Sopladores de vidrio, «mantenedores» de una tradición 'real'
Reconocida como Bien Inmaterial de la Unesco, esta técnica ancestral sólo se conserva en España en la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia) y Mallorca. «Nada» ha cambiado con el paso de los siglos para elaborar piezas a base de calor, aire y mucha pericia
El vidrio soplado de La Granja ya es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
![Diego, uno de los trabajadores del taller de vidrio soplado de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, elabora una pieza](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-04-RHFWuxN2nUtY0H36fjEHhcJ-1200x840@abc.jpg)
Caña de acero en mano, Juanjo la introduce en el horno a 1.360 grados para 'pescar' la cantidad exacta del vidrio caliente (posta) que ha estado fundiendo durante toda la noche. Cual magma incandescente desde el fondo de un volcán, esa mezcla de ... sílice (arena), cal, sodio, fundentes... tiene que salir con la textura adecuada para poder moldearlo. «A 1.100 grados» concretamente, precisa este segoviano, quien comenzó en el oficio atraído por los colores de las vidrieras y tras hacer un curso de soplado las cambió por esta técnica ancestral cuyo origen se atribuye a Siria allá por el siglo I antes de Cristo. «Me enganchó», confiesa con pasión más de 25 años después de debutar en el horno de la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia). Y ahora también con el «orgullo» de ser uno de los artesanos que siguen en el oficio, declarado recientemente Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco con el impulso de Alemania, Finlandia, República Checa, Hungría, Francia y España. Aquí, sólo a los pies de la sierra de Guadarrama y en Vidrios Gordiola, en Algaida (Mallorca), la tradición pervive.
Sin tiempo que perder, a enfriar la caña con agua para seguir trabajando: pasar por polvo de vidrio reciclado para dar el anaranjado elegido, unos segundos más al horno para que se funda y rápido literalmente soplar para dar aire al interior. José ya espera con el molde para que Juanjo, a fuerza de pulmón, haga que la burbuja crezca y lo que era una masa de fuego adquiera la forma deseada. «Esto es un trabajo en equipo», subrayan todos en el taller, que sigue ubicado en el histórico edificio industrial de 29.000 metros cuadrados que Joseph Díaz diseñó en 1770 para Felipe V y que salvo contados años no ha dejado de funcionar durante casi tres siglos.
Son los «mantenedores» de la esencia como la de los frascos de los perfumes de lujo que también guardan –Loewe o Cartier llevan su sello–, y con «la calidad» como premisa básica. El suyo es un trabajo meticuloso, artesano, de precisión, que en la era del usar y tirar, de la producción en cadena, de lo uniforme, se mantiene como el primero de los Borbones lo alumbró para abastecer los palacios y residencias reales, evitando las costosas importaciones.
Hoy, la Casa Real sigue entre sus clientes, pero los vasos, jarras, bomboneras, licoreras, el trofeo de La Vuelta... que salen de las manos de estos artistas del vidrio viajan por todo el mundo. Piezas «únicas» y «ninguna igual». Precisamente su marca y valor. «Queremos artesanos porque a veces caemos en el error de que hay que producir y así perdemos la esencia de la artesanía. Y es algo que no queremos», subraya Andrés Ortega, al frente del Patronato de la Fundación Centro Nacional del Vidrio.
![Imagen - «Queremos artesanos. A veces caemos en el error de que hay que producir y así perdemos la esencia de la artesanía»](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-14-U80577648501UjB-170x170@abc.jpg)
«Queremos artesanos. A veces caemos en el error de que hay que producir y así perdemos la esencia de la artesanía»
Andrés Ortega
Presidente del Patronato Fundación Centro Nacional del Vidrio
No dudan. Con un simple vistazo, los profesionales de los talleres saben si una pieza es industrial o artesanal. También ese «cliente que busca lo distinto, el producto único, la excelencia. Es lo que encuentran aquí, ese se saber hacer», subraya Paloma Pastor, directora del Museo Tecnológico del Vidrio. «Detrás de cada pieza hay una artesanía, una tradición, una sabiduría, una historia», recalca.
Casi 5.000 moldes
Para sacar adelante ese delicado vaso que tiene entre manos, Juanjo aplica el puntil y con un golpe seco separa la pieza de la caña, elimina el sobrante en otra máquina y de ahí al 'recocedor' en el que se enfría lentamente. Mientras, Diego ya está con su caña lista para soplar. «Aquí el vidrio es el que manda» y el «horno no se apaga», subrayan. Así que no hay un segundo que perder mientras dibujan una sinfonía de movimientos, un armónico ajetreo, un no parar entre largas varas de acero con masas de vidrio a más de mil grados que en unos minutos se convierten en frascas, candelabros, ánforas, floreros... Siguiendo los cánones tradicionales, pero también innovando en los diseños, retorciendo el vidrio hasta formas insospechadas y con juegos de colores imposibles de replicar. Servilleteros, objetos de decoración, unas exclusivas lámparas que alumbran la sede de Google...
![Imagen principal - En Real Fábrica de Cristales realizan un trabajo coordinado y en equipo. Arriba, Raquel talla una copa que ha salido del taller de soplado, donde Juanjo (abajo) y sopla por la caña de acero para hacer la primera 'burbuja' al vidrio. A la dererecha, Diego sopla mientras José sujeta el molde para dar la forma](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-25-U62036284524iou-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - En Real Fábrica de Cristales realizan un trabajo coordinado y en equipo. Arriba, Raquel talla una copa que ha salido del taller de soplado, donde Juanjo (abajo) y sopla por la caña de acero para hacer la primera 'burbuja' al vidrio. A la dererecha, Diego sopla mientras José sujeta el molde para dar la forma](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-23-U28464562575SlJ-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - En Real Fábrica de Cristales realizan un trabajo coordinado y en equipo. Arriba, Raquel talla una copa que ha salido del taller de soplado, donde Juanjo (abajo) y sopla por la caña de acero para hacer la primera 'burbuja' al vidrio. A la dererecha, Diego sopla mientras José sujeta el molde para dar la forma](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-18-U05573553273Whg-278x329@abc.jpg)
La unión entre tradición y modernidad es otra de sus señas. Tienen cerca de 5.000 moldes, la mayoría de principios del siglo XX, propios y de fábricas que han ido recuperando y aquí custodian y emplean. Incluso quieren darlos mayor uso y, junto a la Universidad de Valladolid, trabajan en un proyecto de digitalización para que se puedan consultar en 3D y quien lo desee haga su composición y pedido a demanda. Diseñadores y arquitectos ya requieren de sus trabajos, pero lo pretenden potenciar, destaca Ortega.
Encargado de hacer realidad lo imaginado, también otro Diego. Mueve con soltura la caña, comienza a moldear con sus manos sobre un papel de periódico mojado el vidrio caliente. Para que no pierda plasticidad y poder seguir moldeando con los 'hierros', unos segundos a otro pequeño horno. Toque de soplete, un corte con unas grandes tijeras, su compañera Mari Ángeles aplica sobre su pieza otra 'bola' de vidrio... Y casi como de forma mágica, en unos minutos, «un Misterio». Es lo que toca. Lo ha decidido por la mañana. De cara a Navidad, qué mejor ocasión, ha pensado para dar rienda suelta a una creatividad y pericia que hace que incluso los encargos más raros suelan «salir a la primera». «Son muchos años en el oficio», subraya Diego. «Todo son pequeñas obras de arte. Es lo que tiene la artesanía y es lo bueno», resalta este granjeño que según va avanzando la jornada cambia el color y varia la forma de sus creaciones, que su compañera termina de pulir.
![Imagen principal - Cada pieza es única y exclusiva](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-28-U15368514208jJE-758x470@abc.jpg)
![Imagen secundaria 1 - Cada pieza es única y exclusiva](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-29-U00074186500tIW-464x329@abc.jpg)
![Imagen secundaria 2 - Cada pieza es única y exclusiva](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-09-U21028754855anQ-278x329@abc.jpg)
Su abuela y su madre le animaron a entrar en el oficio que su abuelo y su tatarabuelo ya ejercieron, y casi treinta años después, Diego lo hace con pasión y literalmente como sus ancestros. «Nada» ha cambiado, más que las cañas ahora son de acero y antes eran de bambú con el 'morro' de barro y paja, y que el horno que durante años se alimentó de la leña del cercano pinar de Valsaín se ha sustituido por otro de gas, aunque el 'viejo' sigue entero y visitable.
Relevo
Aunque reconocen que «cuesta», van logrando el relevo. Los cursos y escuelas taller terminan dando sus frutos, sobre todo después de la pandemia y tras unos años en los que Ortega admite dificultades. Isma, de los últimos en entrar, llegó así. Callado, practica para hacer tapones. «Son años rompiendo vasos», subraya Juanjo, quien recuerda que «al principio, muchos salían mal». ¿Lo bueno? «Que el vidrio es un material cien por cien reciclable y aquí se aprovecha todo», destacan. Un cajón con restos, piezas rotas, añicos... es testigo. Aquí también «alguna que otra lágrima» derramada al ver que una delicada pieza se frustra incluso en los toques finales. Pues no para todas su proceso de elaboración acaba en el taller de soplado.
![El antiguo horno se puede ver, pero ha dejado de utilizarse por motivos de seguridad](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/12/26/fabrica-cristales-la-granja-tanarro-32_20231226211954-U24034443223UBH-624x350@abc.jpg)
Las hay que aún tienen un largo camino hasta estar acabadas. Tallado, dorado, esmaltado... Técnicas también reconocidas por la Unesco y que la Real Fábrica de Cristales de La Granja trabaja con precisión. Maestro de talla, Joaquín, saca brillo con mimo a unos 'iglúes' ya terminados. «La práctica», el truco para afinar esos precisos dibujos de hilos, puntos, hojas... «Todo el mundo aprende», se quita valor, él que ya vio a su padre en el oficio. A su lado, otras cuatro personas ocupan los tornos. En uno, Raquel mira con atención y manos firmes la pieza. Una copa a la que primero 'pinta' los hilos que sirven de guía, luego los puntales, para rematar con las hojas. «Es como dibujar, pero al revés. Aquí mueves el cristal», explica. Unos metros más allá, Judite es la recién llegada al taller de lámparas, donde reparan y montan nuevas. Entre sus manos, una de araña que le ha costado un mes de trabajo encajar, explica a unos visitantes absortos.
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Porque el Museo y poder recorrer los talleres en pleno funcinonamiento es otra de las posibilidades que ofrece la Real Fábrica de Cristales y en la que se afana la Fundación, desde que en 1989 tomó las riendas con el empeño de Erik Clavería y Carlos Muñoz de Pablos. Un objetivo «muy claro»: conservación y mantenimiento de la técnica tradicional del soplado del vidrio, para la que ven ahora un respaldo con la su declaración como Patrimonio de la Humanidad. «Abrumados» por el «éxito» que ya ha supuesto la catalogación y el sin fin de «¡enhorabuena!» recibidos.
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