shambhala
David Pons, el artífice de la escuela de tenis del Real Club de Polo
No es exagerado decir que Pons ha revolucionado la escuela de tenis del Real Club de Polo con su estilo duro, militar, algo bruto en el trato, sin duda malhablado, pero basado en grandes conocimientos y en unos magníficos resultados
Artículos de Salvador Sostres en ABC
Expliqué hace unas semanas y en distintos artículos la torpeza de la actual junta directiva del Real Club de Polo, presidida por Pablo Sánchez Marquiegui, en relación al acceso que dio al 'influencer' Ibai Llanos para que grabara uno de sus vídeos. En el contexto ... de aquel descrédito, corrió el rumor de una denuncia por acoso sexual contra el director de la escuela de tenis del club, David Pons. Por cómo me llegó, y por a través de quién, tenía todo el aire de tratarse de una venganza contra el acusado y también para llevar un paso más allá una campaña de acoso y derribo contra el presidente Sánchez Marquiegui. En aquel momento, lo fácil para mí habría sido unirme al linchamiento, y más con algo tan incendiario como el acoso sexual, pero por catastrófica que me parezca, que me lo parece, la actual dirección del club, hallé inconsistentes los hechos denunciados, oportunistas, forzados, sacados de contexto, y espúera la motivación de la denuncia, además de poco sólidas las personas que la presentaban. Y aunque en los siguientes días insistí en criticar a la junta y a su presidente por la falta de transparencia y democracia con la que gestionan el Real Club de Polo, evité cualquier referencia al supuesto acoso, a pesar de que recibí varios mensajes de profesionales de la consultoría y de la comunicación para que diera la «exclusiva» sobre el asunto. El martes 'El Mundo' publicaba la noticia de que finalmente se había formalizado una denuncia contra David Pons pero sobre todo contra el club, por su actuación indolente al respecto. La denuncia existe, es normal que un periódico publique que una denuncia ha sido presentada, pero mi opinión al respecto continúa siendo exactamente la misma. Y para que los lectores se puedan hacer una idea de por dónde va el asunto es importante que sepan que los mismos profesionales de la consultoría y la comunicación que presionaron a los medios para que detonaran la bomba, son los que han ofrecido sus servicios al Club de Polo –con éxito– para apagar el incendio. La nota que publicó ayer 'La Vanguardia' fue el primer fruto de esta intermediación.
Lo primero que hizo David Pons es unir a las tres grandes áreas (la escuela, la competitiva y la tecnificación) bajo su mando, para dar un sentido y una intención al conjunto del trabajo realizado, un poco como el Barça hace con La Masía, donde se enseña a jugar a los chicos como luego juega el primer equipo.
No es exagerado decir que David Pons ha revolucionado la escuela de tenis del Real Club de Polo con su estilo duro, militar, algo bruto en el trato, sin duda malhablado, pero basado en grandes conocimientos y en unos magníficos resultados. Este andorrano peleón y determinado enseguida causó sensación entre padres y alumnos. «Es lo mejor que nos ha pasado en muchos años en este club», dice uno de los padres consultados. «Era un poco malhablado pero no por mala fe, sino porque es un payés andorrano. Ahora desde hace un tiempo habla bien, o mejor. Pero lo que importa es que mi hija nunca ha jugado mejor que con él a tenis». Otro señala que «apuesta por los alumnos, los mentaliza, hace que crean en sí mismos», y también dice: «cuando llegó cambió la forma de trabajo y algunos se sintieron cuestionados y apartados, y es normal, porque eran unos ineptos que no podían hacerse cargo de algo tan importante».
Una madre explica que «los métodos y la exigencia de David son al principio chocantes, y eso es lo que él pretende para espabilar a los alumnos y a los padres y ponerlos en serio en modo competición. Y cuando llegan los resultados, extraordinarios, te das cuenta de la razón que tenía y de que probablemente no había otra manera de conseguirlos». Preguntado este mismo padre sobre las expresiones soeces que de vez en cuando el director de la escuela utilizaba, responde que «es verdad que es un bestia, pero también que últimamente se había moderado tras una advertencia formal del club. De todos modos lo que a mí me importa, y me sirve de referencia, es que mi hija le adora, nunca se ha quejado de una palabra o de la otra, y es muy consciente de que sin él no habría alcanzado su nivel». La sensación general, expresada por los más de veinte padres consultados por ABC, es que «David siempre está ahí, trabajando, y que si hacía bromas era con los demás entrenadores, nunca con los alumnos, con los que es extremadamente amable y correcto».
La cantidad de enemigos que el director de la escuela de tenis del club barcelonés se ha creado es la misma que otros con su nivel de exigencia y método de trabajo. Fue el caso de José Luis Barbero, conocido como «el rey de los delfines» y que se acabó suicidando por el linchamiento que sufrió, acusado por una entrenadora a la que despidió por no rendir al nivel adecuado, de maltrato animal, cuando ha sido el español que más y mejor trató a estos animales. También el de la seleccionadora española de natación sincronizada de 1997 a 2102, Anna Tarrés, que consiguió 13 medallas en Europeos y otras tantas en Campeonatos del Mundo, y que fue abruptamente cesada como consecuencia de unas denuncias también por sus severos métodos de trabajo.
En el caso de David Pons, la descarga eléctrica que le ha caído tiene que ver con algunos profesores que se han sentido demasiado presionados y exigidos por sus métodos competitivos y que según los padres y entrenadores consultados «han hecho todo lo posible para perjudicar a David, creando mal ambiente y exagerando las situaciones normales de tensión que a veces se crean».
Del mismo modo, a David le han perjudicado las guerras de poder en el club. Nadie da el menor valor a sus comentarios groseros y las denuncias han sido alentadas y debidamente instrumentalizadas. El club ha estado torpe, lento, desatento, y y una mejor actuación interna basada en la transparencia, unas disculpas y la reconciliación habrían bastado para que el caso no saltara a los tribunales. En lugar de esto, lo que hizo la junta de Sánchez Marquiegui fue prohibirle expresamente a David Pons hablar conmigo y retirar los ejemplares de 'El Mundo' de la sala se lectura y del kiosko del club, en la línea de negarle al socio Federico Ricart una sala para la recogida de firmas contra la moción de censura contra el presidente. Sin embargo hay que reconocer a Marquiegui y a su equipo la inusual valentía de proteger a su director de tenis, por lo menos hasta la publicación de este artículo, y de mantenerlo en su cargo.
Por si acaso, padres y alumnos de la escuela, agradecidos por su magnífica labor, están recogiendo firmas para que David no sea despedido.
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