Albert Soler: «La única aspiración del 'Vivales' Puigdemont es darse la gran vida»
En «Puigdemont: el regreso del Vivales» el periodista reúne sus artículos sobre el inquilino de Waterloo que sablea a Sánchez
La subasta de Puigdemont
![El periodista Albert Soler](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/02/01/albertsoler-R6T2TQqIuu6P490t2vrxLDI-1200x840@abc.jpg)
Vivales: persona vividora y desaprensiva. Un aviso para no usar «Vivales» en vano. Desde que el difunto padre de Albert Solerdescribió a Puigdemont como «este es un Vivales», el certero apelativo devino en marca registrada. Cuando el periodista del 'Diari de Girona' y ' ... El Periódico', se topa con gente que sigue sus artículos escucha la misma pregunta: «¿Qué hace el Vivales?». El problema de la amnistía, advierte el autor de 'Puigdemont: el regreso del Vivales' (Sagesse), «no va a ser convencer a los votantes socialistas, a estos se les engaña fácilmente, están acostumbrados a tragar sapos. El problema va a ser conseguir que alguien se tome en serio a un amnistiado que se llame Vivales, así no hay manera, alguien tendría que investigar como se llamaba antes ese individuo». Ante la exigencia de Junts de que la amnistía sea integral, Soler blande la observación mordaz: «Si amnistiamos a los responsables del 'procés' con más razón hemos de amnistiar al resto de delincuentes catalanes, incluidos violadores, cacos, proxenetas, acosadores e infractores de tráfico, entre los cuales me cuento… Ni Laura Borràs ni yo, ni tampoco mi vecina del entresuelo, la que se quedó con las joyas de la anciana que cuidaba, vamos a consentir que se perdone a los mayores delincuentes y no a nosotros, simples aprendices».
Antes de convertirlo en el Vivales, Soler conoció a un Carles Puigdemont redactor-jefe de 'El Punt', adonde llegó tras una trayectoria académica que uno de sus profesores resumió con tono lapidario: «Tuve que suspenderlo cuatro veces de la misma asignatura. Era burro. Muy burro». La necesidad de siete escaños para cuadrar la pintoresca mayoría parlamentaria de Sánchez brinda a quien huyó en el maletero de un coche la posibilidad de un retorno impune, aunque no sabemos si triunfal.
-Puigdemont le ha puesto una demanda civil por un artículo…
-El asunto está en manos de los abogados del diario. Se presenta como defensor de la libertad de expresión y te lleva a los tribunales si lo que escribes no le gusta.
-No hay quien le tosa. Es el árbitro de la política española.
-Que Puigdemont arbitre la política española es un signo de degradación. Sánchez necesita sus votos y nos engaña diciendo que soluciona un conflicto catalán que no sé qué conflicto es. Sin conflicto no hay amnistía. Y sin amnistía no sigue de presidente. Cuando esa necesidad pase, Puigdemont volverá a ser el inútil de siempre.
-El asalto al Capitolio le recordó a los independentistas gritando «las calles siempre serán nuestras», escribe.
-Dudo que en Estados Unidos sean tan burros como aquí para amnistiar a los asaltantes del Capitolio. Sorprende que quienes vivieron lo ocurrido en Cataluña pretendan hacernos creer que fue una broma. La cuestión no es si hubo terrorismo o no, sino de aplicar la ley y que paguen quienes la infligieron.
-Junts exige amnistía integral y vota contra Sánchez. ¿Desencuentro coyuntural o ruptura definitiva?
-Teatro para contentar a las respectivas parroquias. El sanchismo y el lacismo solo piensan en el poder. Al final llegarán a un acuerdo.
-Pero Junts compite con la ultraderecha de Silvia Orriols.
-Han visto que Orriols tiene predicamento con su discurso antiinmigración y se suben al carro. Junts no tiene ideología. Junts para trincar.
-Compara a los independentistas irlandeses con los «sacrificios gastronómicos de la republiqueta».
-Ilustra la capacidad de sacrificio por una causa. Los líderes irlandeses eran capaces de sostener una huelga de hambre hasta la muerte, mientras que los catalanes se reúnen a comer paella. Esa es la seriedad de unos y otros. Los de aquí son incapaces de jugarse la merienda.
-Pero sí de largarse para no perder la pitanza. Siempre a países ricos, por cierto, como Suiza. Marta Rovira, Anna Gabriel, ahora Ruben Wagensberg.
-En Suiza se vive muy bien. En los años setenta los dictadores africanos iban todos allí.
-También se fueron las empresas catalanas y ahora las quieren multar si no vuelven.
-Dijeron primero que las empresas se pelearían por instalarse en Cataluña, luego que no se marcharían y ahora amenazan a las que no vuelvan. Hacen como con la lengua catalana, antipática a fuerza de sanciones. Si fuera empresario me mantendría lejos de esta Cataluña con inseguridad jurídica.
-¿Volverá Puigdemont?
-Si yo viviera en el extranjero con todo pagado, lejos de la familia y rodeado de pelotas que me tratan como un Mesías, no volvería. Si vuelve, siempre habrá alguien por la calle que le recuerde algo que hizo mal. La única aspiración del Vivales Puigdemont es darse la gran vida.
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