Hablemos, mejor, de la Transición

Milá pasa revista al sexenio de la Transición, desde el nombramiento de Suárez como presidente de Gobierno, 5 de julio de 1976. Con Juan Carlos I de promotor y Torcuato Fernández Miranda, el guionista «de la ley a la ley», se iniciaba el tránsito de una dictadura a una democracia. Cuando Milá menciona el 23F, Suárez insiste en que hay que tener presente aquella intentona involucionista, pero sin obsesionarse, que el miedo no paralice la política española. La figura del mejor presidente de la democracia, que ya era grande, se agiganta más. Cuatro décadas después, donde Suárez sembró concordia, Pedro Sánchez siembra discordia: romería gubernamental de los cien sermones sobre la muerte de Franco (en la cama). La dictadura fue el resultado de la guerra y la guerra del fracaso de todos los españoles bajo la República.

En el Círculo Ecuestre, Juan Fernández Miranda, autor de 'Objetivo democracia' (premio Espasa 2024) conversa con Josep Maria Castellà acerca del proceso que dio a España medio siglo de convivencia, modernización y prosperidad sin parangón en la historia. 'Objetivo democracia' es un trabajo de divulgación sobre un episodio que se cree más conocido de lo que realmente es, advierte el periodista de ABC. Transición que el autor compara con un recorrido de ferrocarril: «El Rey señaló la estación de destino, Torcuato (tí-abuelo del autor) diseñó la vía y Suárez fue el maquinista». Transición que se había dejado de contar y se obvió en la Ley de Memoria Histórica, la Ley de Memoria Democrática después de ser vilipendiada, a partir del 15M, con las mentiras y medias verdades, de Podemos y los partidos separatistas. Fernández Miranda no olvida el importante papel de Santiago Carrillo y Felipe González (nada que ver con el revanchismo de Sánchez y asociados). Una Transición cuyo kilómetro cero no es el 20 de noviembre de 1975, sino el 22, con la proclamación de don Juan Carlos como rey de España. Transición que brinda muchas efemérides de las que sentirnos orgullosos: el gobierno Suárez, la aprobación de la Ley de Reforma Política con el 'harakiri' de las Cortes franquistas, los Pactos de la Moncloa, las elecciones de 1977, la Constitución del 78…

El libro de Fernández Miranda coincide en las estanterías con 'Cultura española en democracia' (Destino), crónica breve en la que Sergio Vila-Sanjuán reconoce que, pese a sus renuncias, contradicciones e insuficiencias, la cultura española de este medio siglo arroja un saldo positivo: «Reconocimiento de la pluralidad lingüística. Creación de casi incontables instituciones y equipamientos que han promovido la difusión y una fuerte democratización: el acceso a la cultura ha dejado de ser privilegio de unas élites… Aunque parece que el periodo cultural abierto en la Transición caducó, las líneas que se han dibujado están cargadas de potencialidades a desarrollar», concluye el autor.

Como propone Fernández Miranda, «la gente joven está deseando escuchar historias buenas sobre España. En la Transición la clase política arrastró a la sociedad española hacia la moderación». En lugar de cultivar la necrofilia, mejor rendir homenaje a la Transición que Sánchez ningunea y sus iliberales aliados identifican con el maléfico «Régimen del 78».