El estafador que ejecutó a su hijo hace 20 años, entre los fugitivos más buscados

Se le perdió la pista en 2007, meses después de quedar en libertad provisional. Ahora Europol lo incluye en su lista de prófugos

Barcelona, 'casa nostra' para los fugitivos de la mafia

Aspecto que tendría Ramón de la Cámara en la actualidad, con 71 años. A la derecha, la fotografía de su ficha policial, en 2003 EUROPOL

Elena Burés

Barcelona

Han pasado 20 años del crimen y 16 desde la fuga de Ramón de la Cámara, pero no fue hasta este diciembre cuando Europol lo incluyó en su lista de los más buscados. La madrugada del 28 de mayo de 2003, el individuo, de 51 años, alertó a la Policía. Alguien, según su relato, lo había llamado para decirle: «Si quieres ver a David, vete al Gotik». Se referían a su hijo, y a la discoteca que éste regentaba en la Zona Hermética de Sabadell (Barcelona). Cuando una patrulla llegó hasta el local, el progenitor dijo no tener las llaves. La cerradura estaba bloqueada con lo que parecía silicona. Cuando consiguieron entrar, los agentes localizaron el cadáver de David, de 29 años, detrás de la barra. Tenía un disparo en la nuca, con orificio de salida en la frente. «Como un tiro de gracia», recuerda ahora el comisario principal –entonces inspector– Manuel Quintela.

Junto a su compañero Alberto Larripa, finalizada ya la inspección ocular, preguntaron a Ramón qué podía haber ocurrido. En teoría pocas personas podía haber más fiables que el padre de la víctima, que comenzó a hablarles de la mala vida y las malas compañías del joven. Algo en su actitud chirrió a los investigadores. Una de esas sensaciones que no se pueden explicar, pero que ambos, tras años en el Grupo de Homicidios, compartían. Éste incluso les habló de ciertas cantidades de droga que David guardaba en el coche y que podrían haber desencadenado el asesinato.

Ramón de la Cámara, entre los fugitivos más buscados EUROPOL

La mañana siguiente, Ramón ya estaba bajo vigilancia policial. Los agentes lo citaron a declarar a primera hora, pero él dijo que estaba en shock y necesitaba descansar, así que pospusieron la cita hasta el mediodía. A primera hora, cuando en teoría descansaba, fue hasta un centro comercial, donde compró una tarjeta SIM. Al llegar a dependencias de la Policía Nacional, los investigadores, que sabían ya dónde había estado, le preguntaron –sin hacer referencia a la compra– qué había hecho. Él aseguró no haber salido de casa. Las sospechas de los investigadores aumentaron. Tuviese o no que ver con el crimen, les estaba mintiendo. Dio además una segunda versión sobre el posible móvil del asesinato: apuntó a una deuda en la compraventa del coche de su hijo. Tras hacer las comprobaciones necesarias, la Policía descartó esa línea de investigación. En paralelo, descubrieron que la llamada que Ramón dijo haber recibido el día del crimen se realizó desde la cabina de una barriada de la ciudad, Can Puiggener.

Por la cabeza del progenitor pasó entonces deslizar otra versión a los agentes. Les habló así de unas supuestas fiestas que David organizaba en Gotik para famosos y futbolistas. Llegó a darles algún nombre, pero fue otra vía muerta. «Mentira, tras mentira», recuerda ahora Quintela, que rememora la capacidad de improvisación que tenía Ramón para ofrecer teorías a los investigadores. Una capacidad que había adquirido en sus años de estafador. De hecho, había sido detenido por este delito en 1988, e incluso había pasado una temporada en Brasil, para eludir la acción de la justicia.

Descartada este nueva línea, Ramón aseguró que ahora diría la verdad. Que no lo había hecho antes por miedo. Explicó así que David tenía una deuda relacionada con el tráfico de drogas con dos individuos peligrosos, y que también podría tener que ver con la venta del local. Esa fue su versión definitiva, así que el Grupo de Homicidios siguió la pista de los dos señalados. El primero, Enrique, 'Kiki', que acumulaba ya ocho detenciones. Varias por tráfico de estupefacientes. El segundo era uno de sus socios: Juan Marcos, que atesoraba otras tres. Y fue así como entró en escena una pistola: posible arma del crimen, que nunca se localizó. Un testigo apuntó a los policías que, semanas antes de la ejecución de David, 'Kiki' había acudido al Gotik para enseñarle una pistola a Ramón. Arma que probaron en el local, ya que los investigadores localizaron dos impactos.

La Policía había intervenido ya los dos teléfonos a De la Cámara. Tanto el habitual, donde dijo haber recibido la llamada de alerta, como el nuevo, el que no había mencionado a los agentes. Le pidieron que estuviese localizable pero, de repente, le perdieron la pista. Dejó su casa en Sabadell, junto a su pareja, Alberto, de 18 años. Su móvil 'oficial' dejó de estar operativo pero, gracias al de nueva adquisición, pudieron localizarlo en la Costa Brava (Gerona). Fue así, ante la suma de indicios, como los agentes decidieron detenerlo, un mes y medio después del crimen.

Hubo dos testigos clave: los que sitúan a Ramón en en lugar y la hora del crimen, según determinó la autopsia: el mediodía de aquel 28 de mayo

Hubo dos testigos clave para ello: los que sitúan a Ramón en en lugar y la hora del crimen, según determinó la autopsia: el mediodía de aquel 28 de mayo. El primero, una persona que vio como salió del Gotik, bajando la persiana tras él, después de haber entrado junto a su hijo. El segundo: el taxista que allí lo recogió. La hipótesis de los investigadores es que, tras una discusión por la venta del local, lo mató. De la Cámara se lo habría vendido a 'Kiki' sin permiso de David, que era el propietario y se negaba. Pero el padre tenía que saldar deudas de sus estafas varias, y se veía apurado. El hijo se había enterado de la cesión días atrás, cuando fue al local acompañado por su novia y se encontró a 'Kiki' en su interior, celebrando una fiesta con unos amigos. Fue este último quien le contó que su progenitor se lo había vendido, y fue así como se generó un enfrentamiento entre ambos.

La confesión

Un giro inesperado confirmó la participación de Ramón. Su sobrino, de igual nombre que la víctima, David, confesó a la Policía que había sido él quien realizó la llamada la madrugada del crimen, a instancias de su tío. Le hizo ir hasta una cabina y llamarlo. También, aquella misma noche, lo acompañó hasta su piso, de donde recogió una bolsa con varios objetos de los que deshacerse en un vertedero alejado. Creen los investigadores que fue así como se deshizo del arma, y también de la droga que guardaba. Durante el registro en casa del sospechoso, una de las agentes localizó en el bolsillo de una americana un cartucho de bala que concordaba con la que habían matado a David: una 9mm. «Ramón siempre lo negó», apunta el comisario Quintela.

Los indicios contra él eran contundentes y el juez ordenó su ingreso en prisión, a la espera de juicio. Pasados dos años, el instructor decretó la prórroga, pero por una imprecisión en el auto, que recurrió su abogado, Javier Rodrigálvarez, quedó en libertad. Tras varios meses acudiendo al juzgado a firmar, en septiembre de 2007 se le perdió la pista. Ahora, 16 años después, está entre los más buscados de Europol.

En paradero desconocido

28 de mayo de 2003

Asesinato de David

La Policía encuentra el cadáver de un joven de 29 años con un tiro en la cabeza. Su padre explica a los agentes que tenía malas compañías y mala vida, pero algo no cuadra.

15 de julio de 2003

Detención

Las pruebas llevan a los investigadores a detener al progenitor como autor del asesinato. Él lo niega, pero el juez decreta su ingreso en prisión, donde permanece dos años.

Septiembre de 2007

Fuga

Tras quedar en libertad provisional y acudir durante meses a firmar ante el juzgado –medida cautelar impuesta–, De la Cámara desapareció. Tiempo después se emitió la orden de busca y captura, aún vigente.

Diciembre de 2023

Alerta de Europol

Dos décadas después del crimen, y 16 años después de que Ramón desapareciese, Europol lo incluyó en su lista de fugitivos. La alerta apunta que se trata de un peligroso delincuente, que mató a su hijo de un disparo en la cabeza, en el local que regentaba en Sabadell.

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