ERC, el partido más autodestructivo de España
Los que se han acercado a Esquerra han acabado siempre calcinados, aunque no tanto como los propios republicanos
Esquerra es el partido más tóxico de Cataluña y el más autodestructivo de España. En los tiempos de la República, el grito de «Visca Macià, mori Cambó» marcó el destino trágico de Cataluña. Cataluña acabó mal y Companys mucho peor.
En democracia, la primera ... ocasión que tuvo de acercarse al poder fue en 2003. Para gobernar con socialistas y verdes contra Artur Mas, que había ganado las elecciones, forzó lo que se daría a conocer como el tripartito, alrededor de la idea de reformar el Estatut, algo a lo que el anterior presidente, Jordi Pujol, se había siempre negado porque sabía los muchos problemas que acarrearía y que sería a cambio de un resultado bien magro.
El proceso de negociación del nuevo Estatut fue efectivamente un desastre, tanto entre los partidos catalanes como cuando tuvo que aprobarse en el Congreso.
Pero mucho antes de todo ello, y cuando Carod-Rovira no llevaba ni un mes siendo el consejero jefe de Maragall, tuvo la ocurrencia de irse de escondidas, y mientras era presidente en funciones de la Generalitat, al sur de Francia a entrevistarse con ETA para rogar a la banda que dejara de matar en Cataluña: «La próxima vez que queráis atentar en España, mirad bien el mapa», dijo a los terroristas. El domingo anterior a que ABC diera la noticia, Carod llamó a su entonces número dos en el partido y diputado en Madrid, Joan Puigcercós, para explicarle lo que nuestro periódico iba a publicar. Puigcercós, que no sabía nada de la excursión de su líder, le respondió: «ay que ver, cómo son estos de ABC», y Carod le dejó atónito al responderse: «no, no, Joan, que es cierto». Las traiciones de ERC siempre empiezan en su propia casa.
![Siendo número dos de la Generalitat, Carod-Rovira se reunió con ETA en Perpignan para pedirles que no atentaran en Cataluña, como desveló ABC. Después, en un viaje oficial a Israel se fotografió con una corona de espinas. Así comenzó el primer tripartito entre el PSC, ERC e IcV](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/07/14/Carod-Rovira-U54567070370xfS-760x427@diario_abc.jpg)
Carod fue cesado como consejero jefe pero en un siguiente viaje a Israel con el presidente Pasqual Maragall, se tomó una foto con una corona de espinas para bromear con las críticas que recibía por su actuación política. La fotografía causó gran indignación tanto en Israel como en España y Maragall tuvo que disculparse con todas las instancias religiosas, judías y católicas, admitiendo que aquella foto había sido «una estupidez».
Cuando llegó el momento de que el maltrecho y desafortunado Estatut fuera sometido a referendo, Esquerra quería ser crítica con el texto para empatizar con su enfadada militancia, pero sin decirlo claramente porque formaban parte del Govern que lo defendía. Organizaron un consulta a las bases para atraerlas hacia posiciones más templadas, y tras plantear la dirección varias fórmulas paliativas como el «sí crítico» o el «voto nulo político», las bases votaron un «no» rotundo que acabó con la expulsión de ERC de la Generalitat, el final de la presidencia y la carrera política de Maragall, y la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas en Cataluña, en la que los republicanos perdieron 150.000 votos de 500.000 aunque sólo dos diputados.
Durante el segundo tripartito, el que tuvo como presidente a José Montilla, empezaron las guerras internas en una Esquerra sumida en el caos de ser un partido de funcionamiento asambleario. En las siguientes elecciones autonómicas Esquerra perdió 11 diputados y se quedó con 10. Montilla fue desalojado de la Generalitat y el PSC empezó su larga travesía del desierto.
Tras la irrupción de Junqueras en el liderazgo del partido, Esquerra abandonó las prácticas asamblearias y se consolidó como socio de referencia de la Convergència de Artur Mas hasta el punto de que a cambio de un acuerdo de legislatura le obligó a comprometerse a celebrar un referendo sobre la independencia, el del 9 de noviembre de 2014. Mas lo vació de contenido político y lo convirtió en una jornada participativa, pero lo celebró como si fuera una victoria con aquel famoso abrazo con el entonces líder de la CUP, David Fernàndez, que expresamente marginaba a un Junqueras que, mientras tanto y vestido con un absurdo impermeable, estaba presidiendo la mesa electoral de un remoto pueblo.
Pese a ello, el desgaste de la CiU era evidente y Junqueras estaba en disposición de ganar por primera vez unas elecciones autonómicas al hermano mayor del nacionalismo. Entonces la toxicidad de Esquerra consistió en abocar a Convergència i Unió, una de las marcas electorales más exitosas de España, a romper su alianza de 40 años.
![Cuando Puigdemont se debatía entre convocar elecciones o declarar la independencia, Gabriel Rufián presionó acusándoles de traidores y unos Judas](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/07/14/Gabriel-Rufian-U63705282342yDL-760x427@diario_abc.jpg)
Unió acabaría desapareciendo y Convergència ahí está trasmudada en Junts, pero con un respaldo en las urnas muy menor comparado con el que alguna vez tuvo. La autodestrucción fue que en lugar de ganar las elecciones, sucumbió a la propaganda convergente de presentarse bajo una candidatura unitaria con la que Artur Mas, que sabía perfectamente que iba a perder, pretendía retener su presidencia. Junqueras cayó en la trampa pero ni él ni Artur Mas fueron presidentes y aquella lista unitaria que había aceptado Junqueras acabó propiciando la llegada al poder de su archienemigo Carles Puigdemont.
Escena de gritos y lloros
Una vez celebrado el referendo ilegal del 1 de octubre, la idea de Esquerra era que Puigdemont convocara elecciones autonómicas, ganarlas, y abrir un proceso de negociación y reconciliación con el Gobierno. Todo fue bien hasta que Marta Rovira montó una escena de gritos y lloros cuando Puigdemont le comunicó la convocatoria, y Gabriel Rufián escribió su famoso tuit de las monedas de plata, acusando a los convergentes de ser unos Judas. Puigdemont declaró la independencia y se fugó. Junqueras pagó de su bolsillo el AVE para ir a Madrid a entregarse. El presidente Rajoy convocó elecciones en virtud del artículo 155 y Junts derrotó a Esquerra, que otra vez se quedó sin la presidencia de la Generalitat.
El pasado mes de marzo, el presidente Pere Aragonès, ante el voto contrario de los Comunes a sus presupuestos, decidió sacar pecho, «hacer un Sánchez» y adelantar innecesariamente unas elecciones autonómicas que supusieron una debacle para su partido (de 33 diputados a 20) y la extinción de su presidencia. Además, por primera vez desde 1984, el independentismo perdió la mayoría absoluta.
![Pere Aragonés decidió sacar pecho, «hacer un Sánchez» y adelantar innecesariamente unas elecciones autonómicas que supusieron una debacle para su partido. Tendencia autodestructiva](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/07/14/Pere-Aragones-U80144001542kYd-760x427@diario_abc.jpg)
El regreso de Marta Rovira a España viene marcado por las guerras internas del partido y la deslealtad con que la dirigente creó una estructura paralela de la que excluyó a Junqueras y con unos colaboradores que se han visto implicados en los carteles insultando a la familia Maragall por el Alzheimer. En lugar de compensar un momento de retroceso electoral con un congreso tranquilo y la incorporación al gobierno de del Ayuntamiento de Barcelona, Esquerra ha decidido entrar en combustión con peleas fratricidas que desgastan a todos sin beneficiar a nadie que no sea su eterno rival, Junts, y su archienemigo Puigdemont. Aunque el apoyo a la investidura de Illa parece encarrilado, y tanto en Esquerra como en el PSC lo dan por hecho, al depender la decisión en última instancia de las bases, no sería de extrañar que optaran por la que más dañina les resultara: para el conjunto de la sociedad catalana y española pero muy especialmente para ellos.
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