La izquierda valenciana aprovecha una protesta multitudinaria contra Mazón por su gestión de la DANA para cobrar protagonismo

La marcha masiva, convocada por más de sesenta entidades con la asociación nacionalista catalana Acció Cultural del País Valencià al frente, ha servido para canalizar la ira de un pueblo que se siente abandonado por las administraciones, pese a haber sufrido una catástrofe histórica que ha dejado más de doscientos muertos y decenas de desaparecidos. Once días después, reclama medios para rehacer sus vidas, más allá de la solidaridad de la que ha tenido que tirar ante la descoordinación entre instituciones.

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También para que la izquierda valenciana recupere protagonismo ante una multitud un año y medio después de perder el poder institucional que ostentaba a nivel autonómico y municipal. La protesta, que se ha replicado en otras ciudades como Alicante, Elche o Madrid, ha reunido en la capital del Turia a 130.000 personas según Delegación del Gobierno. Una concentración similar a la de una mascletà en plenas Fallas en la Plaza del Ayuntamiento, donde se ha iniciado. Los organizadores no han ofrecido un dato de participación ante la imposibilidad de calcularlo.

Aunque no se han producido incidentes durante el recorrido, los antidisturbios han tenido que intervenir tras el lanzamiento de bengalas al balcón del Ayuntamiento por parte de varios radicales cuando la protesta ya había avanzado. Asimismo, las fachadas del consistorio y del Palau de la Generalitat, donde ha finalizado la marcha, han quedado manchadas de barro y con pintadas de color rojo en las que se podía leer «Mazón, asesino».

«Con absoluto respeto a todos, considero que la confrontación y el vandalismo jamás serán la solución», la lamentado la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, en un mensaje en X sobre los daños en el Ayuntamiento. Al término de la marcha también se han producido cargas policiales en la Plaza de la Virgen, después de que algunos manifestantes arrojaran botes de pintura a los agentes.

Muchos de los manifestantes han llegado en columnas a pie desde los municipios más afectados por la riada, manchados incluso de barro tras una jornada más dedicada a limpiar calles cubiertas por el lodo y a repartir alimentos.

Entre las pancartas de los asistentes se han podido leer lemas como «Sánchez y Mazón misma mierda son», «Hoy no están todas nuestras voces juntas porque desde debajo del barro no se puede gritar», «Ni olvido ni perdón», «Colapsamos las calles de las personas que tú has dejado morir», «No nos mires, mánchate», «Solo el pueblo salva el pueblo», «La ciudad destruida y Mazón de comida» o «Nuestras manos están manchadas de barro, las vuestras de sangre». También ha habido críticas contra la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, a la que afeaban su desconocimiento del sistema Es-Alert.

Pese a que, en principio, se concibió como una marcha silenciosa por respeto a las víctimas, se han podido escuchar constantemente gritos de «No son muertos, son asesinados», «Asesinos», «El President, a Picassent», o «Mazón dimite, sal del escondite», al tiempo que se han podido ver escobas manchadas de barro en alto y hasta un muñeco que representaba a Mazón.

A las puertas del Palau de la Generalitat se han depositado guantes, zapatillas y botas manchadas de barro. Allí se ha guardado un minuto de silencio por las víctimas y se ha leído un manifiesto en el que se exigía, entre otros, la dimisión de Mazón y la apertura de un procedimiento judicial que determine las responsabilidades «por las consecuencias evitables de la catástrofe»; una alternativa residencial para los damnificados; que se refuerce el transporte público ante la pérdida de miles de vehículos privados; o que se prohíba construir en zonas inundables.

Pese a que ese escrito apunta que el Gobierno central «debería haber presionado» al valenciano «ante su inacción» para intervenir «con todos los efectivos disponibles», evita pedir cuentas al Ejecutivo de Pedro Sánchez o la Confederación Hidrográfica del Júcar, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera. Sí han cargado contra los empresarios, a los que acusan de poner en peligro la vida de muchos trabajadores pese a la alerta meteorológica, y contra «el retraso inexplicable en la llegada de las intervenciones de los cuerpos de emergencias a las localidades afectadas».

Desde el PP han intentado quitar hierro a una marcha «politizada». «Las entidades catalanistas del 'Països Catalans' vienen a montar lío y colapsar la ciudad de Valencia. No les importan nada las víctimas, solo la política», ha indicado la formación en un mensaje en X. Convocada por 65 entidades y secundada por 83 movimientos sociales y sindicatos, el llamamiento ha estado difundiéndose en redes sociales desde la semana pasada con una foto de Carlos Mazón boca abajo, presente en la pancarta que abría la protesta. También Compromís y Podemos la han secundado.