SPECTATOR IN BARCINO
«Això es una vergonya» (Xavier Trias)
¿Prioridades para Barcelona? «Defensa de la lengua catalana»
![«Això es una vergonya» (Xavier Trias)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/05/19/DAMBin-REw8qrrf2IbuJ5E4INpMj4H-1200x840@abc.jpg)
Collboni se consolida como alcaldable, Colau-Ono hace pucheros, Maragall -en nómina municipal desde Porcioles- no cuela y Trias, de no mediar pacto sociovergente, jugará al golf. El PP, al que nadie alude porque en Cataluña la derecha no existe, será decisivo para una mayoría de cambio con tres o cinco concejales.
Los efectos degeneran en efectismos, las ilusiones en ilusionismos. El «efecto Trias» ilusionó hasta que cayó la cortina que ocultaba el truco. Fue el 11 de mayo en los Encantes, inicio de campaña.
Las paradas de Glorias pueden deparar tesoros, pero aquel día solo ofrecían saldos; y de eso, de saldos políticos, rebosa la lista 'Gent de debó. Trias per BCN'. Sobre la G de Gent, invisible sin una lupa, el logo de Junts. El candidato quiso convencernos de que Barcelona estaría por encima de las esteladas. Le quisimos creer, como Vienna cuando dice a Johnny Guitar «miénteme dime que me amas», pero a Trias le acompañaba el tramoyista de Waterloo, Laura Borràs, condenada por un delito de corrupción y el sedicioso indultado Jordi Turull.
Con su voz trémula de abuelo benévolo Trias nos regalaba los oídos con estribillos agradables -no pactaré con Colau, esto es una vergüenza- mientras veíamos el revés de la trama. Si consigue los diez concejales que los sondeos le otorgan volverán al ayuntamiento Neus Munté y Jordi Martí Galbis (convergentes con lazo). Atentos a lo que viene después. Victòria Alsina, exconsejera de Acció Exterior i Govern Obert, que se resistió hasta el último minuto a perder su consejería: tras la quiebra del Govern iba en busca de cargo desesperadamente. Otro ex, Damià Calvet, apeado por Esquerra del Port de Barcelona. Joana Ortega, de Unió al 9-N de Mas y luego de carguito en carguito. El «puigdemontista» Josep Rius (no hace falta decir nada más). Joan Rodríguez. ¿Prioridades para Barcelona? «Defensa de la lengua catalana». Assumpció Laïlla, lugarteniente de Antoni Castellà en la facción ultra Demòcrates. Ramón Tremosa, especialista en hacer el ridículo: denunció en el Europarlamento el pisotón de Pepe a Messi; también un chiste sobre los catalanes de la serie 'Aida'. Propagador de bulos y «fake news», en octubre de 2017 publicó la foto de una manifestación en Bilbao que presentó como protesta por el 155 en Cataluña… Resultó ser una celebración del Athletic. No era la primera vez. En 2014 reenvió una portada de Time sobre las protestas en Hong Kong tuneada en concentración separatista en plaza San Jaime… Ahora, con la IA, podrá mentir de maravilla.
Vaya tropa. «Això és una vergonya», clama el candidato que no pactará con Colau (también dijo que era una vergüenza la condena a dos años de su mano derecha Antoni Vives por el caso Barcelona Regional)
Es una vergüenza esta Barcelona de los okupas, cierto. Pero ¿cómo afrontó Trias en 2014 los desafíos de la ocupación? Si en Can Vies ordenó dar marcha atrás a las piquetas que habían de ejecutar el derribo, lo del banco okupado en Gracia fue peor. Cuando el local pasó a manos de Antartic Vintage y la propiedad instó al desalojo, el alcalde quiso apaciguar a los okupas con un contrato de alquiler que sufragaría el consistorio (o sea, todos nosotros). «Ante la previsión cierta de que el lanzamiento forzoso de los ocupantes del local ocasionará disturbios y altercados», el ayuntamiento (o sea, todos nosotros) se hacía cargo del IBI (más de 3.000 euros), tasa de basuras, derramas, los suministros «que se midan por el contador».
El contrato, que firmaba el antaño concejal y hogaño excautivo Joaquim Forn, no dejaba partida sin cubrir con dinero público. Gratis total, el sueño húmedo del inquilinato: «Cristales, cerraduras y demás útiles y utensilios de agua, gas, electricidad, calefacción en instalaciones sanitarias y de servicios, calentador, antena de televisión, y en particular, todos los desagües, atascos, arreglo de la cocina, fregaderos, lavaderos, aire acondicionado y sus tuberías». La factura anual, investigada de oficio por la Fiscalía de Barcelona, ascendía a 65.500 euros y corría a costa del presupuesto municipal (o sea, todos nosotros). Una barra libre de gin-tonics y el local okupado competiría con un hotel de Punta Cana.
«Això és una vergonya», reitera Trias sobre lo que está pasando en Barcelona. «Los okupas del banco de Gràcia son queridos por la gente del barrio ya que realizan tareas sociales y humanitarias» tuiteó el entonces alcalde. Ocho años después de aquella otra «vergonya» confesaba a Joaquín Luna que en aquel momento no calculó «lo locos que están los okupas». Luego, los okupas existen. Lo que no existe es el alcalde libre de ataduras nacionalistas que iba a consagrarse a todos los barceloneses. ¿Nos toma el pelo? ¿Abusa, cual Catilina, de nuestra paciencia?
Como no se aclare, señor Trias, el 28 habrá de volverse a su casa. Y nos dejará a Junts per Puigdemont.
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