Ciudadanos prescinde de Carlos Cuadrado, el muñidor de la moción de censura en Murcia
Estuvo en el Comité Permanente de Albert Rivera y llegó a ser el hombre fuerte de Inés Arrimadas
![El exvicesecretario general de CS Carlos Cuadrado](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/01/cuadrado-RAhEEs6S9D9jEbC6Qnh2VhL-1200x840@abc.jpg)
De héroe a villano, de todo a nada. La historia de Carlos Cuadrado, exvicesecretario general de Ciudadanos (CS), es la de tantos políticos que después de alcanzar el poder, se despiden por la puerta de atrás ante la indiferencia –en el mejor de los casos– de sus antiguos compañeros.
Este martes, como ha adelantado 'El Periódico de España' y ha confirmado ABC, la nueva cúpula de CS oficializó un movimiento esperado desde la renovación del partido en su VI Asamblea General, celebrada en enero. Cuadrado, en la formación desde los inicios de CS, fue despedido.
El nombramiento de José Manuel Gil como secretario de Finanzas apartaba a Cuadrado de su más antigua responsabilidad –y la última que conservaba–. Así que el martes, la nueva dirección le comunicó su destitución. Como tesorero, deja las cuentas del partido saneadas, con once millones de euros en caja, a pesar de la merma de ingresos que sufre CS desde el inicio de su crisis, en la debacle electoral de noviembre del 2019.
Cuadrado formaba parte del Comité Permanente de Albert Rivera, pero no gozaba de la responsabilidad estratégica que sí recaía en hombros de José Manuel Villegas, Fernando de Páramo, Juan Carlos Girauta y Fran Hervías. En la etapa final de Rivera, este nombró a su tesorero, además, vicesecretario general, en un último intento de reforzar la parcela orgánica.
Sin embargo, no fue hasta su dimisión, fuera ya del partido Rivera, Villegas, De Páramo y Girauta, y con Hervías apartado de la dirección, cuando ganó galones.
Arrimadas apostó por él y por José María Espejo-Saavedra, ambos del Comité Permanente de Rivera, pero no de su núcleo más cercano, para controlar el aparato del partido, con Marina Bravo, secretaria general, de perfil mucho más técnico.
Cuadrado diseñó una estrategia para alejarse del PP, después de fracasar el planteamiento de Rivera, que lo estableció como socio preferente en un intento de 'sorpasso' que pasaba por una formación de gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sin repetición electoral.
Voces internas señalándole
Con el beneplácito de Inés Arrimadas, que defendió por activa y por pasiva «hacer lo correcto», y también de figuras como Edmundo Bal, negoció y pactó las prórrogas de los estados de alarma por el coronavirus con Félix Bolaños, que entonces aún no era ministro.
Cuando el PP pasó a votar en contra de las prórrogas, la presión externa e interna empezó a crecer en CS por temor a convertirse en muleta del sanchismo. Girauta rompió su carnet incluso antes, cuando los populares se abstuvieron, y Marcos de Quinto, fichaje estrella de Rivera, hizo lo mismo en la quinta prórroga, tras votar a favor contra su propio criterio.
Aun así, Cuadrado abogó por negociar los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021. En esos momentos, las encuestas le daban la razón, con CS cerca del diez por ciento en intención de voto; casi cuatro puntos más que en 2019. En verano del 2020, el acuerdo con el Gobierno parecía hecho, pero la intervención de Iglesias fue decisiva en septiembre para inclinar la balanza hacia ERC y Bildu. Entonces, comenzó un runrún ensordecedor con voces internas señalando a Cuadrado como origen de todos los males.
Arrimadas dio un golpe sobre la mesa cuando el Gobierno cedió a los separatistas la eliminación del carácter vehicular del español que recogía inicialmente la 'ley Celaá', y los PGE se alejaron definitivamente.
El principio de su final
En febrero del 2021, una campaña en las elecciones catalanas de perfil bajísimo en plena pandemia, con todos los actos telemáticos por iniciativa de Cuadrado, fue insuficiente para cerrar las heridas de CS, que perdió treinta escaños tras su histórica victoria en 2017. Entonces, se pidieron las cabezas de Cuadrado y de Espejo-Saavedra, pero Arrimadas los mantuvo.
Fue un mes después, en marzo, cuando se precipitó el principio de su final. En un intento de protagonizar un giro de guion, Cuadrado promovió una doble moción de censura contra los gobiernos que compartía con el PP en la Región de Murcia y el Ayuntamiento de Murcia.
La rebelión interna de varios diputados autonómicos de CS, recompensados con un puesto en el Gobierno de Fernando López Miras (PP), dio al traste con las intenciones de CS de sustituir al PP por el PSOE, entre acusaciones de corrupción a los populares.
Después, el PP de Pablo Casado inició su opa hostil a CS, con el fichaje de Fran Hervías, responsable de la implantación nacional de la formación naranja. Entonces sí, Arrimadas aceptó sendas dimisiones de Cuadrado y Espejo-Saavedra, forzadas por los acontecimientos, que también se llevaron por delante el Gobierno de CS en la Comunidad de Madrid, por un adelanto electoral de Isabel Díaz Ayuso (PP), que se saldó con una sólida victoria suya y la desaparición de CS con Bal como candidato. Cuadrado, tantos años después, dijo este martes adiós a su equipo.
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