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El Pendón de Baeza ondea al viento 875 años después en honor de San Isidoro

La Colegiata acoge los actos de clausura del aniversario en León

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Los abades de la orden y de San Isidoro y el alcalde de León ondean el Pendón de Baeza Ical

ABC

LEÓN

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La Colegiata de San Isidoro de León ha acogido este martes 25 de julio la clausura del 875 aniversario de la fundación de la Muy Ilustre, Real e Imperial Orden y Cofradía del Milagroso Pendón de San Isidoro, conocida popularmente como la del Pendón de Baeza. El año de celebraciones se inició en la misma fecha, en coincidencia con en la festividad del apóstol Santiago.

Entre los actos programados no ha faltado la exposición y el tremolar del pendón de color carmesí, réplica del original, que se custodia en la Colegiata y que es la segunda bandera más antigua de España después del Pendón de Clavijo (del siglo IX, conservado en Astorga). Del de Baeza cuelgan las Medallas de Oro de Baeza, León y Villadangos del Páramo, así como un lazo azul celeste en recuerdo del Voto Inmaculista efectuado en 1663.

Los encargados de bandear el pendón -que ha pasado después a ondear en la muralla- han sido el abad de la Orden, Gonzalo González Cayón; el alcalde de la ciudad, José Antonio Diez; y el abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez, recoge Ical. El acto ha contado, entre otras autoridades y representantes institucionales, con la presencia del presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán.

Después del lucimiento del estandarte, San Isidoro acogió una eucaristía presidida por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, que a continuación fue nombrado caballero cofrade de honor de la orden. El programa previsto concluyó con una comida de clausura en el Hotel Real Colegiata.

Origen

El origen del Pendón de Baeza, entre lo histórico y la leyenda. se remonta a la reconquista de Almería de manos musulmanas emprendida por el rey leonés Alfonso VII en 1147.

Mientras el grueso de las tropas continuaba su camino hacia allí, el rey sitió Baeza (Jaén) y, ante su resistencia, invocó a San Isidoro, patrón de la capital leonesa. Según relata el cronista Lucas de Tuy, el santo se le apareció en sueños, a caballo, y le aconsejó que tuviera fe en la victoria, que llegó al día siguiente, el 25 de julio de ese año.

Tras vencer, el monarca ordenó bordar la 'milagrosa' enseña a las damas de su corte, y el 17 de febrero de 1148 se celebró esta fiesta por primera vez.

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