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El instituto Aiju construirá una planta europea para reciclar residuos animales como biodiésel y fertilizante

La investigación premiada por la UE ha logrado separar grasas de proteínas y cuenta con el respaldo de Cepsa, la Universidad de Murcia y otros centros tecnológicos

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Muestras de laboratorio obtenidas durante las pruebas de esta investigación ABC
José Luis Fernández

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El Instituto Tecnológico del Producto Infantil y de Ocio (Aiju) coordina un proyecto europeo que diseñará y construirá una planta piloto para el reciclaje de grasa animal de residuos cárnicos como biodiésel y fertilizantes agrícolas orgánicos que han demostrado una potente capacidad para favorecer el crecimiento de las plantas.

Estos desechos de origen vacuno no pueden ser utilizados ni para alimentación humana ni animal y representan un problema por el costoso tratamiento para su eliminación, en la actualidad incinerados fundamentalmente. Además de obtener el biocarburante de nueva generación -que representa una mejora del 35% en comparación con los anteriores y más de un 80% la huella de carbono causada por los procesos actuales- con la fracción grasa de este residuo también se aprovecha la fracción proteica que contiene para obtener bioestimulantes de aplicación en la agricultura.

Este otro uso simplifica el ciclo del nitrógeno de las plantas, al eliminar las etapas de nitrificación. De esta forma, las plantas se nutren directamente de los aminoácidos para formar proteínas, con lo que evitan tener que sintetizarlas y, reservan esta energía, para llevar a cabo diversos procesos metabólicos que suponen un aumento en su producción, tal como han divulgado desde Aiju.

En este sentido, una de las principales ventajas de este proyecto, además de la diversificación de fuentes de obtención de la materia prima, es la utilización de un proceso alternativo para obtener aminoácidos, que reduce al menos en un 96% el consumo de agua, en comparación con el proceso convencional.

Los estudios realizados para la validación de los bioestimulantes obtenidos a raíz del proyecto LIFE Superbiodiesel han permitido comprobar que se ajustan a los estándares aplicables sobre mejoradores del suelo, al determinar sus buenas prestaciones a la hora de potenciar el crecimiento de las plantas, además de mostrarlos como fertilizantes orgánicos o bioestimulantes idóneos, dotándoles de un gran potencial para su comercialización.

En este sentido, desde el Instituto Tecnológico del Calzado (Inescop), se evaluó el crecimiento por germinación de diferentes variedades de plantas y, por ejemplo, en el caso de la col china, esta ve incrementado entre un 35% y un 40%, combinados con bajas dosis de los bioestimulantes.

Según Henoc Pérez, técnico responsable del ensayo en Inescop, estos nuevos productos «obtenidos mediante hidrólisis enzimática a partir de la fracción proteica de las carnazas muestran una notoria mejora en la estimulación del crecimiento de las plantas respecto de otros bioestimulantes comerciales de naturaleza semejante«.

Por su parte, desde Organovac, socio del consorcio que acoge la planta piloto en sus instalaciones de Lorca y asegura el suministro de materia prima, anticipa que tendrá la capacidad de procesar cuatro toneladas anuales de bioestimulantes.

De hecho, tanto la planta para la producción de biodiesel, como la planta enzimática para la obtención de los bioestimulantes, se encuentran en estancias anexas para facilitar que la separación en fracciones grasa y proteica de los residuos procedentes de las industrias del curtido alimenten como materia prima a los dos procesos.

Gabriel Molina, Project Manager de OrganoVac, indica que «el valor añadido de la empresa es la experiencia durante más de 85 años en la recogida selectiva y gestión de productos laterales de la industria del curtido, creando una economía circular en beneficio de la sociedad».

Un consorcio con recursos

El consorcio del proyecto Superbiodiesel «Producción de biodiesel avanzado a partir de residuos animales mediante tecnologías supercríticas» está coordinado por Aiju y en él participan Cepsa, Imdea, Inescop, ITQ-CSIC, Organovac, S.L. y la Universidad de Murcia.

Dentro de un balance anual con el resto de iniciativas, Aiju ha movilizado en 2022 más de diez millones de euros en el desarrollo de 65 proyectos de I+D+I, nacionales y europeos, para promover la investigación e innovación en el tejido empresarial.

En estos proyectos participaron más de 30 empresas, universidades y centros de investigación relacionados con la seguridad infantil, la aplicación de tecnologías TIC y la sostenibilidad o la economía circular. También ha trabajado en iniciativas relacionadas con la digitalización, la automatización, robotización o la inteligencia artificial, según ha indicado este centro tecnológico radicado en Ibi (Alicante) en un comunicado.

Además, la fabricación aditiva, las nuevas pautas y tendencias de los consumidores infantiles o la gamificación vinculada con la salud y los colectivos vulnerables han sido otras de las líneas principales en la innovación del instituto tecnológico y de sus empresas asociadas.

Fabricación aditiva

El presidente de Aiju, Pablo Cañizares, ha destacado en la presentación de la Memoria Anual 2022 el «esfuerzo e inversión» realizado en la modernización de las infraestructuras y maquinaria del Centro Tecnológico, especialmente en el área de fabricación aditiva y el Toy Lab.

«En 2022 hemos focalizado muchos proyectos de I+D+I en la sostenibilidad y todas las fases del ciclo de vida de los productos. Es evidente que nuestros sectores de producto infantil, y especialmente las empresas de transformación de plásticos, están muy preocupadas por este vector tecnológico y social», ha precisado Cañizares.

En cuanto a servicios tecnológicos, en 2022, realizó 36.377 servicios tecnológicos a 1.713 empresas clientes. En concreto, estos servicios fueron 21.040 análisis químicos; 12.110 análisis físicos; 2.548 servicios de materiales y procesos y 183 servicios de organización, gestión de producto y desarrollo sostenible. Además, durante este periodo, AIJU obtuvo un total de 8,7 millones de euros de ingresos, fundamentalmente de incentivos de I+D y los servicios I+D a empresas.

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