Marc Timón: «Nadie puede negar que John Williams es uno de los Beethoven del siglo XXI»

-Dirigir el estreno mundial de una obra de John Williams no es algo que pase cada día.

-Cuando empezamos a hablarlo con Gloria Cheng, su pianista, no podía creerme que fuera en serio. Me dijo que le haría ilusión tocar en el Palau, y me preguntó si me gustaba John Williams. Le dije que por supuesto, me propuso dirigir un estreno, y al día siguiente nos pusimos manos a la obra. Con la Orquesta Sinfónica del Vallès, estrenaremos una composición suya, y yo también estreno una pieza dedicada a él, al maestro que nos ha inspirado a tantos.

-Para los compositores de bandas sonoras, ¿John Williams será, dentro de algunos años, algo así como fue Haydn para los compositores del Clasicismo, que lo llamaban 'papá'?

-Es posible. A menudo, en el contexto de la música clásica, cuando se habla de bandas sonoras y John Williams, surge el comentario fácil, como si fuera una música menor, cuando nadie puede negar que es uno de los Beethoven del siglo XXI, a muchos niveles. Yo creo que Williams aglutina la tradición de Korngold, Prokofiev e incluso Debussy. Hay compositores que me hacen sonreír internamente. Y con Williams y Debussy me pasa. El dominio orquestal de Williams es brutal.

-A menudo intentamos distinguir entre música clásica, música contemporánea, bandas sonoras... ¿Ponemos demasiadas etiquetas?

-El ser humano en general está enfermo de poner etiquetas, nos viene por la necesidad que tiene de ordenar las cosas. Si no las ordenamos y etiquetamos, nos explota la cabeza. He venido al mundo a romper etiquetas, pero no porque sea un rebelde, sino porque me interesan tantas cosas y tan diferentes que, ¿por qué me tengo que casar con una etiqueta? Me parece absurdo que nos tengamos que ceñir a un solo lenguaje, y menos en la música clásica, con el abanico de posibilidades que nos da una orquesta. Hay que disfrutar la música sin prejuicios. Cuando voy a ver una película de un director que me interesa, ni miro tráileres ni leo críticas, porque a medida que vamos sabiendo cosas, vamos generando también prejuicios.

-Con tanta información, ¿es más complicado el trabajo de un compositor ahora que hace 200 años?

-Es más complicado porque hay mucho ruido. Seguro que antes les era más fácil conectar con su ser más íntimo, que al final es de lo que se trata. Ahora bien, había otras dificultades, con temas tan básicos como el alimento o la calefacción. Para mí lo más importante como creador es encontrar mi verdad. A menudo me gustaría poder dejar de escuchar el ruido de nuestro mundo.

- Los Ángeles y Hollywood no parecen un buen lugar para encontrar el silencio.

-La calma, la tranquilidad y el silencio los encuentras allá donde esté bien. No hace falta ir al Pirineo para tener un silencio físico, te lo puedes gestionar con tu bienestar. Los Ángeles también me atrajo por el clima y la naturaleza, además de la industria cinematográfica. Me refería más a un ruido político, social, de redes.