un tiempo propio
Diferentes varas de medir
Todos los que denuncian supuestas malas prácticas, deberían también recordar otros casos relacionados con plagios evidentes y demostrados en tesis doctorales y libros
Un tiempo decisivo
Del fango y los fandangos

El sistema universitario de Castilla y León cuenta con nueve universidades. Cuatro públicas y cinco privadas. Entre ellas dos son centenarias y tienen una profunda raigambre en la historia universitaria mundial. Salamanca es la más antigua y la denominación «universidad» (traducción de la palabra latina ... universitas) pudo ser otorgada por primera vez al studium generale de Salamanca por Alfonso X el Sabio en 1254. En esta universidad han dado clases grandes sabios y desarrollado su vida científica eminentes investigadores. Por las aulas de esta institución se han formado personajes muy importantes para la Historia de España. Pero desde hace unos meses la Universidad de Salamanca ha sido objeto de algunos ataques y de críticas que ponen en duda su prestigio. La institución en estos momentos está sometida por parte de un grupo de comunicación a un escrutinio permanente reclamando integridad, trasparencia y buena praxis académica en la investigación y en la transferencia de los resultados que no parece aplicarse igualmente a otras universidades. El centro de los ataques en las últimas semanas es el recién elegido rector de la Universidad.
La proliferación de universidades, centros docentes, profesores universitarios, titulaciones de grado, máster y doctorado (más de ocho mil en toda España), ha provocado un incremento desconocido hasta ahora de la producción y de las publicaciones científicas. Todo provocado por la necesidad del profesorado de progresar y promocionar en su carrera académica. Este aumento de la actividad docente y, sobre todo, investigadora es muy positivo porque eleva el nivel de la formación y del conocimiento de los egresados españoles. El resultado es disponer de mejores profesionales capaces de luchar por los puestos de trabajos en mercados muy competitivos, como se ha demostrado en los últimos años.
No cabe duda de que este alto nivel se ha conseguido gracias al fomento y a la renovación de los métodos de transmisión del conocimiento y los estímulos dados a la investigación. La universidad exige para cumplir con la finalidad formar profesionales que sirvan a la sociedad para mejorar la vida de todos los ciudadanos, tranquilidad y serenidad para poder innovar, renovar, mejorar y, en definitiva, aspirar a cambiar el mundo mediante el estudio, la reflexión y la investigación.
Las exigencias al próximo rector de Salamanca son lógicas, pero todos los que denuncian supuestas malas prácticas, deberían también recordar otros casos relacionados con plagios evidentes y demostrados en tesis doctorales y libros. Una muestra de integridad es la dimisión hace tres años de la ministra alemana de Familia, Franziska Giffey debido a rumores de plagio de su tesis doctoral, como antes del Ministro de Defensa Karl Theodor zu Guttenberg, por poner ejemplos de ambos lados del espectro político. Eran rumores, no evidencias o pruebas. Y otros hechos que parecen que se quieren olvidar o no aludir sobre cómo se han ocupado plazas de profesorado en alguna universidad sin la titulación o la acreditación exigida. ¿Por qué se alude constantemente a unos y se eluden otros? Debemos usar la misma vara de medir para todos, porque utilizar diferentes raseros para situaciones equivalentes conduce a la sospecha de que las acusaciones responden a un interés concreto y, por tanto, pierden credibilidad. Además, se introduce como criterio de actuación y valoración la arbitrariedad que es una acción contraria a la justicia, la razón y las leyes. Todo lo que la Universidad debería fomentar y custodiar celosamente.
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