Un autodidacta experto en explosivos: el 'cocinero' tras el mayor laboratorio de droga sintética de Cataluña

Sobre él solo pesa un antecedente, pero sin ninguna relación con el tráfico de drogas. Fue la llamada de unos vecinos a la Guardia Civil, durante la noche de San Juan de 2004. Habían escuchado un gran estruendo. Lo provocó un petardo que el ahora detenido -entonces menor- había fabricado él mismo. Su coqueteo con los explosivos lo siguió perpetuando en el laboratorio, donde los Mossos d'Esquadra han localizado diversos manuales, e incluso un artefacto con un iniciador a distancia por radiofrecuencia, aunque los agentes no tienen constancia de que la intención de éste fuese perpetrar ningún ataque, pese a que el diseño intervenido es similar al que algunos cacos emplean para reventar cajeros.

También manipulaba armas con maquinas para soldar. Durante el registro, la Policía localizó cinco largas y otras cinco cortas. Al menos dos de ellas, con capacidad para disparar. Para llegar hasta el sospechoso, el Cuerpo catalán ha contado con la colaboración de la Ertzaintza, que les alertó sobre la existencia y localización del laboratorio. Así, bajo la tutela del Juzgado de Instrucción 3 de Reus, los agentes desplegaron varias vigilancias en los alrededores de la casa, hasta que finalmente explotaron la operación, bautizada como Chinola.

En total son tres los detenidos. El cocinero, su pareja -por colaboración- y un individuo al que interceptaron los investigadores cuando salía de la casa con 1.200 pastillas de cocaína rosa, conocida como 2C-B o 'tuci'. Entre la droga incautada, más de 150 kilos de speed en estado puro y otros 100 kilos ya cortados y listos para su venta. También 5.000 pastillas más, así como 10 kilos de ketamina, cinco de cogollos de marihuana y 42.000 euros en efectivo.

«Probablemente sea de los mayores laboratorios desmantelados en España», ha explicado uno de los agentes de la Ertzaintza que participó en la investigación, aún abierta. La capacidad de producción de este enclave era de «varias toneladas anuales», y funcionaba, al menos, desde 2017. Es la primera vez que los investigadores se encuentran a un individuo con los conocimientos y la capacidad de producción del detenido. «Casi una pastilla para cada uno de los ciudadanos que viven en Cataluña», ha señalado el uniformado este viernes.

«Era capaz de pasar 20 o 24 horas sin parar, fabricando el producto. Llevo 24 años en la lucha contra el tráfico de drogas y no lo había visto nunca». Así lo ha indicado el policía vasco. «Tiene talento, capacidad innata y habilidad. Es muy difícil manipular los líquidos y hacer las mezclas sin que te exploten en la cara», ha proseguido el inspector de los Mossos Francesc Moragas.