Joan López - Bulevar
Cataluña y el 'procés' ya no son titular
«Para el independentismo era mejor cuando, en Madrid, no se hablaba de otra cosa que de Cataluña, que lo que sucede ahora que es que Isabel Ayuso está en boca de los catalanes»
![Isabel Díaz Ayuso, en una imagen reciente](https://s1.abcstatics.com/media/espana/2021/03/22/1432584615-kdO--1248x698@abc.jpg)
Para el independentismo era mejor cuando, en Madrid, no se hablaba de otra cosa que de Cataluña, que lo que sucede ahora que es que Isabel Ayuso está en boca de los catalanes. Uno de los síntomas más evidentes de la decadencia es la irrelevancia.
Tras el éxito fracaso de la operación Illa, la elección de la Mesa del Parlament, las negociaciones entre ERC, Junts y la CUP y las declaraciones de Pablo Hasel han dejado de ocupar titulares. Ayuso, Pablo Iglesias, Edmundo Bal e Inés Arrimadas copan las portadas y abren informativos. El eje de la política española va de Murcia a Castilla y León y tiene su centro en Madrid.
En Cataluña no dejan de pasar cosas, todas ellas dibujan un horizonte negro: desde la pérdida de liderazgo del puerto a manos de Algeciras y Valencia, a la caída de las patentes solicitadas por parte de empresas catalanas, al goteo de bajas del Mobile, pero ninguna abre un informativo. El futuro de España se jugó un día en Cataluña, hoy se juega en Madrid.
Hoy, Cataluña ya ni es noticia por las malas noticias, solo es noticia como elemento de comparación. «No quiero para Madrid lo que sucede en Cataluña», afirma Ayuso, y todo el mundo la entiende: frente al cierre absoluto, la economía en marcha; frente a las pedradas y la desintegración institucional, la voluntad de liderazgo.
Aunque no lo quieran reconocer los independentistas catalanes se juegan mucho en las elecciones de la Comunidad de Madrid. Su principal valedor, Pablo Iglesias, ha abandonado el Consejo de Ministros y, si no le dobla el brazo a Ayuso, poco más podrá hacer por ellos a pesar del entusiasmo por la causa separatista de Jaume Asens.
Las Mesas del Parlamento catalán y de la Asamblea de Madrid fueron noticia, en paralelo, la primera por reunirse marginando a sus miembros no separatistas y por intentar reescribir el Reglamento para permitir a su flamante e imputada presidenta saltarse la ley y a la Justicia de los que afirmó «que no pueden condicionar al Parlament». En Madrid, la Mesa intentó tramitar las mociones de censura del PSOE y Más Madrid y tras el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid nadie desde el ámbito parlamentario cuestionó dicho fallo. Es la gran diferencia entre un lugar que mira al futuro desde la seguridad jurídica y el respeto a la ley y otro, dedicado a la autodestrucción.
Borràs ha dedicado sus primeros pasos como presidenta del Parlament a buscar la fórmula para evitar rendir cuentas ante la Justicia por los presuntos delitos que cometió al frente de la Institució de les Lletres Catalanes y, sobre todo, a buscar la inexistente e imposible fórmula legal que le permita autorizar la votación para la convocatoria de un nuevo referéndum sin seguir los pasos de Carme Forcadell. Mientras todo eso sucedía, la formación del nuevo Govern se centra en ver cómo atender las peticiones de Junts y la CUP de desobedecer al Estado y amparar a los okupas. A Aragonés y a ERC se les está poniendo la misma cara que a Artur Mas cuando tuvo que ceder en todo, incluido su puesto, frente a la CUP para que su partido siguiera en el poder. Lo que sucedió luego todos los tuvimos que vivir y aguantar.
Pedro Sánchez, Iglesias e Íñigo Errejón, tan obsequiosos con Gabriel Rufián y la portavoz bilduetarra en el Congreso no tendrán la ocurrencia de invitarles a ningún mitin en Madrid.
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