El coste de las misiones militares en el exterior se dispara un 44% desde 2021

La participación española en las operaciones de la OTAN es la que ha sufrido una mayor variación durante los últimos años, catapultada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Las Fuerzas Armadas están presentes en Letonia desde junio de 2017, respondiendo entonces a la llamada de los aliados a aumentar la proyección de fuerzas para labores de disuasión, con la vista puesta en la anexión rusa de Crimea del año 2014. Esa presencia en Letonia, dentro de un grupo multinacional liderado por Canadá, se mantuvo más o menos estable hasta la decisión de Vladimir Putin de iniciar una nueva ofensiva militar sobre Ucrania. España pasó entonces de los 350 efectivos a superar los 600, incluyendo el envío de una batería antimisiles Patriot que sigue actualmente protegiendo ese espacio aéreo.

Pero el compromiso del Gobierno con la Alianza Atlántica no quedó ahí. En la cumbre de la OTAN celebrada en julio de 2023 en Vilna (Lituania), el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció un nuevo envío de tropas a Eslovaquia y Rumanía. Ambos despliegues se han materializado este año con una participación de casi 1.000 militares en ellos. A estas misiones 'terrestres' se suman las de protección del espacio aéreo con despliegues temporales del Ejército del Aire y del Espacio sobre el Báltico y el Mar Negro, otro sistema antimisiles ubicado en Estonia y un radar de vigilancia en Rumanía.

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En total, España participa con casi 2.000 militares en estas misiones de la OTAN de disuasión a Rusia, más del doble de las cifras con las que contaba antes del inicio de la guerra de Ucrania. Para los cálculos, el ministerio de Defensa incluye en este paquete también el escudo antimisiles que el Ejército de Tierra opera en Turquía desde el año 2015.

Este aumento de efectivos también ha incrementado su coste. En 2024, España tiene previsto destinar a estas operaciones unos 400 millones de euros, un 86 por ciento más que los 129 millones que supusieron en el año 2021. Además, a este importe podrían sumarse los casi 32 millones de euros destinados al entrenamiento de militares ucranianos en España. Desde el año 2022 son casi 6.000 los miembros del Ejército de Kiev que han recibido algún tipo de instrucción en España, un compromiso que la ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguró esta semana en el Congreso que se prolongará también durante el próximo año.

España contribuye además a los grupos navales permanentes de la OTAN, dedicados a proyectar estabilidad y disuasión en el Mediterráneo y el Báltico. A este propósito se han dedicado 368 millones este año.

Otra de las misiones que más ha visto alterada su actividad debido a la inestabilidad mundial ha sido la de Líbano, donde España participa con más de 660 militares encuadrados en una misión de Naciones Unidas que además está liderada por un español, el general Aroldo Lázaro. Los 'cascos azules' desplegados en el país se encuentran actualmente bajo el fuego cruzado entre Israel y Hezbolá, lo que ha provocado ya algunos heridos y daños materiales en instalaciones de la ONU. El Gobierno no se plantea su retirada como pidieron esta semana PP o Vox, aunque sus actividades se han visto mermadas para garantizar su seguridad. El coste de esta misión ha sido de 180 millones.

También hay militares españoles en dos misiones en Irak, una de la OTAN y una segunda de lucha contra el terrorismo liderada por Estados Unidos, que se encuentra en fase de repliegue para finalizar definitivamente en septiembre de 2025. El gasto en ellas supera los 90 millones de euros.

En cuanto al Sahel, España retiró el pasado mes de mayo los militares desplegados en Malí obedeciendo a la decisión de la Unión Europea de cerrar la misión que desde hace una década entrenaba a sus fuerzas armadas, pese a reconocer el Gobierno en varias ocasiones que no estaba de acuerdo con ello porque deja el camino libre a que Rusia y China expandan su influencia en la región. Esto conllevó también una reducción del contingente que daba apoyo logístico a las tropas europeas desde Senegal. Junto a una presencia testimonial en Mozambique, Somalia y República Centroafricana, el coste de estos destacamentos roza los 100 millones de euros.

Además, es de especial relevancia para España la operación Atalanta de lucha contra la piratería en el océano Índico, que manda un almirante español desde el cuartel general de Rota, en Cádiz, y que desde hace un año combate el repunte de asaltos a buques que transitan por la zona. Los fondos anuales invertidos en esta misión superan los 80 millones de euros.

A todo esto hay que sumar la operación naval Sea Guardian en el Mediterráneo, la presencia junto a la ONU en Colombia para apoyar su plan de paz, un número reducido de tropas que permanecen en Bosnia y las actividades de seguridad cooperativa con países como Túnez, Mauritania, Senegal y Cabo Verde. En total, casi 1.300 millones de euros para apuntalar un lema habitual entre militares: «Si hay seguridad fuera, tendremos seguridad dentro».