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Diez meses de prisión para Diego Arrabal y Gustavo González, los 'paparazzi' que intentaron vender las fotos de Mariló Montero en Bora Bora

La Audiencia de Barcelona los ha condenado por revelación de secretos

Mariló Montero denuncia ante el tribunal el linchamiento mediático que sufrió: «Con esas fotografías me violaron dos veces»

Diego Arrabal, Gustavo González y Mariló Montero EFE
Elena Burés

Elena Burés

Barcelona

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Diez meses de prisión para los 'paparazzi' Diego Arrabal y Gustavo González por tratar de vender unas fotografías de Mariló Montero en Bora Bora. Una sentencia de la Audiencia de Barcelona que los condena por revelación de secretos, también al abono de una multa de 1.440 euros -a razón de 6 euros diarios, durante ocho meses-. El fallo sostiene que, durante la Semana Santa de 2015, la periodista, para escapar de «cualquier acoso» escogió un «destino lejano». No se lo dijo ni siquiera a su familia. A pesar de ello, captaron fotografías de ella y una amiga en el bungaló donde se alojaron. En el mismo complejo se alojó alguien -no se ha conseguido saber quién-, cuyas facturas abonó la sociedad Diegus SL, gestionada por Arrabal y González.

Ambos compraron las imágenes y trataron de venderlas a la revista 'Lecturas', tal y como corroboró su director durante el juicio, el pasado enero. Por correo electrónico, le enviaron las fotos, que el responsable de la publicación se negó a incluir en la misma al entender que se habían obtenido de forma ilícita. Además, alertó a Montero de lo ocurrido.

Cuando lo supo, interpuso una querella y solicitó medidas cautelares para impedir que vieran la luz. Aunque no se ha acreditado como los dos 'paparazzi' se hicieron con las imágenes, la periodista explicó durante el juicio, tal y como recogen los hechos probados, que escogió su destino «con el deseo casi obsesivo» de disfrutar de unos días de descanso con «verdadera intimidad». Las fotos se captaron en un espacio privado y por ello, sostiene el tribunal, vulneran efectivamente la intimidad de Mariló Montero, tomando el sol o desayunando en pijama.

Así, aunque no puede probarse el delito de descubrimiento, al desconocer al autor de las mismas, «no queda ninguna duda», reza el fallo, de que los acusados ofrecieron a 'Lecturas' las imágenes. «Cualquier persona que vea las fotografías puede apreciar que han sido tomadas en un ámbito tan íntimo como es el propio domicilio, aunque éste sea temporal», abunda el tribunal.

Es más, la sentencia recoge que tanto Arrabal como González, por sus años de profesión, eran conscientes de que ese material vulneraba la intimidad de Montero. Precisa además la Sección 3ª, que el hecho de que no llegaran a vender el reportaje no impide considerar que la conducta consistente en distribuir y comercializar las imágenes se llevó a cabo con claros fines lucrativos.

Contra el fallo cabe recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

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