Repensar Cataluña
Agustí Colomines: «El independentismo irá a más y será más conflictivo»
ABC realiza una serie de entrevistas para abordar la nueva etapa «post procés»: repensar, hoy, la Cataluña del mañana
¿Y ahora qué?
El 'procés', entendido como una manera de discutir qué es Cataluña, sigue abierto. No hay una solución. No hay fórmulas intermedias porque han desaparecido, solo hay dos opciones: irse de España o quedarse.
Ha ganado el PSC.
Le pasará como a ... Inés Arrimadas, no podrá formar gobierno. El bloque independentista es suficientemente sólido como para impedirlo.
¿Entonces?
La única fórmula es ponernos de acuerdo en cómo decidimos quién gana. Desde luego, a golpe de Constitución seguro que no. Y a golpe de declaración unilateral de independencia, tampoco. La única posibilidad que veo es plantear un referéndum con unas normas, pregunta binaria e incluso con cláusulas sobre la participación y cuándo se puede volver a convocar si gana el no a la independencia.
Condenados al 50 por ciento.
Depende. El verdadero conflicto vendría con el post referéndum. Tanto si gana el unionismo como si gana el independentismo. Si los primeros optan por cargarse la autonomía, tendrán el conflicto servido 50 años más. Y si gana el independentismo y no es capaz de crear un proyecto integrador tampoco se solucionará nada.
La realidad.
Hay que gestionarla. El multilingüismo, por ejemplo, como hacemos usted y yo, uno utilizando el catalán y otro, el español, es un paso adelante.
¿Cómo se contenta al independentismo?
esde mi punto de vista, el Estado no tiene propuesta, no ya que sea atractiva o guste. No tiene nada.
¿Blindando competencias?
Si fuera verdad, sí. Pero este ha sido siempre el problema. Prometen, dicen… El pujolismo tuvo un gran defecto, alimentado por el Estado: lo del 'peix al cove'. Es una de las cosas más nefastas que ha habido en España. Da la sensación de mercadeo permanente, de egoísmo y de provisionalidad política por un interés concreto. No hay modelo estable y federal que permita sentirse español con tu propio acento, que es diferente a cualquier otro acento, que no son peores, pero sí diferentes: lengua, cultura...
¿El conflicto crece por ahí?
Sí.
¿Peor que hace 40 años?
Si uno es honesto, desde el punto de vista de la catalanidad, sí. La inmigración actual no es como la de hace cuatro décadas...
Como en Madrid.
Pero en Madrid se habla español. En Cataluña, la inmigración no se integra desde la perspectiva catalana. Se integran en español. Así, la minorización del catalán es cada vez más grande. El catalán solo se aguanta desde las instituciones. Esta situación crea malestar en el catalanismo. Y es un 'casus belli'.
También para los castellanoparlantes de Cataluña.
En este tema, el cambio de la dictadura, solo en español, a la democracia, donde el catalán tuvo que ganar espacio a costa del español, no lo hicimos bien. Nunca ha habido una voluntad central para entendernos.
Volviendo al 'procés' y al pujolismo… ¿o es lo mismo?
Pujol gestionó una autonomía. No era independentista. Hemos visto, cuando las cosas se han puesto serias, que la autonomía está vacía. No tiene recursos económicos. La Generalitat tiene que pasar siempre por el Gobierno. No hay relación bilateral.
Sin solución.
Si no se hace cirugía radical, no. Esta pasa por consensuar el conflicto. Pasa por votar. El consenso es votar.
Aunque Cataluña no sea soberana.
Déjese de historias. Tenemos un problema, ¿verdad? Este problema lleva diez años enquistado. No se solucionará ni encarcelando a los dirigentes independentistas. ¿Qué alternativa se ofrece? Yo, para que se entienda, no pienso parar...
Es mejor votar acuerdos o pactos.
La famosa mesa de diálogo entre Gobiernos. Volvemos a lo mismo. Nadie sabe lo que es. Creo que hemos pasado la línea de los parches y acuerdos estilo Herrero de Miñón. El independentismo ha llegado muy lejos. Y el unionismo cree que, por haber parado el 1-O y que la independencia no duró ni cinco minutos, ya está todo hecho, se acabó el problema…
Y no es así.
No. Y se verá. Se ha producido un cambio sociológico, que ahora solo está paralizado por la pandemia. Mi predicción es que el independentismo irá a más. Será más conflictivo y más difícil para llegar a un acuerdo.
¿No hay cansancio?
Claro. La situación es insana. De ahí que yo solo vea como solución un referéndum. Si el unionismo ofrece algo que pueda satisfacer a gran parte del independentismo igual les convence para que voten no.
¿Hay políticos de altura?
-No. Y todos son inexpertos. Este es un problema muy español. Todos los líderes políticos son jóvenes. Y en lugar de plantear unas bases políticas nuevas se van a 1978. Yo voté a favor de la Constitución. Entre democracia y dictadura, prefiero esta democracia, pese a todo. Pero soy crítico con este régimen porque no ha solucionado el problema catalán que dura 300 años.
Se puede reformar la Constitución.
Y también querer una catalana. Cuanta más resistencia al cambio, más independentistas. Un ejemplo de ello es Mas, que no era independentista, pero solo recibió negativas a sus propuestas. Le cerraron todas las puertas. Mas hubiera aceptado un plan gradual para llegar al concierto económico. No quería el choque, el enfrentamiento.
Usted fue de los que le 'empujó'.
Trabajé mucho para que Mas diera el salto. A diferencia de él, para mí, ser independentista es algo natural.
Hace unos años, habló de violencia.
Se me interpretó mal. Dije y mantengo que el independentismo decidió no utilizar la violencia y, por lo tanto, no quiere muertos. Así, el independentismo señala que su apuesta es lenta, pactada, acordada. Las prisas en el mundo independentista no son buenas. Mi apuesta es el referéndum.
Yugoslavia.
Es la excepción. Un ejemplo nefasto. Al caer la dictadura se vio la realidad. Las clases son movibles. Lo que cuesta mucho es mover la identidad. El sentimiento es natural.
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