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Oti Rodríguez Marchante - Barcelona al día

Piquitos Domènech y Zoolander Homs

La política en Cataluña cabe en una cucharilla de café, y esta cucharilla la ha llenado hasta el colmo o rebose una simple opinión de Pablo Iglesias

La política en Cataluña cabe en una cucharilla de café, y esta cucharilla la ha llenado hasta el colmo o rebose una simple opinión de Pablo Iglesias (no todas las opiniones de Iglesias son simples, sino sólo la mayoría) en la que desposeía de ese carácter sacro de línea roja a la matraca del derecho a decidir y la fiesta del referéndum. O sea, que Podemos, Pablemos, en Comú Pablemos o como queramos llamarlo ya no ve el referéndum catalán como un “sinequanon” para llegar a la Moncloa, es decir, que, en el fondo, al comú de los Pablemos no acaba de importunarle el saltarse un referéndum, porque, luego, ya una vez en el poder, pueden ir haciendo referéndum cada semana sobre cualquier cosa que se ponga a tiro, pues ese mega democrático que hablen las bases es el aire que respiran los de la nueva política, el nacionalismo, el regionalismo, el globalismo y hasta el Cameron de la Isla: ni un paso sin la asamblea.

Pero, al quitarle el rojo a la línea del referéndum, Pablo Iglesias ha puesto en un compromís a Xavier Domènech, que mucho besito y picotín cada vez que se cruzan por un pasillo, pero que ahora tiene que explicarse sobre el no referéndum con el mismo entusiasmo con el que se explicaba sobre el referéndum o el caos. Total, que el secesionismo de guardia tiene que mutar discretamente sobre la marcha desde la declaración unilateral de independencia a la declaración unilateral de referéndum, algo que a cualquier demócrata sensato le parecerá la misma chorrada pero con ruedecitas en la bici de niño principiante, y que a los de a vivir del cuento de la secesión les servirá para tirar lo que queda del año y parte del que viene, eso si los de la Cup no deciden mandar al formol al señor Puigdemont, el hombre capaz de cualquier cosa, incluida la nada. En fin, que todo es eso, política de cucharilla de café, salvo lo que hace Francesc Homs, la figura en el cartel, el Zoolander de la actualidad política catalana (Ben Stiller con las canas de Leslie Nielsen), el que anda en las traseras de los buses ofreciéndose como solución a los grandes problemas que tenemos por delante: él por detrás de los buses, y los problemas por delante. Cucharilla de café soluble…

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