«Nos lo están robando. Es como si te atracan a la puerta de casa. Ser ganadero se acaba»
Antonio Canas, ganadero en Villardeciervos (Zamora) clama contra lo «horroroso» de saber que en cualquier momento el lobo puede volver a atacar y pide que vuelva el control cinegético de la especie
![Antonio Canas, ganadero de Villardeciervos (Zamora), con sus vacas en el campo](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2024/06/24/antonio-villardeciervos-ganadero_20240623190248-R7cElhzAGWm70er9u2OUadJ-1200x840@diario_abc.jpg)
«Como salir a la calle y ver que te han destrozado el coche. Nos lo están robando. Es como si te atracan a la puerta de casa». Así trata de hacer ver desde el campo a la ciudad y los despachos «la ... impotencia, rabia que no te imaginas...» que siente un día sí y casi otro también cuando acude a la finca y se encuentra con otro ternero muerto, mordido, que no está y «la vaca está bramando»... El lobo han vuelto a atacar. «Veinte terneros» hasta principios de mayo se llevó por delante, recuenta Antonio Canas, ganadero de Villardeciervos (Zamora). Zona de lobos, pero donde los problemas con el cánido se han multiplicado en los últimos años. «Horroroso. No te deja tranquilo por el miedo», resume la situación quien lleva «desde los 14 años» entre el ganado y ahora ve con penar cómo el canis lupus se ha convertido «en una gotera fuerte» sobre una ganadería con muchas las piedras en el camino.
Más de una vez ha pensando en tirar la toalla. Pero ya, con casi 49 años, «tenemos que aguantar los que no podemos ir a otro lado», asume a la vez que echa un vistazo por un entorno en el que cada vez son menos. «Ser ganadero en estas zonas se acaba», augura, «cansado, aburrido por la impotencia». De pequeño, recuerda, podían avistar algún ejemplar, porque «lobos siempre ha habido», pero ahora «se ven cuatro, cinco, seis...». Y no sólo por la noche, pues ya «ataca a cualquier hora». «No tiene miedo», apunta y recuerda cómo uno de sus trabajadores iba con el ganado y «el lobo venía a por el perro» y por más que intentaban ahuyentarlo se ponía a la espera intentando atacar. «Lo de ahora no es normal», lamenta sobre lo que califica de «plaga», a la vez que echa en falta ese control cinegético que sí había antes. «Matar a un lobo es casi más grave que matar a una persona», sentencia.
Reclama «controlar que no haya daños». «Que no quiten el pan de nadie», subraya Antonio, consciente de que «como mucho» percibirá algo «por tres, y no sé si lo cobraré» de todos los muertos. Clama contra una «burocracia». «A veces, encuentras un huesín», un ataque que cubrió la nieve, terneros que faltan sin rastro...
Con las ovejas, que también tiene, los mastines «sí funcionan», pero con las vacas en extensivo, en campo abierto, «no hay ninguna medida a no ser que estén encerradas», algo inviable, subraya, en este tipo de ganadería.
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