Próxima estación: autodeterminación

Si el independentismo superó el cincuenta por ciento, ahora no pasa del cuarenta. Su gobernanza, ocupada en el monolingüismo, las embajadas para «representarse» como nación y la nula proactividad frente a la sequía -anunciada hace un trienio- o la precarización agrícola sigue cocinando la sopa de siglas.

Y en eso llegó Pedro Sánchez. Su perversa interpretación del hacer de la necesidad virtud resucitó a una Esquerra y Junts desnortadas. El máximo pago a su apoyo parlamentario es la inmoral ley de amnistía vendida como una «reconciliación» que desactivará otra intentona separatista.

Nada de eso. Si lo que hicimos no es delito, ¿por qué no volver a hacerlo? Con el sanchismo más acorralado que nunca por la trama Koldo, el fugado de Waterloo anuncia otra etapa de unilateralidad. Junts no solo se radicaliza sobre una Esquerra a la que juzga servil al PSOE, también porque la facción más recalcitrante del independentismo puede arañarle votos. Votos xenófobos de la Aliança Catalana de Sílvia Orriols, autodeterminación «exprés» de la Lista Cívica que patrocina Dolors Feliu en la ANC o Alhora («A la vez»), la formación que Dolors Ponsatí y Jordi Graupera presentarán el 23 de abril. A Ponsatí se le conoce por los exabruptos contra España en el Europarlamento; tuitear en plena mortandad pandémica «De Madrid al cielo»; el numerito al ser identificada por un 'mosso d'esquadra' y los desplantes a Puigdemont al que llama «anguila». Graupera, de profesión «filósofo», es un tertuliano nacionalista que concurrió a las municipales de 2019 (obtuvo 28.283 votos). De prosperar la Lista Cívica, el voto independentista se repartiría entre seis candidaturas: ERC, Junts, CUP, Aliança, ANC y Alhora.

Los voceros del sanchismo se jactan del aparente «divide y vencerás»: prebendas a unos provocan la inquina de otros. A más candidaturas, menos escaños. Pero esa división se habría producido igual sin necesidad de postrar al Estado ante quienes pretenden destruirlo. La amnistía de Sánchez no reconcilia nada: siembra cizaña entre los españoles. El separatismo pasa pantalla: el próximo chantaje será poner fecha a un referéndum de autodeterminación. La división entre independentistas no obedece solamente a la «colaboración» de ERC y Junts con el PSOE. Ahora se centrará en aprovechar la debilidad del gobierno Sánchez para reactivar una DUI.

Quim Torra, jubilado con una onerosa remuneración de expresidente (92.000 euros), dedica su oceánico tiempo libre a una biografía de Armand Obiols, más conocido por ser la pareja de Mercè Rodoreda que por sus labores literarias y políticas. Con la Generalitat intervenida tras el golpe de Companys del 6 de octubre de 1934 Obiols participa en un mitin conmemorativo del cuarto aniversario de la «república catalana» de Macià: «Los infortunios constantes de nuestra tierra no se han de atribuir a ninguna fatalidad histórica sino de nuestro carácter: a nuestra frivolidad, a nuestra insolidaridad, a la fantasía, al entusiasmo, al amor exclusivo a las formas externas…» Aplíquese tal diagnóstico al biógrafo y a un independentismo obsesionado por el todo o nada.

La amnistía de Sánchez les da alas. Próxima estación: autodeterminación.