RUIDO BLANCO
Estamos llegando tarde
Sin su iglesia todos los pueblos serían el mismo; por eso Villaturiel llora desconsolado un hueco sobre los tejados
Comodín de la militancia
Vecinos de Villaturiel contemplan la torre derrumbada
No solo hay faros frente al mar. Hay faros en mitad de los páramos, en lo alto de las motas y encajados en los valles entre montañas. Hay cientos de faros en esta tierra añeja sembrados a voleo por los siglos. Al menos uno en ... cada pueblo, porque el faro de un pueblo es la torre de su iglesia. Con reloj, campanas, espadaña, cúpula o linterna. La torre define de manera única la silueta de todo el municipio siendo la antorcha identitaria que une, singulariza y hasta abriga una comunidad. Casi todo ha sucedido a sus pies, casi todo ha quedado marcado en sus piedras. Por eso soy incapaz de imaginar la sensación de orfandad que habrán sentido los vecinos de Villaturiel al ver desplomarse la torre de su iglesia. El derrumbe ha borrado esta localidad leonesa del paisaje. Sin su iglesia todos los pueblos serían el mismo; por eso Villaturiel llora desorientado un hueco sobre los tejados. Su torre de tapial, que se comenzó a construir en el siglo XVI, se ha hecho polvo el día anterior que comenzara la rehabilitación de urgencia para salvarla.
A veces llegar tarde es no llegar. Castilla y León tiene un patrimonio tan enorme que resulta complicado dar abasto a restaurar iglesias, apuntalar ermitas, remozar monasterios o sostener castillos. En la lista roja de la asociación Hispania Nostra la Comunidad Autónoma acumula más de cuatrocientos bienes patrimoniales en riesgo de desaparición. Es la autonomía con más elementos en peligro y una vez que desaparece el patrimonio se puede reconstruir pero jamás se podrá recuperar. Así que merece la pena el esfuerzo. El derrumbe de la cúpula de la Iglesia de La Vera Cruz de Valladolid con las obras de emergencia en marcha hace unos días y la mirada impotente de los vecinos de Villaturiel añorando su torre deshecha son una llamada de atención. La prevención en la conservación del patrimonio pero sobre todo no apurar cuando aparecen las humedades o las grietas resulta imprescindible para garantizar la supervivencia de un legado que tenemos la responsabilidad de dejar en herencia. Sin patrimonio perdemos el faro. Y estamos llegando tarde.