. Es una incógnita el peso y la importancia que pueden tener estas consignas, pero los socialistas harían bien en contener sus vilezas y sus cánticos. Es normal, Ferraz ya presiente lo que viene, el nerviosismo exacerba su obsesión y esa ayusofobia que estará flotando en el aire lírico del domingo electoral. Ayuso ha demostrado que para ganar a la izquierda solo había que convertirse en el blanco de sus flechas y dejar que se vayan retratando. Al final han perdido el foco de la campaña y también el lado humano y risible de la vida.
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