Los martes, toros
Ser torero y catalán, dos veces torero
Poco le importó a Mario, que salió a por todas, y si falló con la espada en su primero le cortó las dos orejas al otro para acabar su tarde en triunfo
Artículos de Ángel González Abad en ABC
Detalle de dos alumnos de la Escuela Taurina de Barcelona, en una imagen de 2011
Decía Mario Cabré, el diestro de las supremas elegancias, el actor, poeta, popular televisivo e incansable seductor, que «ser torero y catalán, equivale a ser dos veces torero». Y como él, desde el histórico Perroy hasta Serafín Marín, el matador que se ... mantiene en la lucha de reverdecer los laureles ganados ante los pitones y cercenados por un extraño juego político, todos los hombres de esta tierra que han vestido el traje de luces han reivindicado su origen.
La pasada semana, un chaval de la Escuela Taurina de Cataluña dio un salto importante en su carrera. Mario Vilau, destacado alumno de la última promoción se ha curtido en muchas plazas como novillero sin picadores y sus mentores decidieron que ya estaba sobradamente preparado para subir un peldaño. Se anunció su debut con picadores en las inmediaciones de Madrid. En la feria de novilladas de Mejorada del Campo hizo el paseíllo para lidiar astados de El Retamar, que no pusieron las cosas fáciles. Poco le importó a Mario, que salió a por todas, y si falló con la espada en su primero le cortó las dos orejas al otro para acabar su tarde en triunfo.
A partir de aquí, el camino emprendido no va a ser de rosas. Muchas espinas habrá de lidiar dentro y fuera del ruedo el joven novillero de Hospitalet de Llobregat, que si bien se siente dos veces torero, más esfuerzo tendrá que seguir haciendo precisamente por ser catalán. Por estar obligado a ese exilio continuo para poder torear en cualquier plaza española o francesa. Los viajes eternos desde que se apuntó a la Escuela y se fue ilusionado a ponerse delante de la primera becerra. Ahora, más que nunca, cuando el juego al toro ya ha quedado atrás, va a sentir lo que significa esa lejanía. La que te obliga a sentirte dos veces torero.