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Una librería como centro de difusión del nazismo

El que fuera presidente de Cedade, Pedro Varela, se enfrenta a doce años de cárcel por apología del genocidio desde su local de la calle Séneca de Barcelona

Pedro Varela acusa a la Fiscalía de perseguirlo cuando sólo es «librero y editor»

Pedro Varela, a su llegada al juicio en la Audiencia de Barcelona. A la derecha, la clausurada Librería Europa INÉS BAUCELLS // PEP DALMAU
Elena Burés

Elena Burés

Barcelona

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Casi todos los detenidos en Cataluña por perpetrar actos violentos de carácter ultra durante las dos últimas décadas habían frecuentado la Librería Europa. Así lo certifica la Comisaría General de Información (CGI) de los Mossos d'Esquadra, que la califica de «icono para el supremacismo». Al frente del local de la calle Séneca, clausurado en 2016, aunque sólo por carecer de licencia municipal, estaba Pedro Varela, quien, durante 15 años y hasta su disolución, presidió el Círculo Español de Amigos de Europa (Cedade), embrión del movimiento neonazi en España. Un referente para los ultras, según la Fiscalía de Delitos de Odio, por su «intensa actividad» de edición y distribución de propaganda.

En 1991, Varela, historiador de formación, abrió la tienda como «continuación de Cedade» y ésta se convirtió en el espacio más emblemático de divulgación de ideas revisionistas, del nacionalsocialismo y del Tercer Reich. Allí, el librero no sólo albergaba miles de títulos que también editaba con su propio sello, Ojeda, sino que acogió a conferenciantes como el ex líder del Ku Klux Klan David Duke o el historiador británico David Irving, condenado por negar el Holocausto.

Varela junto al ex líder del Ku Klux Klan David Duke EFE

Acusado de incitar al odio y difundir ideas genocidas, tanto la Fiscalía como la acusación popular que ejerce Movimiento contra la Intolerancia y la Federación de Comunidades Judías de España solicitan 12 años de prisión para Varela y el cierre definitivo de la librería, «centro neurálgico de propagación del nazismo en España». El acusado alega que es un simple librero y editor perseguido por el Ministerio Público.

Sobre él pesan dos condenas firmes por difusión de ideas que justifican el genocidio y por las que pasó un tiempo en prisión. También una tercera, pero por un delito contra la propiedad intelectual, al vender el 'Mein Kampf' sin autorización. Además, en la década de los noventa, pasó unos meses entre rejas en Austria por su apología del nazismo. Finalmente, resultó absuelto porque desconocía la legislación del país que penaliza «la propagación del nacionalsocialismo». Ya entonces, hace más de 30 años, el Archivo de la Resistencia Austriaca consideraba a quien ahora se presenta como un simple librero «una de las piezas logísticas más importantes» entre los neonazis europeos. Para sentarlo en el banquillo, la Policía contaba con imágenes de una reunión en la que Varela se refirió a Hitler como «héroe entre los héroes» y en la que apuntó que «sus propuestas pueden ser aplicadas hoy», tal y como recogió 'El País'.

Imagen principal - En 1998, Valera fue condenado a cinco años de cárcel, en una sentencia pionera en España, por incitación al genocidio. Aunque una década después, la pena se quedó en siete meses de prisión. Además, facilitó a neonazis austríacos la impresión en Barcelona de propaganda prohibida en su país.
Imagen secundaria 1 - En 1998, Valera fue condenado a cinco años de cárcel, en una sentencia pionera en España, por incitación al genocidio. Aunque una década después, la pena se quedó en siete meses de prisión. Además, facilitó a neonazis austríacos la impresión en Barcelona de propaganda prohibida en su país.
Imagen secundaria 2 - En 1998, Valera fue condenado a cinco años de cárcel, en una sentencia pionera en España, por incitación al genocidio. Aunque una década después, la pena se quedó en siete meses de prisión. Además, facilitó a neonazis austríacos la impresión en Barcelona de propaganda prohibida en su país.
REFERE En 1998, Valera fue condenado a cinco años de cárcel, en una sentencia pionera en España, por incitación al genocidio. Aunque una década después, la pena se quedó en siete meses de prisión. Además, facilitó a neonazis austríacos la impresión en Barcelona de propaganda prohibida en su país. HEMEROTECA ABC

Durante aquellos años, los neonazis austríacos imprimían sus revistas de propaganda antisemita –prohibidas en su territorio– en talleres de Barcelona facilitados por Cedade con Varela al frente. Fue en 1996 cuando la Policía catalana lo detuvo por primera vez y se incautó de miles de obras en la Librería Europa. Entre ellas, decenas que negaban la persecución y genocidio del pueblo judío y exaltaban la figura de Hitler. Durante el juicio, el expresidente de Cedade también se amparó en su condición de librero e historiador y en su derecho a la libertad de expresión, al igual que en este nuevo proceso penal. Pero un juzgado de Barcelona le impuso entonces cinco años de cárcel, en la que fue la primera condena en España por apología del genocidio e incitación al odio racial. El fallo apuntó que «el respeto a los derechos humanos está y debe seguir estando por encima de cualquier otro derecho individual, incluido el de la libertad de expresión». Aún así, transcurrida una década, ya en 2008, la Audiencia Provincial rebajó la pena a siete meses. En 2010, Varela volvió a ser condenado por otro juzgado de la capital catalana a dos años y nueve meses de prisión por difusión de ideas genocidas y atentar contra los derechos fundamentales y las libertades públicas.

«Odio supremacista»

Los Mossos volvieron a detener al librero en 2016, cuando se incautaron de otras 3.000 obras en el local de la calle Séneca. Un centro, apuntan los escritos de acusación, de difusión y distribución «masiva» de contenidos basados en la «cultura del odio supremacista». Causa por la que ahora se sienta de nuevo en el banquillo de la Audiencia.

Libros incautados por la Policía catalana en casa de Varela, en 2016 MOSSOS

Tras el cierre provisional de la Librería Europa, difunde el odio con sus conferencias, también a través de internet. Su defensa se sigue amparando en la libertad de expresión. «Era de esperar que se presentara como una víctima. Pedro Varela quiere que el discurso de odio no tenga límites», apunta a este diario Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia, que recuerda lo que apuntó el Tribunal Constitucional en una sentencia pionera en la que condenó al ex dirigente de las S.S. León Degrelle por vulnerar el derecho al honor de Violeta Friedman, superviviente del Holocausto: «Ni la libertad ideológica, ni la libertad de expresión comprenden el derecho a efectuar manifestaciones o expresiones de carácter racista o xenófobo, puesto que no existen derechos ilimitados».

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