No era una enfermedad terminal, era una estafa
SOS agónicos de los padres de una menor, la pequeña Nadia, o del conocido como 'hombre de los 2.000 tumores'. Ninguno corría riesgo vital, pero se embolsaron miles de euros gracias a la solidaridad de quienes querían ayudarlos a sufragar tratamientos inventados
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![El estafador Paco Sanz, conocido como 'hombre de los 2.000 tumores', a su llegada a los juzgados de Valencia en 2017](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/04/29/DAMBin-Rih2HK4XpxzbbY1hppxLICN-1200x840@abc.jpg)
Hay muchos tipos de estafas. Algunas basadas en el «nadie da duros a cuatro pesetas». A veces la avaricia rompe el saco. En otras, los perjuicios no son meramente monetarios. Son las que entrañan un componente emocional. Timadores que engatusan a sus víctimas tras entablar una relación sentimental o que se granjean el apoyo de desconocidos bajo el pretexto de necesitar ayuda para sufragar un tratamiento medico. A veces, sin dinero de por medio, la ayuda se limita a la difusión. En juego, la reputación del personaje solidario.
«Fui prescriptor de un estafador», recuerda ahora Santiago Segura sobre el mediático caso de Paco Sanz. Conocido como el 'hombre de los 2.000 tumores', se embolsó miles de euros con la excusa de costear la atención para salvar su vida. Excusa porque la realidad fue que Sanz, diagnosticado con el síndrome de Cowden, no empleó el dinero que recaudó a base de donaciones en ningún tratamiento médico. Su dolencia se caracteriza por la «aparición de tumores benignos» pero sin riesgo vital inminente.
A pesar de ello, comenzó una campaña, entre 2010 y 2017, para recibir donaciones y poder salvar su vida. Lo hizo a través de redes sociales y medios de comunicación. Algunos rostros conocidos, como el humorista Santi Rodríguez, llegaron a desembolsar importantes cantidades. En su caso, conoció a Sanz en una gala benéfica que ayudó a organizar en Valencia para recaudar fondos y sufragar así el tratamiento médico.
Rodríguez, tal y como informó Esther Armora, llegó a abonar los 400 euros del hotel al estafador. Ahora, el cómico prefiere no recordar lo ocurrido para evitar «volver a dar protagonismo al individuo», pero sí recalca a este diario lo que ya dijo al destaparse el fraude:#«Seguiré ayudando a la gente». En el caso de Santiago Segura el engaño no fue monetario. El director y actor solo compartió en sus redes sociales el llamamiento de Sanz, que lanzaba SOS agónicos asegurando que necesitaba dinero para prolongar su esperanza de vida. «Te fastidia mucho haber dado credibilidad a algo así», apunta Segura, que ahora se lo piensa dos veces antes de compartir cualquier tipo de contenido. «Al final, algunos se aprovechan de la buena voluntad de la gente», sentencia.
Otro humorista, José Mota, llegó a desembolsar 3.000 euros para ayudar a Sanz. El sentimiento generalizado de los que cayeron en la estafa fue de «vergüenza». El fraude ascendió a 264.000 euros. Entre los estafados, miles de donantes anónimos y también otros rostros conocidos como el presentador de 'Hermano Mayor', Pedro García Aguado, o el actor Nacho Guerreros. También la cantante sevillana Charo Reina, a la que contactó a través de redes sociales y que le realizó transferencias periódicas de 20 euros.
Fue tras ser diagnosticado cuando Sanz decidió sacar rédito a su enfermedad. Aprovechó el altavoz de las redes sociales y creó una página web donde pedía dinero para someterse a un costoso tratamiento. «Solo quiero seguir viviendo». «Me avergüenza pedir dinero, no lo haría si mi situación no fuera límite». Sus SOS, acompañados siempre de un número de cuenta, consiguieron un altavoz después de que el propio Sanz contactase con rostros conocidos que decidieron dar difusión a su caso.
Desenmascarado
En 2015 llegó a publicar un libro, del que aseguró, el 50 por ciento del importe de cada ejemplar, se destinaría a sus necesidades médicas. Fue precisamente su editor quien, dos años más tarde, formalizó una denuncia por estafa contra Sanz. En marzo de 2017, la Policía lo detuvo en su domicilio de Pobla de Vallbona (Valencia) y, tras el arresto, vieron la luz unas imágenes en las que el supuesto enfermo terminal se burlaba de sus donantes. Un vídeo en el que el individuo, acompañado de su entonces pareja, Lucía, ensayaba frases para cosechar lástima, a la vez que admitía que su única finalidad era obtener: «Dinero, dinero, flus, flus». «Billetitos morados», apostillaba su novia. «Eso, eso». Risas, poses –corte de mangas incluido– y hasta una sonda en la nariz para las tomas en la cama y añadir así dramatismo.
La Fiscalía pedía para él seis años de prisión por estafa, apropiación indebida y blanqueo de capitales, pero, tras llegar a un acuerdo con el Ministerio público, aceptó dos años de cárcel, donde no llegó a ingresar. Durante el juicio, quedó probado que de la docena de desplazamientos a EE.UU., solo en uno de ellos acudió al centro, donde, supuestamente, recibía un costoso tratamiento. En realidad, era un ensayo clínico gratuito. El resto fueron viajes de ocio, alguno, con crucero incluido.
Del dinero estafado, solo fue condenado a abonar 37.000 euros, frente a los 260.000 que le reclamaba el fiscal. Francisco Sanz declina ahora hablar de ello, según traslada su abogado a Abc. Junto a él fue condenada quien fuera su pareja, que aceptó un año y nueve meses de prisión por estafa. Ahora ella se encuentra a la espera de que el Tribunal Supremo resuelva su recurso de casación. Solo por la responsabilidad civil, por la que debía resarcir a los estafados con 911 euros. Su defensa, que ejerce Alberto Martín, sostiene que Lucía fue otra víctima de Sanz. «Solo lo ayudó con los vídeos, no disfrutó del dinero estafado. Durante años ha sido señalada. Vive en un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Le ha costado encontrar trabajo», explica.
«Fui prescriptor de un estafador», recuerda Santiago Segura, sobre el caso de Paco Sanz, al que dio difusión en redes sociales
La estafa de Sanz tuvo un precedente, la de los padres de la pequeña Nadia Nerea. «Conocimos el caso a través de las páginas de un periódico de tirada nacional y cometimos un grave error, dimos por hecho que era cierto», recuerda ahora el periodista Albert Castillón, por aquella época, copresentador de 'Espejo Público' en Antena3. «¿Cómo vas a creer que alguien va a mentir con la enfermedad terminal de una niña pequeña?».
Los que mintieron sobre la enfermedad de la menor fueron sus propios padres, Fernando Blanco y Margarita Grau. Es cierto que la pequeña fue diagnosticada de una dolencia rara, tricotiodistrofia, que provoca alteraciones cutáneas, oftalmológicas y trastorno del desarrollo y del lenguaje, pero sin riesgo vital inminente –como en el caso de Sanz–.
A pesar de ello, el progenitor creó una asociación para recaudar fondos para el tratamiento de la niña. Entre 2010 y 2016, la familia se prodigó por los platós, concediendo entrevistas, en las que también exhibían a la pequeña.
Caso Nadia
En sus apariciones, decían necesitar dinero para sufragar los costes de tratamiento y operaciones para salvar la vida de Nadia. Lo mismo hicieron cuando, desde Baleares trasladaron su residencia a Lérida, a principios del 2013.
![Fernando y Maragarita, junto a su hija Nadia](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/04/29/DAMBin(1)-U42435526440XLG-624x350@abc.jpg)
Fue al comenzar el curso escolar cuando Blanco organizó una reunión con el resto de padres. En el encuentro les trasladó que su hija necesitaba un costoso tratamiento para poder sobrevivir, y les repartió folletos de la asociación con un número de cuenta asociado para recibir donativos. Por si para granjearse la solidaridad no fuese suficiente haber alegado que Nadia sufría una enfermedad terminal, Fernando también alegó padecer un cáncer de páncreas. Era mentira. Al igual que el tratamiento al que dijo tener que someterse en Houston (EE.UU.) para salvar su vida, pero vecinos de la localidad de Fígols se volcaron para ayudar a la familia.
Campañas de recaudación de fondos, tómbolas, rifas, subastas de objetos cedidos por famosos, participaciones de lotería, huchas repartidas por locales de la zona. Todo el dinero se lo entregaron a Fernando y Margarita. Solo en tres años, recibieron casi 500.000 euros en concepto de donaciones.
«Decían que tenían que viajar al extranjero para curarla y que necesitaban financiación», recuerda Castillón, al que el progenitor llamaba para poder acudir a su programa. Llegaron a forjar una relación «casi familiar». Cumpleaños, navidades...
«Gente de su entorno nos contactó para alertarnos de que su nivel de vida no era bajo y que había cierta ostentación. Incluso diciendo que habían visto a Fernando tomando vinos caros, pero trabajaba en el sector. Te dicen eso y piensas '¿pero cómo la gente puede ser tan envidiosa?'», detalla el periodista, que subraya: «Nunca dudamos».
«Me da vergüenza haber caído en ese error porque, en el fondo, no hicimos lo que teníamos que hacer, no comprobamos cada detalle y confiamos», sostiene Albert Castillón sobre el caso Nadia
Cada vez que Blanco pisaba el plató de 'Espejo Público' se embolsaba varios miles de euros. Entre éstos, con donaciones del propio Castillón y de Susana Griso. «Nos estafó, no hemos reclamado, ni ella, ni yo. Me da vergüenza haber caído en ese error porque, en el fondo, no hicimos lo que teníamos que hacer, no comprobamos cada detalle y confiamos», sostiene. Creían estar ayudando a salvar la vida de una niña, pero fueron víctimas de un fraude que apelaba a su solidaridad. Una de las consecuencias fue que hubo otros casos, éstos sí, reales, en los que ya nadie confió. Críos que sí necesitaban tratamiento para salvar su vida. «Les fallamos, por la vagancia y por la falta de pulcritud en nuestro trabajo y las prisas de los directores», se reprocha.
Las penúltimas víctimas de un supuesto fraude que apela al tratamiento de una grave enfermedad han sido los integrantes de Deportes de la cadena Cope. Según desveló 'El Confidencial', Paco González y su equipo abonaron miles de euros a uno de sus compañeros, que aseguró sufrir un cáncer, que no sería tal. Sin entrar en detalles, González atajó en antena: «Lo volveríamos a hacer, porque cualquier ayuda que se hace desde el corazón está bien hecha».
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