análisis
'Fins aquí, Pere'
Con la misma seguridad con la que en ERC se argumentaba lo conveniente de llegar a 2025, se plantea ahora que lo mejor es convocar ya
La indefinición de la Generalitat amenaza el proyecto millonario de Hard Rock
![Jéssica Albiach (izq.), observa a Pera Aragonès y Natàlia Mas al entrar en el pleno del Parlament](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/03/13/DAMBin-RRAFaJckDYaUNSxK1A9mh9M-1200x840@diario_abc.jpg)
Pocas horas antes de que los comunes dejasen al gobierno de Pere Aragonès con un palmo de narices al rechazar los Presupuestos esta tarde en el Parlament, un alto cargo de ERC aún aseguraba a ABC con absoluto convencimiento que los morados no se ... atreverían a tumbar las cuentas, apelando a la histórica docilidad de quienes siempre han tenido voluntad de muleta.
Como un dado que da tumbos en la mesa de juego de un casino -en el Hard Rock de Tarragona, es un decir-, el escenario que se abría esta misma tarde era incierto, y toda la seguridad con la que hasta hace nada se sostenía, y argumentaba, que lo conveniente era agotar la legislatura hasta 2025 se ha derrumbado. Con la misma lógica, el argumentario ahora para convocar ya elecciones -12 de mayo- cogía fuerza, y así lo ha confirmado Pere Aragonès tras reunir de urgencia a su gobierno. No va más, suelta el 'croupier'.
Motivos para adelantar los había, y uno de los más poderosos es dejar a Junts con el pie cambiado, aún sin candidato y sin que Carles Puigdemont, ahora mismo su mejor baza electoral, pueda hacer campaña sobre el territorio. Junts ya ha dejado claro que su pretensión es que el fugado sea su cabeza de lista, aunque sea desde Bélgica. Es probablemente la única opción capaz de quedar por delante de ERC en unos comicios, lo que les aseguraría la presidencia de la Generalitat, pese a una arrolladora victoria de Salvador Illa, si el independentismo logra retener la mayoría en la cámara.
De alguna manera, ERC siempre podrá cargar a los comunes la responsabilidad de convocar unos comicios sin que el 'legítim' pueda hacer campaña en Cataluña, algo que, por miedo a la reacción 'indepe', los republicanos probablemente no se hubiesen atrevido a asumir en solitario, por muy conveniente que eso sea para ellos.
Que el que venga se tenga que encargar de cerrar grifos si la sequía empeora, es también un argumento de peso.
En el fondo, ERC ha sido víctima de su propia indecisión, incapaz de sostener una postura clara, madura, sea hacia un lado u otro, respecto a proyectos tan simbólicos como el Hard Rock o la ampliación del Aeropuerto de El Prat, con todo lo que ello implica de definición del modelo económico. Tampoco tenía Aragonès demasiadas opciones: si tiraba hacia un lado, los socialistas se bajaban, si tiraba hacia el otro, los comunes, ¡oh, sorpresa!, enseñaban por primera vez los dientes. Servidumbres de lidiar con sólo 33 diputados en una cámara de 135.
La disyuntiva a la que se enfrenta Cataluña ahora es hasta dramática: si el secesionismo vuelve a sumar mayoría, parece improbable que ERC, o Junts, se atrevan a romper el bloque para propiciar un gobierno presidido por Illa, al que las encuestas señalan como casi seguro ganador. Esa es la gran paradoja catalana: cuanto más rotunda sea la victoria del PSC, más difícil tendrá que alguno de los otros partidos acepte ir de comparsa. Instalados en el bloqueo desde hace años, la perspectiva que se abre no es mejor. La posibilidad de no salir del bucle permanece.
La decisión tomada esta tarde por Aragonès era la única posible. Cataluña se enfrenta de nuevo a sus fantasmas. Hasta aquí, Pere. 'Fins aquí'. Votemos ya.
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