El CNI desistió de investigar al cerebro del 17-A al llevar otros 610 casos de yihadismo
Entre 2012 y 2017 hizo 46 entrevistas como las de Es Satty y tenía bajo control a 268 sospechosos
Los papeles del CNI desmontan las teorías conspiranoicas de los socios secesionistas de Sánchez
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El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tenía 369 investigaciones abiertas sobre objetivos de interés vinculados a entornos terroristas, tanto dentro como fuera de España, cuando sus agentes descartaron al imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty como confidente en 2014, tres años antes de ... que se perpetraran los atentados de Cataluña. En el ámbito del islamismo radical, el número de casos ascendía a 610. Y de ellos, el 60% se desarrollaron en el extranjero, en colaboración con otros servicios de inteligencia.
Así lo reveló Félix Sanz Roldán cuando era director del centro, en su comparecencia ante la comisión de secretos oficiales del Congreso de marzo de 2018, según la documentación desclasificada por el Gobierno, aportada a la comisión de investigación de estos sucesos en la Cámara Baja.
«Era un periodo de muy alta actividad terrorista tanto dentro como fuera de España, por lo que, al no observar elementos que permitieran deducir que Es Satty constituía una amenaza, se abandonó su seguimiento y se dedicaron los recursos empleados en el mismo a otros objetivos sobre los que confluían una serie de circunstancias que los hacían mucho más peligrosos», explicó sobre el imán que años después sería considerado 'cerebro' de los atentados de Barcelona y Cambrils. En esos meses de 2014, en lo que respecta a mezquitas e imanes, el CNI hubo de ejercer control, en distintos grados, de más de 268 sospechosos. Y, por entonces, ya el número de centros religiosos era de 1.340.
En ese periodo y como telón de fondo, en Occidente se habían producido una serie de atentados terroristas promovidos por Daesh, que había hecho un llamamiento a sus fieles para que perpetraran ataques allá donde estuvieran. Como ejemplos, cabe destacar el atentado en el Parlamento de Ottawa (Canadá) que dejó un muerto en octubre de 2014; el secuestro de 17 personas en una cafetería de Sídney (Australia) que se cobró la vida de dos rehenes, en diciembre de 2014; los atentados de la revista 'Charlie Hebdo' y un supermercado de comida judía en París, en los que 17 personas fueron asesinadas, generando una situación de alerta «muy elevada» en toda Europa, en enero de 2015; o el ataque en Copenhague, que se saldó con siete víctimas mortales solo un mes después. «Teniendo en cuenta lo anterior y que durante la investigación sobre Es Satty no se encontraron elementos de interés contraterrorista, se abandonó su seguimiento», razonó entonces Sanz Roldán.
Los contactos con él se habían iniciado en marzo de 2014, cuando agentes del CNI se desplazaron a la prisión de Castellón, donde Es Satty cumplía una condena de cuatro años por tráfico de drogas. En total, se produjeron tres encuentros, «un procedimiento válido y eficaz para el trabajo del CNI», según defendió quien fuera jefe del centro.
«Resultan de interés para evaluar potenciales amenazas contra la seguridad y obtener información que ayude a comprender en profundidad los parámetros de la amenaza terrorista. El perfil de las personas a las que se entrevista varía, pero hoy todas ellas tienen o han tenido alguna relación con entornos yihadíes», profundizó.
Un dato que respalda estas afirmaciones es que del total de 46 entrevistas que agentes del CNI dedicados a la lucha contra el terrorismo realizaron en centros penitenciarios entre 2012 y 2017, 32 de ellas, un 69,5%, fueron de interés desde el punto de vista de la lucha contra el terrorismo, pues aportaron datos que permitieron conocer con mayor profundidad detalles sobre investigaciones en curso, ayudaron a iniciar o impulsar nuevas líneas de investigación y facilitaron el acceso a entornos de interés o a conocer ámbitos informativos importantes. «Es un procedimiento estándar que practican de forma rutinaria tanto las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como los Servicios de Inteligencia en Europa», insistió.
«Declaraciones interesadas»
Además, en el caso de Es Satty, no fue sólo el CNI quien mantuvo contacto con él durante su estancia en prisión, según revela la documentación desclasificada. Dos años antes, entre abril y junio de 2012, el Grupo de Inteligencia de la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón mantuvo otras tres entrevistas con él. El propio imán las había solicitado y los agentes se desplazaron al centro penitenciario.
Su principal motivación para colaborar entonces eran las amenazas de muerte que aseguraba haber recibido por parte de una supuesta organización criminal, así como su deseo de no regresar a Marruecos, según la valoración final que la Benemérita reflejó en uno de sus informes. «Por lo citado anteriormente es muy posible que sus declaraciones sean interesadas y muy probablemente sesgadas, si bien no tienen por qué ser inciertas», plasmaron en el mismo. Destacaron también que Es Satty había tenido relación con personas que se dedicaban al transporte de droga y piezas robadas por carretera entre España y Marruecos, «sin poder asegurar que posteriormente financiaran supuestamente atentados terroristas».
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