La final del agua
A la tercera fue la vencida. El conjunto blanquiazul se llevó el título copero en la temporada 1929 después de derrotar al Real Madrid en Mestalla (2-1) en un partido marcado por una lluvia torrencial que dejó el terreno de juego en unas condiciones pésimas

TEXTO: JOSÉ ANTONIO LORÉN
BARCELONA. Zamora; Saprisa, Porta; Trabal, Solé, Tena II; Vantolrá, Broto, Tena I, Padrón y Bosch fue el equipazo base que la temporada 1928-29 no perdió ningún partido. Ni en el campeonato de Cataluña ni en la Copa en la que eliminó al Arenas de Guecho, Atlético de Madrid y Barcelona y el 3 de febrero de 1929 disputó en el campo valenciano de Mestalla el encuentro decisivo ante el Real Madrid.
Hubo muchos seguidores, sobre todo de la Peña Ibérica; hubo trenes especiales abarrotados, carreteras pobladas sobre todo en el paso por el Perelló e incluso un barco. Los españolistas estaban convencidos de que aquel equipo era invencible. Y lo fue. A la tercera final fue la vencida.
Desde la noche anterior llovió torrencialmente. Y no cedió ni un minuto. El campo era un arrozal. El barco no pudo regresar tras el partido, como estaba previsto. Se la recuerda porque está en la historia como «la final del agua». Se estimó que había 8.000 madridistas y 4.000 seguidores del Español; se planteaba un problema de albergue, había cierta agitación política y las autoridades querían que la masa futbolística abandonara la ciudad lo antes posible. Y se jugó. Bueno, en aquel mar de agua y barro era imposible, desplazar el balón era un esfuerzo y se frecuentaron choques y brusquedades.
El Español alineó a Zamora; Saprisa, González; Trabal, Solé, Kaiser; Vantolrá, Broto, Tena I, Padrón y Bosch y el Madrid a Cabo; Quesada, Urquizu; Prats, Esparza, Peña; Lazcano, Triana, Gaspar Rubio, Morera y López, arbitrando Pelayo Serrano. Los blanquiazules buscaron el triunfo por la vía rápida: a los tres minutos Cabo rechazó un penalti lanzado por González y a los diez Tena II cruzó por alto, a la cruceta izquierda, un centro de Vantolrá.
El partido se endureció y una entrada violenta a Broto originó una pelea a puñetazos y fueron expulsados Gaspar Rubio, Tena II y Broto, ante un escándalo impresionante.
La segunda parte aún fue más dantesca, no se reconocía a los jugadores, todos vestían de color... barro. Aumentaba la dificultad para controlar el balón, seguía empeorando la superficie y prevalecía la brusquedad.
Bosch sentencia
Solamente destacaba Padrón, quien a los 54 minutos avanzó desde la línea media blanquiazul, ganando por velocidad. Nadie pudo frenar su carrera y ya en el área regateó al guardameta y cedió el balón a Bosch, quien marcó a puerta abierta. Con dos goles de ventaja y un jugador menos, el Español jugó mas en contención y el Real Madrid presionó con insistencia recortando distancias. Fue una jugada confusa, con muchos jugadores en poco espacio y el balón perdido en un rebote que aprovechó Lazcano para mandarlo a la red.
Cinco expulsados
Y mas líos, brusquedad, violencia, discusiones, golpes... y Triana y González a la caseta. Cinco expulsados en total. Aún así, al finalizar el partido los jugadores madridistas felicitaron deportivamente a sus rivales y todos corrieron a guarecerse del impresionante diluvio.
Al regreso españolista el apeadero quedó cercado; en el andén les esperaban Milá del Bosch, el gobernador, el Barón de Viver, alcalde, y Genaro de la Riva, presidente. Y el tren tuvo que entrar a marcha lenta, ¡se habían invadido las vías!
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