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José Jiménez Lozano: una despedida esperanzada
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El escritor envió pocos días antes de morir el libro que cierra su obra poética, 'Esperas y esperanzas', que ahora publica Pre-Textos
Poeta en marcha
![José Jiménez Lozano](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/27/libro3-RYxelMVigMyZA65THJUQXQM-1200x840@abc.jpg)
La emoción de tener en mis manos el libro de poemas póstumo -sólo en cuanto a publicación, ya que lo agavilló y envió a la editorial unos días antes de su muerte, por lo que en realidad constituye el cierre de su obra poética- de ... José Jiménez Lozano, 'Esperas y esperanzas', que ve la luz además dentro de la exquisita colección «La Cruz del Sur» de Pre-Textos, con el azul rabioso, primordial, de uno de sus adorados acianos en la portada, apenas atempera la pena grande de su fallecimiento, evocado dentro del propio libro, en el estremecedor poema «La tumba de mis padres», el lugar exacto («In Spe dice la leyenda») donde ahora yace en Alcazarén.
Casi a la vez ha aparecido, gracias a la obtención del XXII Premio Internacional «Gerardo Diego» de Investigación Literaria, y, curiosamente, en la misma editorial, el concienzudo y clarividente ensayo sobre su obra lírica de Raúl E. Asencio 'A la espera'. Es reseñable, de entrada, cómo, ya en el propio título y luego durante el desarrollo del estudio, recurre premonitoriamente a los dos sustantivos que Jiménez Lozano eligió para su manojo postrero de poemas. Asencio traza, después de abordar y desmenuzar en tres apartados el análisis sincrónico de la poética jimenezlozaniana, su visión diacrónica y al hilo realiza una exégesis pormenorizada, por lo menudo, de los sucesivos libros y las constantes temáticas, que en cierto modo 'Esperas y esperanzas' compendia.
Divide su obra en dos ciclos: el primero correspondería a los libros de poemas publicados durante el siglo anterior, «marcado por una concepción del paso del tiempo como devastación inenmendable, de la que se desprende un desengaño por la actualidad y una mirada pesarosa sobre la historia y sus acontecimientos herrumbrados por la sangre y la muerte». No se puede resumir mejor, a mi juicio, ese escalofrío que nos provocan los poemas de esta época. En el segundo período, desde el año 2000 al 2015, según Asencio, se pasa, grosso modo, de la devastación a la esperanza, son poemas en general orientados hacia la celebración de la vida y de la belleza. Coincide además con un giro oriental, como si su mencionada estética jansenista confluyese de manera natural con «el jardín zen de los haijin y la sobriedad de las estancias japonesas»; más bien desembocase, en «poemas breves, contemplativos y nominales», tipo jaiku, conformando una poesía sustantiva, ontológica. Pues bien, el libro que nos ocupa es una síntesis de ambas etapas.
«En la obra pueden espigarse algunos de los motivos recurrentes en su poesía»
Fermín Herrero
Ya el primer poema, «Sala de espera», sobre las prevenciones que debemos tomar ante el mundo, concluye con dos versos significativos del sentido general del pequeño volumen: pese a que «todos los trenes han pasado» y «no venía nadie en ellos/ni iban a ninguna parte», a pesar de todos los pesares existenciales, en una piadosa segunda persona, que es desdoblamiento del poeta, pero también invocación para el lector: «puedes esperar, si quieres/porque todavía te queda la esperanza». Sin duda, lo último que tenemos que perder. Que él nunca perdió.
A la espera (La poesía de José Jiménez Lozano)
![Imagen - A la espera (La poesía de José Jiménez Lozano)](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/27/libro1-U60835112218UCZ-224x330@abc.jpg)
- Raúl E. Asencio Pre-textos
Como decíamos arriba, en 'Esperas y esperanzas' pueden espigarse algunos de los motivos temáticos recurrentes en la poesía de Jiménez Lozano. Así, la celebración de la vida por encima de las miserias del trato humano y su reverso, lo elegíaco puro, la fugacidad e inconsistencia de la belleza y la juventud, representadas por Helena de Troya. La glorificación de la existencia, de todo lo creado, va unida a la invocación a la alegría, el deber de todo escritor según la admonición de su admirado Kafka, en poemas como «Inauguración en mayo», dirigido, como tantas veces, en la estela de Keats, al canto primero del cuco, regalo para el oído y heraldo de la primavera por los campos de Castilla; o en la alusión a sus proverbiales, kierkegaardianos «lirios del campo y pájaros del cielo» a cuenta de un «pajarillo volandero» muerto en junio de 2009, en virtud de la fecha que se inscribe a pie de verso.
Frente a la frívola vanidad del hombre, permea muchos de los poemas el humus religioso que fertiliza toda su obra y de alguno de ellos, caso del de una viejecilla asidua de una ermita o un mendigo que no llega a recogerse al «calorcillo de la estación del Metro», se desprende una piedad y una ternura que muy pocos poetas han logrado plasmar de una manera tan vívida y elocuente. Este llamamiento al consuelo, que sus versos nos transmiten de forma conmovedora, se realiza en otro poema a través de Boecio y lleva aparejada la sospecha de la peligrosa contingencia de los «pensamientos», de las ideas, en definitiva de su inutilidad.
Esperas y esperanzas
![Imagen - Esperas y esperanzas](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/espana/2023/03/27/libro2-U27766601150ile-224x330@abc.jpg)
- José Jiménez Lozano Pre-textos
Junto a media docena larga de poemas de la parte inicial del libro, que no lleva título, en los que arremete, de la mano de sus «amigos» Pascal, con su «caña seca», y el 'Eclesiastés', contra Darwin y los despotismos, Hegel o el Nietzsche forense de la presunta muerte de Dios, la segunda sección, titulada con guasa «Una coda épica», desvela la anomia moral de estos tiempos encanallados desde y tras los totalitarismos, cuya impronta en las sociedades occidentales Jiménez Lozano ha denunciado una y otra vez, dejando al descubierto sus mecanismos de infiltración, desde los personales a los burocráticos. Se pone en solfa la insustancialidad del mundo feliz del Estado de Bienestar, mediante una crítica a veces acerba, en ocasiones con 'mica salis', desde el espectáculo de los templos entregados al turismo, el de las calabazas huecas de Halloween o de un nuevo Edipo triunfador en un reality show a la situación de las enseñanzas medias o de la lengua española cuando todo quisque escribe como traducido del inglés. El pesimismo cáustico y la incorrección política me los imagino ahora, con el pesar de la imposibilidad física, tamizados por su mirada pilla y acuosa, de la que tanto pude disfrutar y que siempre identifiqué con la de las fotos de Josep Pla.
«El conjunto de ingente labor de escritura excede encasillamientos y etiquetas»
Fermín Herrero
Hace ya tres años que falta el maestro y está en otra luz más pura, por parafrasear aquella limpia y sentida elegía que dedicara Antonio Machado a Francisco Giner de los Ríos. Murió justo antes del encierro por la llegada de la pandemia, con casi noventa años, pero en plena forma intelectual y creativa, como demuestran el último tomo de sus diarios, editado también tras su muerte, y ahora su voz final en verso, 'Espera y esperanzas'. El conjunto de su ingente e intensa labor de escritura excede encasillamientos y etiquetas, es de tal profundidad y está, gracias a un pensamiento vertical en constante ebullición, tan bien apuntalada por todas partes, hasta por las más inesperadas, que impide no ya clasificarla sino incluso trazar sus límites. De la magnitud imperecedera de su obra, más bien una literatura, como Borges acreditara de la de Quevedo, sólo el tiempo, hasta ahora infalible, juzgará su alcance. A mi escaso entender, sin ningún género de dudas, a la altura del de los mejores, de aquellos con los que conversó -ya desde la escuela de Langa, su lugar literario iniciático tal y como aparece en un poema de este libro postrimero- a través de sus escritos y glosas, los que tuvo en vida por su familia y cómplices espirituales, antes de acompañarlos en la perduración de los clásicos.
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