La sobrina del espía Paesa confirma a Cotino como origen del caso Erial y deja al margen a Zaplana: «Nunca mencionaron su nombre»

La abogada ratifica que el exdirector de la Policía fallecido le entregó 650.000 euros en efectivo en Luxemburgo para constituir las dos sociedades en las que se ingresaron las supuestas mordidas pagadas por su familia para amañar contratos de la Generalitat Valenciana

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Imagen de archivo del exministro Eduardo Zaplana (primero por la derecha), junto al resto de acusados en el juicio del caso Erial que se celebra en la Audiencia de Valencia ROBER SOLSONA

El juicio del caso Erial, que sienta en el banquillo al exministro y expresidente de la Generalitat Valenciana Eduardo Zaplana y a otros catorce acusados, ha indagado este viernes en el origen de la presunta trama con la declaración como testigo de Beatriz García Paesa, sobrina del espía Francisco Paesa.

Su papel es relevante en la supuesta red tejida para ocultar las supuestas comisiones millonarias pagadas, según la Fiscalía y la confesión de algunos acusados, por la familia Cotino a Zaplana y a su círculo íntimo tras amañar las adjudicaciones públicas de las ITV (1997) y el Plan Eólico (2003) de la Generalitat.

Fue Paesa quien constituyó y administró como fiduiciaria las dos sociedades de Luxemburgo en las que se ingresaron en 2005 esos fondos, cuantificados en diez millones de euros por los investigadores, tras vender los Cotino sus participaciones en las empresas adjudicatarias.

Paesa, abogada especializada en asuntos fiscales y estructuras societarias que ha comparecido por videoconferencia ante la Audiencia de Valencia, ha señalado que se vio una única vez, en 2001, con el exdirector general de la Policía Juan Cotino -fallecido en 2020- y éste le dio unos 650.000 euros en metálico para crear Imison Internacional y Fénix Investments, aunque el apoderado era su sobrino Vicente Cotino, como él mismo admitió ante el tribunal. «Los bancos no hacían más preguntas de las necesarias» sobre el origen del dinero porque ya conocían al cliente y entendían que si había salido de España, era lícito, ha explicado.

Tras un lustro con una actividad «mínima» y con visitas anuales a Luxemburgo junto al director financiero del grupo Sedesa, que era quien mantenía los contactos telefónicos, Vicente Cotino le comunicó que las acciones de la primera pasaban a manos de Joaquín Barceló, amigo y testaferro confeso de Zaplana. No obstante, las gestionó y dio las órdenes en todo momento su asesor fiscal -y también el del exministro- Francisco Grau, considerado el 'cerebro' de la trama, pues era habitual que los contactos se mantuvieran entre expertos en la materia.

De hecho, García Paesa ha apuntado que «nunca» habló con Barceló, apodado 'Pachano'. Las acciones de la segunda mercantil eran para Juan Francisco García, exjefe de gabinete en Presidencia de la Generalitat, que reconoció ante el juez toda la operativa corrupta.

Sin embargo, Paesa ha aseverado que no conocía Eduardo Zaplana, más allá de que formaba parte «del mundo de la política»: «Su nombre nunca fue mencionado por ninguno de los intervinientes, jamás». Tampoco el abogado y fiduciario confeso del exministro, Fernando Belhot, le dijo que el dinero fuera de Zaplana cuando en 2010 se le comunicó que Imison iba a liquidarse para transferir los fondos -previo paso por una mercantil holandesa- a dos sociedades en Uruguay. Paesa no recuerda exactamente quién le presentó a Belhot, que sustituyó a Grau como gestor de todo el dinero: «Actuaba como si fuera socio de la sociedad. Jamás me dijo el propietario real de las participaciones». En su declaración, el letrado manifestó que Paesa sí conocía que los fondos eran del expresidente valenciano.

Quien fue portavoz del Gobierno de José María Aznar está procesado por presuntamente tejer una red de colaboradores que movió tras una serie de operaciones, según la acusación pública, más de veinte millones de euros. Pide para Zaplana 19 años de prisión. A los acusados se les imputan supuestos delitos de organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho, prevaricación y falsedad documental.

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