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La forma de pedir un café en España que enfada a los camareros: «Es un nivel de cuñado experimentado»

Las chanzas a la hora de hacer los pedidos generan cansancio entre el personal de hostelería y las redes alimentan más los tópicos en vez desterrarlos

La forma de pedir una cerveza en España que molesta terriblemente a los camareros: «Es la frase del manual del cuñao»

Un camarero sirve un café con habilidad artística, en una imagen de archivo JUAN CARLOS SOLER
José Luis Fernández

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Las ganas de parecer gracioso llevan a muchos a repetir chascarrillos tópicos como si fueran novedad y hartan a los camareros. Sin ir más lejos, hay un repertorio variado para pedir un café: «Es un nivel de cuñado experimentado», apunta un internauta.

En un hilo de X (antes Twitter) hilvanado por el influencer valenciano Jesús Soriano queda patente, además, que sus seguidores critican esta falta de inventiva al tiempo que algunos añaden más chanzas igualmente de dudoso humor y reconocen incluso que se ríen.

«Ponme un café que haya estado en la cárcel. ¿Cómo? Un expreso». Ese es el pedido que tanto enfada al personal de hostelería, después de haberlo soportado en infinidad de ocasiones.

A la vista de las imágenes que lo acompañan, con el rostro expresivo de hastío de un niño, una de las lectoras que reaccionan lo corrobora: «Son las mismas caras que ponemos mi marido y yo cuando nos hacemos chistes horribles, pero necesarios». Eso sí, entre muchas risas.

Lejos de contentarse con solidarizarse con los trabajadores del ramo, abundan quienes tiran de otros dichos manidos, sobre todo, con el juego de palabras de «café solo, no, con magdalena… o ponga dos cafés», etcétera.

O también una ocurrencia con otra modalidad típica a la hora de servir esta bebida: «¿Le pongo el café tímido que toma después de comer? ¿Café tímido? Sí, un cortado».

En esta sucesión de gracietas, algunos descubren novedades y lo disfrutan («es malo el chiste, pero de lo malo me ha salido una buen carcajada») o admiten el bajo nivel creativo: «Esa nunca la había oído, es de cuñado de nueva generación, eh».

En definitiva, un poco pesadilla para quien está detrás de la barra o toma nota junto a la mesa, igual que les ocurre con la broma pesada tantas veces escuchada con la cerveza porque el vaso o la copa tenía un agujero y se ha vaciado, soltada sistemáticamente una vez terminada la consumición.

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