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Las argucias para inflar las horas de catalán de la inmersión lingüística en la zona castellanohablante de Alicante

Los planes experimentales ahora suprimidos por Mazón computaban editar revistas y hacer trabajos para dar la clase en castellano y no crear tensión con las familias

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Manifestación de la Plataforma de Docentes por la Libertad Lingüística en la Vega Baja contra las imposiciones del catalán en las aulas ABC
José Luis Fernández

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El curso escolar en la Comunidad Valenciana ha arrancado esta semana como el del fin de la inmersión lingüística en catalán, entre otras novedades, con la nueva Ley de Libertad Educativa, y uno de los aspectos más relevantes eran los planes experimentales. Esta fórmula se implantó en la Vega Baja de Alicante, zona castellanohablante, con una serie de argucias para evitar tensiones con las familias.

Consciente de que en esta comarca tradicionalmente se da el uso más bajo del valenciano entre la población, el entonces conseller de Educación, Vicent Marzà (Compromís), se reunió en 2017 con representantes de la comunidad escolar para anunciar una aplicación más flexible y progresiva de la Ley de Plurilingüismo, con cuotas del 25% de la carga lectiva en un idioma que no conocen.

«Se hacían revistas, trabajos, actividades y cualquier cosa en valenciano, de forma que las clases se seguían dando en castellano, o bien el profesor empezaba con un 'bon dia' y luego ya seguía todo el tiempo en castellano», recuerda un docente que ha vivido ese proceso de cerca.

También hubo quienes lo intentaron: «Algunos sí empezaron a explicar todo en valenciano, casi como héroes, pero se cansaban y abandonaron porque se pasaban el tiempo aclarando todo, porque los alumnos no le entendían».

Recuerdan también estas triquiñuelas a las empleadas igualmente para inflar las horas de clase en castellano, cuando la cuota no llegaba a ese 25% mínimo, tal como reveló la asociación Hablamos Español y publicó ABC. En este caso, computaban las funciones de teatro, el tiempo de consulta a los profesores -tutorías- o para hacer los deberes.

Hasta cierto punto, podría pensarse que maquillar el tiempo de clase en valenciano en la Vega Baja, donde la mayoría de los habitantes usan el castellano exclusivamente, demostraba indulgencia y comprensión o empatía. No obstante, el docente que ha relatado aquella etapa a este diario revela cuál era la consecuencia nefasta a medio y largo plazo: «El problema venía después al tener que aprobar un examen de esa asignatura en valenciano al final del ciclo educativo, porque no valía decir que no sabías, ya que sobre el papel, constaba que llevabas cuatro años aprendiendo la materia en esa lengua».

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