Ángel Hernánez Guardia - Tribuna Abierta
Colau y la feria de abril
Una de las falacias difundidas por estos partidos reaccionarios, ha sido y es justamente el de declarar a Cataluña como «tierra de acogida» en vez de atribuir a la cultura catalana el calificativo de «cultura de acogida»
Uno de los principales problemas de la sociedad civil catalana y también la del resto de España, reside en que el progresismo de derechas se ha dejado dar lecciones morales por el progresismo reaccionario.
No todo lo que la izquierda autodefine como progresismo lo es. La izquierda totalitaria radical, ultra, no es progresista y por lo tanto es reaccionaria, cosa que también sucede con la derecha ultra y dogmática.
Un partido o movimiento socialista, anticapitalista y nacionalista es por definición reaccionario, como vemos continuamente en Cataluña, tanto en los partidos de izquierda como en los de la burguesía catalanista.
Una de las falacias difundidas por estos partidos reaccionarios, ha sido y es justamente el de declarar a Cataluña como «tierra de acogida» en vez de atribuir a la cultura catalana el calificativo de «cultura de acogida». Y no lo hacen así porque al poner el acento en el territorio, en la tierra, lo que hacen es reclamar dicho espacio para una sola cultura, la propia, la exclusiva y la excluyente.
Por eso tanto, la Generalidad de Cataluña como la Junta de Andalucía y sus filosofías nacionalistas explicitas y subyacentes, han manipulado e intentan seguir manipulando a la cultura catalana de origen andaluz, en este caso, con el tema de la Feria de Abril de Cataluña.
En esta ocasión el Ayuntamiento de Barcelona, interviene imponiendo nuevas condiciones con dos objetivos, ambos totalitarios y hasta racistas: Uno, doblegar a los dirigentes de las entidades andaluzas «privadas» para someterlas a las normas del clientelismo político que anteriormente han ejercido las anteriores administraciones, bajo la amenaza de la asfixia económica, a la que se han prestado los dirigentes vendidos de dichas entidades. El otro objetivo, este más racista, es recordarles a los catalanes de origen andaluz que si se no se asimilan, si no borran sus identidades y renuncian a sus raíces permanecerán en el «getto» que les ha preparado el sistema, por que seguirán siendo «extraños» por generaciones.
Decía el concejal Asens, retrocediendo un poco en el chantaje, que la feria debía continuar, porque es «un puente cultural entre Andalucía y Cataluña», afirmación clara de que no acepta que la cultura de origen andaluz en Cataluña ya es cultura catalana y mucho menos que el «puente cultural» entre Cataluña y el resto de España, es la cultura española. Hay que recordarles a la alcaldesa Colau y su gobierno, que en ocasiones los puentes, también son fronteras, donde se confrontan culturas y se enfrentan identidades en ambos lados del puente.
Ángel Hernández Guardia preside el Moviment Cívil 12 de octubre.
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