spectator in barcino
Las audiencias de Perpiñán
El Dr. No de Perpiñán no deja día sin afán. Y su afán, como ya proclamó al poco de largarse, no es otro que montar un pollo en sesión continua
Artículos de Sergi Doria en ABC
El centro del universo está en la estación de Perpiñán, aseguraba Dalí. Y el centro de la política española también cuando Puigdemont asomó por el departamento de Pirineos Orientales (Catalunya Nord en jerga nacionalista). Desde 'El último tango en París', y eso ocurrió hace más ... de medio siglo, no se veía tanta gente rumbo a Perpiñán. Esta semana le tocó a Josep Sánchez Llibre, presidente del Fomento del Trabajo. Sí, el mismo que lamentaba que Cataluña ya no es la locomotora de España. Como no hay catalanidad sin masoquismo, una comitiva de la patronal pidió audiencia al Legítimo, conocido también como Puchi, El Vivales, Cocomocho, o el Fugado del Maletero, apelativos todos que denotan poco aprecio hacia quien se considera egregio exiliado. ¿O acaso no es masoquismo haber contemplado cómo más de seis mil empresas huían de Cataluña y rendir pleitesía al causante del estropicio?
La vida te da sorpresas cantaba Rubén Blades en 'Pedro Navaja'. Para sorpresa, la que deparó el 23J al prófugo mientras resoplaba el flequillo tras conocer los resultados electorales. ¡Nunca tan pocos hicieron tanto! Siete diputados para un milagro: de pudrirse en Bélgica comiendo gofres -así está de fondón- a convertirse en el Petronius Arbiter del politiqueo español. Y ahora, desde Perpiñán, impartiendo doctrina y amenazas para los buenos entendedores. Lo que en 'El Padrino' eran ofertas que no podrán rechazar. A Illa lo tiene frito. O le pone alfombra roja a Junts, o su jefe se queda sin Moncloa: «Si el señor Illa hace un Collboni, ya sabe cuáles son las consecuencias» advierte acerca de cualquier pacto que no le ponga en el podio. Colorín Colorado, Sánchez.
El Dr. No de Perpiñán no deja día sin afán. Y su afán, como ya proclamó al poco de largarse, no es otro que montar un pollo en sesión continua. Porque Junts no es un partido serio; más bien una partida de palmeros cuyo objetivo es el bienestar del líder providencial y tener nómina a cargo del erario. En otra audiencia a la televisión nacionalista que pagamos todos los catalanes, el Pretendiente a la Restitución equiparó Cataluña con Palestina. No es la primera vez que la hipérbole victimista rebasa todo límite ético. Los catalanes empezaron comparándose a los israelíes por aquello del pueblo elegido; luego a irlandeses y escoceses; más tarde a los montenegrinos, lituanos y ucranianos; también a los negros de Alabama y los kosovares. Ahora Cataluña es como Palestina, insinuó el Caudillo de Perpiñán. «Todo lo que sea reconocer el derecho de autodeterminación comienza por reconocerlo en tu casa», adujo al ser preguntado por el estado palestino que promueve Sánchez.
Cuando se está por encima del bien y del mal, «no viene de un palmo», que dicen en Cataluña. El Fugitivo proclama que «nunca negociará con ninguna formación de derecha extrema o ultraderecha» (sic) en alusión a Aliança Catalana de Sílvia Orriols que gobierna Ripoll con la abstención de Junts. Lo afirma quien se ha pasado un sexenio coqueteando con la ultraderecha flamenca del Vlaams Belang, Alternativa por Alemania (su cofundador; Bern Lucke, lo visitó en la cárcel al ser detenido en 2018, o la Liga Norte italiana, con la que su partido mantiene una excelente relación. Ya en 2014, Artur Mas recibió en la Generalitat -sin cámaras ni ruedas de prensa- a Roberto Maroni. Y Matteo Salvini simpatiza con el independentismo catalán y vasco.
Como la agenda del Pretendiente es apretada, bueno será que el inquilino de La Moncloa pida audiencia en Perpiñán, no sea que sus decisiones desagraden al Hacedor de la mayoría gubernamental. Si eso ocurriera, ya sabe cuáles son las consecuencias.
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