Los indignados de Barcelona se trasladan hoy al Parlament
Prosigue la degradación de plaza Cataluña; la acampada tratará de presionar al Parlament

La próxima gran cita indignada en toda España es el día 19, pero mientras el movimiento articulado con mayor o menor entusiasmo, según las ciudades, aspira a mantener su visibilidad tras la decisión de levantar las acampadas clave: Madrid y Barcelona. ¿Cómo? Con «retenes» producto de entusiasmo o escisión, también según los casos. Al popurrí se han sumado los «hacker» de Anonymous —tres de cuyos miembros fueron detenidos la semana pasada—, que en un comunicado en forma de vídeo acusan a la Policía de arrestarlos «para desviar la atención de los desalojos que se están produciendo en las diferentes plazas».
En Barcelona, y pese a la decisión de la asamblea del pasado viernes de abandonar la acampada nocturna, plaza Cataluña sigue presentando el mismo aspecto de las últimas semanas, acaso más degradado. Pese a la decisión de dejar el emplazamiento de noche —las actividades diurnas, por contra, siguen—, entre 60 y 100 personas aún pernoctan allí, en lo que es una escisión de facto del movimiento. Las inquietudes sociales y políticas de quienes no quieren abandonar son más bien un misterio, y ayer a las doce y media del mediodía al menos una treintena de personas, algunos de estética antisistema, otros directamente en el borde de la indigencia, dormitaba en colchones tirados de cualquier manera.
El movimiento 15-M se desvincula de ellos, e incluso la cordinadora de casas «okupadas» de Barcelona ha acatado la decisión de abandonar el lugar. Como ellos mismos los definen, en plaza Cataluña sólo han quedado los «crostas». La degradación es evidente, sobre todo por la noche. Desde el mismo movimiento se denunciaban peleas, menudeo de drogas o robos, muy lejos de la idílica arcadia que el 15-M quiso ser en origen.
En Madrid la situación es similar. Paralelo al mega puesto informativo que se ha construido en la plaza para orientar a los interesados por la «revolución», se mantienen reductos dispersos de un movimiento degenerado, entre ellos un misterioso tenderete cubierto para alimentación, otro espacio de «arte», un chiringuito o basurero con enseres apilados y una veintena de «quechuas» que se resisten a «abandonar la causa». La última aportación, una placa de cemento al pie de Carlos III con la leyenda: «Dormíamos, despertamos».
En cualquier caso, el movimiento pretende seguir con las movilizaciones. Esta noche los indignados de la Ciudad Condal intentarán realizar una nueva acampada, y posterior concentración, en el parque de la Ciudadela, sede del Parlamento catalán, donde a partir de mañana se debaten los presupuestos. Muchos de ellos temen que el momento sea aprovechado por los Mossos d'Esquadra para desmantelar de manera definitiva el campamento de plaza Cataluña.
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