Madí temió una «operación del CNI» tras los bitcoins rusos para Cataluña
El empresario desconfió de la oferta de supuestos emisarios del Kremlin para financiar la república
Puigdemont envió a Artadi a una reunión con rusos sobre criptomonedas antes de la declaración de independencia
Un supuesto espía, 10.000 soldados rusos y una reunión en un hotel de Barcelona para hablar sobre criptomonedas , en la que, por orden de Carles Puigdemont, participó la entonces consejera de Presidencia, Elsa Artadi, según ella misma confirmó en sede judicial la semana pasada ... . Se trata del penúltimo capítulo de la trama rusa del 'procés', por la que el juez Joaquín Aguirre investiga los presuntos lazos entre emisarios del Kremlin y un sector del soberanismo para favorecer la independencia de Cataluña .
Y es que la declaración de Artadi como testigo ante el titular del Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona confirmó lo que explicó el exresponsable de relaciones internacionales de CDC Víctor Terradellas al empresario David Madí –quien fuera hombre de confianza de Artur Mas– en unas conversaciones intervenidas por la Guardia Civil: que Puigdemont había mantenido dos encuentros con ciudadanos rusos para hablar de bitcoins, y lo hizo día antes de la fallida declaración unilateral de independencia (DUI). Madí temía que dichos contactos fuesen una « operación del CNI ».
De hecho, Terradellas llegó a plantear al empresario una reunión con «uno de los fundadores de la criptomoneda, de los primeros que idearon ésto, de la época de Gorbachov», para que le explicase «lo mismo que le explicó a Elsa Artadi», pero éste –al menos en dicha comunicación– no aceptó.
Fue en vísperas de la DUI , el 26 de octubre de 2017, cuando el expresidente se reunió en la Casa dels Canonges –residencia oficial de los mandatarios catalanes– con un supuesto emisario ruso, el exdiplomático Nikolai Sadovnikov . En dicho encuentro, según indicó en otra charla intervenida el propio Terradellas a Xavier Vendrell , empresario vinculado a ERC, investigado en la misma causa, «esta gente [en alusión a los rusos] le dijo al presidente si quería 10.000 soldados aquí. El jefe de arriba de todo. Se cagó en las bragas», señaló en referencia a Puigdemont.
Precisamente por esa expresión le preguntó el juez durante su declaración como imputado hace unos días, en la que Terradellas admitió que los supuestos emisarios del Kremlin les transmitieron que estaban «interesados en ayudar a la posindependencia de Cataluña . No hablan conmigo, hablan con el 'president'. Yo estoy allí presente», señaló. Cuando, en sede judicial, Aguirre abundó en qué consistían dichos ofrecimientos, el investigado detalló: «Proponen 10.000 soldados rusos, y aquí hay escepticismo de todo el mundo, porque el nuestro es un proceso pacífico y democrático y Puigdemont no quiere ni oír hablar de eso».
En otra de las reuniones, en la que estuvo presente Artadi, se abordó la posibilidad de ayudar a financiar una hipotética república catalana con criptomonedas pero, según el testimonio de la exconsejera, nadie dio veracidad a la oferta. En otro de los encuentros participó otro empresario ruso, ya fallecido, que dejó una deuda de casi 20.000 euros en una clínica de Barcelona, donde lo atendieron por intermediación de Terradellas, según refleja el sumario de la causa. Era Sergei Motiv , quien también se interesó por la futura financiación de una Cataluña independiente.
La investigación del Instituto Armado sitúa a Terradellas en el centro de la trama rusa . Todo ello, según recalcó el propio implicado, siempre por iniciativa propia y no como encargo del expresidente de la Generalitat. Por un lado, habría interactuado con representantes de los partidos soberanistas, a la vez que mantenía contactos con supuestos emisarios, como Sergei Markov , exdiputado del partido Rusia Unida, para plantear así la implantación de un sistema financiero, basado en moneda virtual en una eventual Cataluña independiente.
Dmitrenko
A pesar de que Madí trasladó a su interlocutor que Puigdemont, desde Waterloo, contaba con un grupo de trabajo para ello –«está haciendo cosas desde allí, manteniendo reuniones con bancos»–, ponía en duda la fiabilidad de los contactos rusos de Terradellas –«¿A este tío cómo lo has verificado?»; «¿es verdad eso?»; «verificar es importante», le transmitió en varias ocasiones en una misma conversación–. Según el exresponsable de relaciones internacionales de CDC, tampoco Puigdemont dio credibilidad a los ofrecimientos. De hecho, quien fuera mano derecha de Mas también llegó a sospechar que el supuesto ofrecimiento ruso del sistema de critpomonedas para la república catalana era en realidad una trampa de los servicios de inteligencia españoles.
Precisamente, otro de los imputados en esta causa, el empresario ruso afincado en Cataluña Alexander Dmintrenko , negó ante Aguirre ser un espía, motivo por el que se le denegó la nacionalidad española. El juez le preguntó el pasado martes por una operación de venta de gas entre Rusia y China, por la que éste se felicitó en una conversación telefónica con el jefe de la oficina de Puigdemont en Waterloo (Bélgica), Josep Lluís Alay, tras recibir un primer pago de 295.000 dólares.
«¿En qué beneficiaba dicha operación a Cataluña ?», preguntó el instructor, a lo que Dmitrenko arguyó que, al pagar sus impuestos en la comunidad, su comisión resultaría beneficiosa para las arcas del territorio. El empresario, a mediación de Alay, fue nombrado como una suerte de embajador de la Cámara de Comercio de Barcelona ante el mercado ruso. Cuestionado por los viajes que realizó a su país junto al asesor de Puigdemont, señaló que en agradecimiento al cargo, organizó dos conferencias del historiador, a quien presentó a «amigos y personalidades», pero negó buscar cualquier tipo de influencia política.
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