Hazte premium Hazte premium

«Obsesiones identitarias» para eliminar topónimos en español: el origen de muchos nombres no era valenciano ni catalán, sino lemosín

Investigadores aportan documentos de hace siglos con la denominación de la lengua original que contradice el discurso nacionalista para justificar que se borre el castellano

«Quienes se oponen a la libertad lingüística en España porque segrega rechazan lo que hizo Nelson Mandela»

«Si no me habla en castellano la dejo donde yo quiera»: denuncian a un taxista por dirigirse en español a una clienta

Documentos con alusión al lemosín difundidos en redes sociales por la entidad cultural de divulgación histórica Corona de Aragón. ABC
José Luis Fernández

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Uno de los exponentes de la imposición lingüística y la exclusión del castellano en la Comunidad Valenciana -al igual que en Cataluña y Baleares- se aprecia en las denominaciones de municipios. Para el investigador y divulgador Jesús Laínz, ese revisionismo apelando a fundamentos históricos responde más a «obsesiones identitarias» que a rigor científico, y lo rebate con documentos.

En su capítulo dentro del libro recientemente publicado 'El robo de los nombres de nuestros pueblos. La sinrazón de la toponimia en España', este coautor recuerda que en estas tres Comunidades Autónomas, antes de que se llamara su lengua «valenciano» o «catalán» (menos usual, «balear») las referencias documentadas indicaban «lemosín», verdadero origen del idioma.

Y más allá de esta etiqueta, que parece oportunamente olvidada a partir del siglo XVIII, más por convenciones acordadas para encajar en la estrategia nacionalista que en aras de respetar la tradición a la que tanto se apela, la cuestión patente en la bibliografía es que los nombres de ciudades y municipios en castellano se usaban tanto o más que en las otras lenguas hoy cooficiales.

«Tanto los libros como los mapas demuestran la utilización de topónimos de ambas procedencias lingüísticas», subraya Laínz, quien menciona casos como los de Ontiniente, Castellón, Alicante o Elche, en el ámbito de la Comunidad Valenciana, además de otros catalanes como Lérida y Gerona, que incluso aparecen así en textos antiguos escritos en catalán.

Para este escritor, autor también de 'La lengua retorcida', entre otras obras, «los diversos topónimos de las regiones bilingües en España han convivido sin problema algunos, ni público ni privado, desde hace casi un milenio, por lo que no se comprende bien la eliminación de la versión denominada castellana o española como si se tratase de la corrección de una imposición política en tiempos de Franco, Felipe V o los Reyes Católicos».

En cambio, según su análisis, las razones de esta mutación toponímica de erradicación de una de las dos denominaciones hay que buscarlas más recientemente, «desde la instauración del Estado de las Autonomías diseñado en la Constitución de 1978».

Los «cambios» y «eliminaciones» de nombres de lugar no se han consumado «para facilitar su identificación; no se trata de una necesidad de los ciudadanos españoles y extranjeros para lograr comprender donde se encuentran, sino de los políticos que con ello refuerzas sus obsesiones identitarias».

Y concluye que «no hay ningún motivo histórico ni filológico para hacerlos desaparecer, solamente político, esta mutilación es un atentado contra la lengua y la historia de España en general».

Responde a una «hispanofobia», según Hablamos Español

Para Gloria Lago, presidenta de la asociación Hablamos Español, que edita este libro, y autora de otro de sus capítulos, «lo que subyace en esta práctica hispanófoba es un intento de ocultación de que el español también es una lengua que históricamente ha tenido una presencia en estos lugares».

Pone el acento, asimismo, en que muchos de estos topónimos en castellano «no son exónimos, palabras que se hayan generado mediante traducción, adaptación grafológica o fonética 'desde fuera', sino que han sido creadas por los hablantes de español, parte de los cuales vivían en estos lugares», y en algunos casos, incluso es más antiguo el topónimo en español que en la otra lengua. Uno de los casos más paradigmáticos está en Villajoyosa, sustituido por La Vila Joiosa que -con el artículo- no existió hasta 1978.

En cuanto a los orígenes y ese término proscrito de lemosín, se puede encontrar, por ejemplo, en documentos difundidos en 1700 sobre «La Fiesta de Elche» referidos al Misteri d'Elx, con la siguiente presentación: «Este traslado de la Fiesta de Nuestra Señora de la Assumpción de esta Villa de Elche, Reyno de Valencia; fue traducido de lengua lemosina a la castellana por Claudiano Phelipe Perpiñán…» No obstante, esta evidencia se interpreta por otros investigadores como parte de un «discurso periférico» y se prefiere la denominación de catalán con carácter general y universal.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación