El 'yonqui del dinero' apunta que «el CNI o la Policía» están detrás de los papeles que originaron la causa de Zaplana
Marcos Benavent señala que el empresario sirio que le entregó los documentos, «colaborador» de los cuerpos de seguridad, se inventó que los había encontrado en una antigua casa del exministro
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El descubridor de los papeles que originaron la causa de Zaplana no aclara por qué los entregó al 'yonqui del dinero'
El exgerente de Imelsa Marcos Benavent se ha sumado a la tesis de la cacería política contra el expresidente de la Generalitat Valenciana y exministro Eduardo Zaplana -defendida también este jueves por el excomisario Villarejo en sede judicial- y ha aseverado que «el CNI o la Policía» estuvieron detrás de los papeles que originaron la investigación del caso Erial.
Según su relato, el ciudadano sirio que se los entregó a él le «dejó caer» que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se los habían dado por la «colaboración» que mantenía con el Centro Nacional de Inteligencia. Después, «para protegerle», se inventaron que los había encontrado en una antigua casa de Zaplana.
Benavent -autodenominado 'yonqui del dinero'- ha comparecido como testigo, aportado por la defensa del antiguo dirigente del PP, en el juicio que se desarrolla en la Audiencia de Valencia por la presunta trama -hay catorce acusados- que ocultó en el extranjero y retornó a España mordidas millonarias obtenidas tras amañar las adjudicaciones de las ITV y el Plan Eólico de la Generalitat. La Fiscalía cuantifica el desvío en 20,6 millones de euros.
Los documentos a los que se ha referido fueron la 'hoja de ruta' del caso en 2015. Aparecieron durante un registro de la UCO al despacho del entonces abogado de Benavent en el marco del caso Taula. Cinco hojas que le había entregado un empresario sirio tras encontrarlas en una casa alquilada en Valencia que había sido propiedad de Zaplana años atrás, al lado de la caja fuerte, como el propio ciudadano indicó este miércoles sede judicial. En esos papeles se señalaba la manera de proceder en varios concursos públicos: las empresas que debían ser elegidas y el importe que tenían que abonar los cohechadores para ganar esas licitaciones.
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Marcos Benavent -condenado en otros procedimientos judiciales- se ha desdicho de su declaración en fase de instrucción en mayo de 2015. Ha asegurado que «no estaba en condiciones ni físicas ni mentales» porque había estado toda la noche «bebiendo y fumando» y los dos agentes de la UCO que se presentaron en su casa con una citación no le dijeron «en ningún momento» sobre qué asunto se le requería.
Benavent ha relatado que conocía al empresario sirio porque era representante de la comunidad árabe en Valencia y coincidían en actos a los que él asistía como gerente de la empresa pública Imelsa. En ese contexto, entablaron una amistad. Un día, por sorpresa, le citó en una cafetería. «Me enseñó un tocho de documentos, nada de tres o cuatro hojas» que implicaban a «muchas empresas y muchos políticos, sobretodo de la derecha valenciana», ha indicado. Era «un dossier amplio, con nombres, con fechas. En ningún momento estaban tachados».
«Yo renuncio, no lo cojo, no quería saber nada», ha apuntado. Pero, pasado un tiempo, ante la insistencia del empresario, se quedó unos papeles -que sí que tenían «tachadas muchas cosas»- que afectaban al exdirector general de la Policía Juan Cotino, pues hacía grabaciones y se guardaba pruebas por si en un futuro «pasaba algo». «Él también me insistía mucho en lo de Cotino, no sé si pensando si en un futuro hacer algún tipo de chantaje u operación», ha agregado.
«Me han utilizado en esta historia para introducir los documentos de la forma que ha sido porque es incomprensible que un señor tenga este tipo de papeles tan bien elaborados o que a alguien se le hayan podido olvidar en su casa», ha lamentado.
Benavent guardó esos papeles en una carpeta personal que su familia llevó al despacho de su entonces abogado -Ramiro Blasco- cuando decidió colaborar con la Justicia en la investigación del caso Taula. Sin embargo, ha sostenido que la UCO registró ese despacho sin su consentimiento y se llevó la carpeta, que no tenía nada que ver con las pesquisas. «Me dejan sin ningún tipo de defensa», ha expuesto.
Su exabogado -continuó siéndolo hasta 2021- lo consintió, pues su estrategia de defensa, según ha aseverado, consistía en colaborar y «salpicar» al PP tras un pacto con la Fiscalía. El letrado tenía «mucha obsesión» con los populares porque es «de izquierdas» y sabía de la existencia de documentos comprometedores para dirigentes políticos: «Es un señor que todos los años, de vacaciones, se va a Corea del Norte».
Con los papeles intervenidos por la Guardia Civil, Benavent declaró que eran de un amigo, aunque «no quería implicarlo en esta historia». «Me pidieron que hablara con él para que colaborase con la Justicia», ha relatado. En un encuentro con el empresario sirio ambos acordaron -«para protegerle»- decir que los documentos los había encontrado «en el altillo» de una antigua vivienda de Eduardo Zaplana: «Era impensable que esos documentos pudieran olvidarse en casa de alguien. Es rocambolesco», ha insistido el exgerente de Imelsa.
«No hizo ninguna distinción»
En contraposición a la versión de Marcos Benavent, su antiguo abogado Ramiro Blasco -que también ha comparecido este jueves como testigo aportado por la Fiscalía- ha incidido en que «siempre siguió las indicaciones de su cliente», que quería colaborar y entregar documentación a los tribunales.
Blasco ha defendido que el despacho registrado por la UCO no era su puesto de trabajo principal y allí solo se hallaban las cajas aportadas por Benavent: «No había ningún defecto, ni ninguna vulneración de ningún tipo cuando se produjo el registro». Su representado tampoco manifestó oposición: «Él sabía que todas las cajas iban al juzgado y no hizo ninguna distinción». «En ningún momento me dice que hay algo que no tiene nada que ver», ha manifestado. Tras dos o tres horas, la Guardia Civil se lo llevó todo, excepto una serie de papeles «irrelevantes».
Además, el letrado ha comentado que, tras dejar de representar a Benavent, éste le dijo que quería hablar con él sobre «la ilegalidad de los papeles del sirio» porque «había muchas posibilidades», pero no quiso. Para entonces, el exgerente de Imelsa ya había cambiado de abogado y de estrategia judicial. Hace tres semanas, «Benavent envió a su hermana a hablar conmigo y a decirme que Marcos le había dicho que si yo decía que el registro en el despacho había sido ilegal, se reconciliaría conmigo. Tremendamente ridículo», ha sentenciado.
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