Ruido blanco
Machado inédito
Todo artista debería tener el derecho a decidir sobre la totalidad de su legado
Madre patria
La encrucijada

Cuando se publican poemas inéditos e inacabados de un célebre escritor corro inmediatamente a romper las cuartillas inconclusas que quedan por mi despacho. Es un acto reflejo automático, de pudor innato y soberbia torpe, como si a alguien le fuera a interesar cuando muera lo ... no publicado por un vulgar plumilla de periódicos de inicios del XXI que estará bajo tierra pero todavía sorprendido por el lujo de haberles podido escribir semanalmente durante años. Encuentro poco que destrozar con saña y urgencia porque a los escasos de genialidad nos sirve casi todo y acabamos haciendo hoy artículos de aprovechamiento como guisos de fin de mes con las ideas que desechamos el domingo anterior.
La escritora e investigadora María Jesús Jabato acaba de presentar un libro que incluye un poema inédito de Antonio Machado ochenta y cinco años después de su muerte. Se titula 'Las viejas de Castilla' y no habla de ancianas ni de Castilla. Es un documento con versos alejandrinos por una de las caras y lo mismo con cambios en el reverso. Como reconoce la autora es un poema en construcción que Machado nunca terminó por alguna razón desconocida. No dudo del interés académico de poder colarse entre los andamios creativos machadianos con meticulosidad de forense de rimas rotas. Ni de la importancia literaria de ampliar la obra conocida de uno de los más grandes autores de nuestras letras, pero he de reconocer sentirme un mirón por la cerradura de la habitación de un Machado en pijama y sin sombrero. Un intruso en la intimidad voluntariamente escondida por el escritor hecha versos descartados quizá por considerarlos pobres, feos o toscos. Todo artista debería tener el derecho a decidir sobre la totalidad de su legado y como el arte es eterno y no se amontona junto a los huesos su obra difundida en vida es la única válida como herencia. De los riesgos de los manuscritos ya fueron conscientes muchos otros. Kafka dejó a Max Brod viñetas y textos inacabados con la orden de ser quemados, aunque su no tan leal amigo se negó y los publicó después de su muerte. La mujer de Nabokov tampoco obedeció a su petición de destruir la novela 'Laura' que finalmente su hijo hizo ver la luz pública, por rentabilidad, décadas después. Borges abandonó 'Los Rivero' porque se le alargó el relato y se acercó a una novela en la que no creía. Pues un infiel especialista en literatura hispanoamericana lo encontró y publicó corrigiendo las creencias de género (literario) del maestro. Esperemos que el bueno de Machado al ver publicado en las bibliotecas su fallido poema no se revuelva de la vergüenza. Sigo rebuscando en cuadernos viejos. Por si algún día los moscones.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete